martes, 30 de julio de 2019

Marathon Man (1976)


Título Original: Marathon Man

Género: Thriller

Director. John Schlesinger

Intérpretes: Dustin Hoffman, Laurence Olivier, Roy Scheider, William Devane

Nacionalidad: Estadounidense



Impresiones

Los thriller de los años sesenta tenían una variante que se me hace particularmente atractiva: la del thriller político. Bien es cierto que algunos de ellos estaban mejor sustentados en la realidad que otros, pero mirándolos detenidamente y sin dejarse llevar por conspiranoias me parecen un tipo de películas auténticamente gozoso.


Entre las más apegadas, como decíamos, a la realidad encontramos por ejemplo “Todos los Hombres del Presidente” (1976), inspirada en el entonces reciente caso Watergate. Hay otras que van más por libre y son ficción especulativa como “Los Tres Días del Condor” (1975), “El Último Testigo” (1974), “Acción Ejecutiva” (1973) o la película que nos ocupa en este artículo: “Marathon Man” (1976). Se supone que tras las tropelías de Nixon y pocos más de una década después del asesinato de Kennedy, había en el aire un aroma proclive a esta tipología de películas.



“Marathon Man” en concreto nos habla de la pervivencia de nazis en Sudamérica y Norteamérica, y los cambalaches que las naciones supuestamente democráticas tienen con ellos. La premisa se va concretando poco a poco, el inicio de la película nos ofrece una vertiginosa sucesión de acontecimientos que el espectador tendrá que ir acoplando según se vayan conociendo mejor los detalles. En su momento fue un éxito considerable, si bien hoy ese relumbrón sea algo menor.

Independientemente de esto “Marathon Man” nos oferta un ritmo prolongado y sin decaimientos; comenzando por el ya citado inicio hasta el emocionante final la película va al galope sin posibilidad de desviar nuestra atención de la pantalla. Además de  la peripecia propiamente “de espionaje”, hay un factor humano nada desdeñable que añade empatía hacia los personajes. Pienso sobre todo en el personaje de Babe (Dustin Hoffman), obsesionado pertinazmente por el suicidio de su padre veinte años atrás. La película no da puntada sin hilo y este evento además nos permitirá conectar con la caza de brujas y el Macartismo.



Babe Levy (Dustin Hoffman) es un joven universitario que prepara su doctorado y que recibe inesperadamente la visita de su hermano Henry (Roy Scheider). Esta visita y el comienzo de una relación con una tal Elsa Opel (Marthe Keller) serán la piedra de toque de una peligrosísima trama en la que Babe se verá angustiosamente atrapado y cuestionando todo lo que creía saber sobre las personas a las que quiere.

Vean, si no lo han hecho, “Marathon Man”. La intriga está llevada de forma admirable, habiendo momentos de genuina tensión.



Análisis

-Dirección: John Schlesinger se las compone para armar una conseguida sensación de intriga y mantener  un ritmo firme y continuo, de narrador bien dotado. El inicio es particularmente vibrante, con los suficientes sucesos como para ganar sin problemas nuestra atención. Madera de director ya tenía, recordemos que dirigió la pequeña maravilla de “Cowboy de Medianoche” (1969). En cualquier caso Schlesinger se hace eficazmente con los mandos de un thriller setentero y nos regala unas cuantas escenas bastante notables.

-Actuaciones: Siempre digo que el Laurence Olivier veterano es muy interesante. Pensemos en “La Huella” (1972), “Los Niños del Brasil” (1978) o, ya puestos, “El Rapto de Bunny Lake” (1965), aunque sea algo anterior. En “Marathon Man” se mete en la piel de un antiguo jerarca nazi que sale de su escondrijo en Uruguay para viajar a Estados Unidos con aviesas intenciones. La frialdad de su rostro, su diabólico rictus de maldad y la sordidez de sus acciones son  los propios de un villano de primera categoría. Esta contención maligna quizá sea el mayor logro actoral de la película.
Dustin Hoffman a veces bordea la sobreactuación, si bien los rasgos un poco histéricos de Babe se deben a lo traumado de personaje. Su actuación es en general enérgica; sabe contagiar al espectador la sensación de urgencia. Roy Scheider nunca decepciona y en su papel de hermano mayor de turbias actividades se mueve entre el misterio y la elegancia, dando un beneficioso empaque añadido a la película.

-Guion: El autor del guion, y de la novela que lo inspira, es el recientemente fallecido William Goldman (responsable también del guion de “La Princesa Prometida” -1987- o “Todos los Hombres del Presidente” -1976-). El tema, un tanto conspiranoico,  viene pintiparado para la época; al mismo tiempo las piezas van dejando paso a un enigma del que querremos saber más. Suele haber quejas señalando que hay abundantes cables y sueltos y que la faena no se acaba de rematar. Puede que sea más o menos cierto, pero no hay nada más fatigoso en un thriller que el exceso de énfasis. Cumple con el objetivo sacrosanto de toda historia: no aburre. De hecho, gran parte del metraje está cuajado de encrucijadas apasionantes. También deja en el aire alguna reflexión política.

Factura Técnica: No hay unos alardes muy remarcables, pero las escenas de acción están bien rodadas. La factura es muy clásica de un thriller de los años 70, y cuando toca recurrir a la intriga se las apaña bien para aportar inquietud. Buen uso de las travelling en varios momentos de persecuciones.

ZONA SPOILER

-El inicio de la película es delirante. No me digan que no es llamativo ese pique entre dos abuelos pasados de rosca. Es como una recreación de las II Guerra Mundial en las calles de Nueva York de los años 70.

-Unimos esto a la accidentada estancia de Doc en París y estamos enganchados aunque todavía no sepamos por qué. Son sucesos intrigantes para los que todavía no tenemos datos que los expliquen. Todo es calculadamente ambiguo.

-El personaje de Doc es el que está más sujeto a cambios y sorpresas (junto con el turbio agente doble Janeway). De él seguimos sabiendo cosas después incluso de muerto; lo más importante de todo, a qué se dedica.

-Políticamente deja algunas reflexiones críticas sobre la política de EE.UU. Babe está haciendo una tesis sobre la tiranía en Estados Unidos. Se citan varios casos y su director de la tesis menciona La Caza de Brujas. A Babe le pilla muy de cerca, su padre se suicidó durante aquel proceso. También, está el hecho de que el gobierno norteamericano colabore con Szell (Laurence Olivier), un antiguo jerarca nazi.

-Si les da miedo ir al dentista, ésta no es su película. La parte de la tortura dental realmente duele.

-Que Elsa también trabaje para Szell (todos en algún momento dado mienten a Babe) supone un duro golpe. Da la sensación de que todo el mundo conspira en contra de Babe.

-Me deja un poco despistado el rol que desempeña Janeway en todo esto. Sus reacciones, como en la casa en el campo, son un tanto extrañas.

-Tras el delirante duelo, con Szell, en un depósito de agua (con muy buen clímax). Babe sale al exterior destrozado. Ha dejado tras de sí un reguero de muerto, si bien nadie era del todo inocente. La sensación de soledad que transmite Hoffman en el último plano es increíble.

Escena Favorita

-Después del golpe de la muerte de su hermano, y una vez que ya se ha ido ya la policía, Babe está duchándose cuando escucha el ruido de alguien entrando en su casa. Ahora han venido a por él. A partir de aquí inicia una monumental y angustiosa de intriga que nos pondrá los pelos. Es un estilo casi “hitchcockiano”, en el que no se ve la amenaza tras la puerta pero vemos de sobra sus efectos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario