Título Original: The Philadelphia Story
Género: Comedia
Director: George Cukor
Intérpretes: Cary Grant, Katherine Hepburn, James Stewart,
Ruth Hussey
Nacionalidad: Estadounidense
Impresiones
Hubo una época en que las
comedias románticas eran inteligentes, ácidas y agudísimas a la hora de
analizar las relaciones humanas entre sí. En “Historias de Filadelfia” aparte
de reflexionar sobre las características de las relaciones personales, nos
encontramos con todo un entramado de deliciosos gags y estupendos diálogos
sobre las relaciones entre clases sociales. Por no mencionar una visión
completamente inmisericorde con la prensa del corazón, cuyos males son
ancestrales.
¿Funcionan los romances
transversales entre miembros de distintas clases sociales? ¿Se ha de perder
cualquier dignidad para llevarte un trozo de pan a la boca? ¿Hasta qué punto se
ha de ser compasivo con los defectos ajenos? ¿Se corresponde la grandeza de
espíritu con la riqueza monetaria? “Historias de Filadelfia” es una pequeño manual
donde se tratan de responder todas estas cuestiones. Es una comedia sofisticada
y no hace excesiva sangre, o al menos la hace de una forma inadvertida y sutil.
Tracey Lord (Katherine Hepburn)
es miembro de una acaudalada familia de Filadelfia que va contraer matrimonio
con George Kittredge (John Howard), un hombre que se ha ido haciendo a sí mismo
desde lo más bajo. Tracey tiene un carácter fortísimo, vanidoso y algo altivo.
Kittredge por su parte, aunque proviene del “pueblo” se nos presenta como un arribista
con la mente puesta más en la riqueza y en la alta sociedad que en su supuesto
amor por Tracy. Justo antes de la boda
C.K Dexter Haven, ex marido de Tracy,
urde un plan para sabotear la ceremonia en connivencia con la revista
Spy (una revista dedicada al cotilleo). Y aquí entran en juego Macauley Connor
(James Stewart) y Elizabeth Imbrie (Ruth
Hussey), dos periodistas que trabajan muy a disgusto para la susodicha revista.
C.K, en su plan, quiere usar los escándalos del padre de Tracey para conseguir
sus fines.
Hay otros componentes, algo
tarados, de la familia Lord. Por un lado tenemos a Dinah (Virginia Weidler), la
traviesa y algo insoportable hermana de Tracey; al veterano casanova del Tío
Willie (Roland Young) o al algo díscolo pero, pero solemne Seth Lord (John
Hallyday). El fresco conjunto nos enseña a una familia excéntrica y
autocomplaciente, lo que puede una enmienda a la plana a la alta sociedad
norteamericana de los años 40. Así con todo, Kittredge que tiene unos orígenes
humildes es un personaje antipático, trepa, egoísta; parece más enamorado de
entrar en la sociedad pudiente que de Tracey Lord.
La parte más sufriente, digamos,
de la clase trabajadora es la dupla de periodistas, Macauley y Elizabeth.
Particularmente Macauley deja bastante claro durante toda la película que está
muy a disgusto en su trabajo y no ceja de recordar a Tracey que hay gente
necesita ganarse el pan sudando. Sin embargo la relación en Macalauy y Tracey
no va ser siempre tan tensa e inocua. Todo este pequeño batiburrillo sobre
clases sociales es magnífico muestrario de las vilezas y méritos de cada una de
ellas y una especie de mirada sociológica, amena pero no ingenua.
Análisis
-Dirección: Cukor se mueve como nadie dentro de la comedia
sofisticada, acaso dentro de la sofisticación en general, y eso se nota en el
trazo firme con que “Historias de Filadelfia” está dirigida. Sin embargo nunca
rehúye la observación del natural para ir tomando apuntes y mostrar una
determinada visión, además de mostrar jarrones chinos y toda clase de suntuosa
ornamentación. El tema de las clases sociales, aparte de en “Historias de
Filadelfia, también sobrevuela “My Fair Lady” (1964) a su manera. Y si cogemos
otra comedia señera de los años cuarenta, como “La Costilla de Adán” (1949), no
es difícil ver numerosas menciones a la guerra de sexos. Cukor jugaba en liga,
actualmente poco competida, del divertimento, el romance y la reflexión.
-Actuaciones: La dupla Katherine Hepburn- Cary Grant funciona a las
mil maravillas. En realidad era una pareja de eficacia probada, vistas las
colaboraciones anteriores entre ambos: “La Fiera de mi Niña” (1938 y “Vivir
para Gozar” (1938). El maravilloso y chispeantes cinismo de Cary Grant produce
una reacción en cadena colosal con el carácter y la determinación de Katherine
Hepburn, en un maravilloso duelo deliciosamente ambiguo. James Stewart realiza
una labor maravillosa como escritor frustrado que ha de trabajar, muy a su
pesar, para la prensa rosa. Sus frases rebosan un ácido desencanto, pero
finalmente se verá atraída por la personalidad de Tracy. Este papel supuso un
Oscar para James Stewart. Cabe mencionar también el estupendo papel de Ruth
Hussey como Elizabeth, la compañera de fatigas de Macauley. Veladamente está
enamorada de él, pero no parece demasiado propensa a la melancolía; de hecho
varios de los comentarios más sarcásticos son de su personaje.
