Título Original: Höstsonaten
Género: Drama
Director: Ingmar Bergman
Intérpretes: Ingrid Bergman, Liv Ullman, Lena Nyman, Halva Björk
Nacionalidad: alemana (de la RFA)
Impresiones
En contraposición a la semana
pasada, hoy traemos una película eminentemente seria, sesuda, e
introspectivamente desgarradora. La visión vital de Ingmar Bergman ha ido
siempre, con los debidos matices, de la mano de la angustia, de un gélido
desencanto vital. Habré de reconocer que mis primeros contactos con el sueco no
fueron satisfactorios y, durante algún tiempo, solía pensar que era uno de los
“clásicos” que menos me gustaba.
Hoy en día mi apreciación ha
subido bastante. El causante de ello es “Fresas Salvajes” (1957), la película
que hizo que mi negativa opinión inicial virase. Esencialmente sigo siendo un
aficionado esencialmente hollywoodiense, qué le vamos a hacer, pero ello no
está en contradicción con apreciar celuloide de cualquier latitud. Desde luego
Bergman no es un director inmediato, pero con un poco de paciencia podemos
llegar a familiarizarnos y apreciar su cine.
“Sonata de Otoño” es una película
que se cimenta sobre el dolor. En concreto sobre el dolor soterrado, enquistado
durante mucho tiempo. Para más inri es un dolor que ha engendro un odio que pugna
por salir a la luz. Hasta que lo hace. El campo de batalla donde se concreta es
en una relación materno-filial.
Charlotte (Ingrid Bergman, que
por cierto no tiene ningún parentesco con el director) es una famosa
concertista de piano que durante toda su vida ha priorizado su carrera sobre su
familia. Después de muchos años sin ver
a su hija Eva (Liv Ullman), ésta decide