-Guion: Ya hemos presentado algunas de las preguntas que plantea.
La historia toma como base las relaciones entre las diversas clases sociales.
Nos cuestiona si realmente han de ser un componente esencial a la hora de
juzgar a una persona o si bien hemos de tener en cuenta, como se dice en la
película, la “grandeza de espíritu”. Nos presenta diferentes perspectivas de
las clases humildes: Kittredge quiere ascender socialmente aunque interiormente
desprecia el boato de las altas clases; Macauley Conor, por su lado, no
comparte la hipocresía de Kittredge y deja bien a las claras sus opiniones… lo
que no impide que se enamore de Tracey. ¿Han de ser las clases un obstáculo
insalvable?
También hay un exhaustivo repaso
a ciertos tipos personales en la película. Tracey es engreída, altiva y juzga
severamente las faltas ajenas, hecho que ha de pasarle factura. El tío Willie
es un crápula de mucho cuidado que, aunque retratado con gracia e incluso
cariño, es también es un exponente del conquistador viejo verde que fía su
éxito con las mujeres a su billetera. Sidney Kidd, el propietario de la revista
Spy, es una persona amoral al que no importa regodearse en su mequindad y jugar
con los trapos sucios de los demás. Si juntamos en total todos los escrutinios
que hace “Historias de Filadelfia” se obtiene un fresco social, divertido y
sagaz.
Factura Técnica: Sobresale la dirección artística y la elegantísima
ambientación. No es que se cambie mucho de decorado pero la belleza de la
ambientación es a veces casi ensoñadora. Por lo demás no hay grandes alardes
(ni se necesitan) para contar lo que se cuenta. Sin embargo es un lugar que nos
gustaría visitar.
ZONA SPOILER
-Las primeros compases de la
películas nos muestras, casi al estilo del cine mudo, como fue la relación
inicial entre Tracy y C.K. Hoy en días sería bastante políticamente incorrecta.
-El pobre Macaulay quiere ganarse
escribiendo y siempre está procrastinando el momento en que de portazo al
trabajo de la revista Spy. La buena de Elizabeth tiene un enfoque práctico y
piensa que más vale no tener el estómago vació que tener un repentino ataque de
dignidad.
-Cary Grant está absolutamente en
sus elementos. Elegante, seductor, gamberro, irónico. Destila una elegancia que
parece haberle sido entregada por derecho de nacimiento. El secreto está en que
sus personajes casi nunca son enteramente rectos, siempre hay una treta, una
divertida doblez. Vean si no el plan para irrumpir en la boda y sabotearla.
-El desdén entre clases al
principio es mutuo. Tracy y su ligeramente insoportable hermana pequeña tratan
de sabotear la labor de Macaulay y Elizabeth continuamente y no se molesta
mucho en disimular la altanería que siente respecto a ellos.
-¿Acaso el punto de inflexión sea
el encuentro en la biblioteca? ¿En serio a Tracy le emocionan tanto los cuentos
de Macaulay? Sea como sea Macaulay va a lo suyo y sigue la máxima de “con el
rico y el poderoso hay que ser orgulloso”, pero quizá no durante mucho tiempo.
-A la gente parece molestarle
mucho el carácter de Tracy. Casi todos la califican como “una diosa de bronce”,
como si siempre se mantuviera inalcanzable en su pedestal sin ser comprensiva
con los defectos humanos. Supongo que aquí de verse una enmienda a la
superioridad moral de Tracy, pero en realidad su fuerte carácter es una las
fuentes de su atractivo.
-El baile previo a la boda es la
parte mollar de la película. Ocurren todo tipo de cosas interesantes: la épica
borrachera de Macaulay, su rajada sobre los secretos de Sidney Kidd, y su
enamoramiento de Tracy.... Una serie de malentendidos empiezan a rondar la
mansión de los Lord. Principalmente el hecho de que Kittredge vea a Tracy y a
Macaulay volviendo de un baño nocturno en la piscina. C.K mientras tanto acude
a todo esto casi divertido.
-Y al día siguiente, claro, se
ponen todas las cartas boca arriba. La desconfianza de Kittredge (que deja ver
su cara trepa y codiciosa) da al traste con la boda; C.K culmina la reconquista
de Tracy; Macaylay pide matrimonio a Tracy, pero ésta lo rechaza.
-Sobre la escena de la boda. ¿Nos
quiere decir la película que las clases sociales no deben mezclarse? ¿Qué las
clases populares es mejor que no se casen con las excéntricas clases adineradas?
¿O que simplemente hemos de buscar afinidad espiritual independientemente de la
clase social y de ese modo lo natural es que Tracy acabe con C.K y Elizabeth
con Macaulay?
Escena favorita
-Aunque el romance entre Tracey y
Macaulay no llegue a buen fin, la escena del baile al borde de la piscina me
parece un deleite de romanticismo. Lírico, hermoso, pero a mil millas de
parecer curse. El encanto del cine clásico.
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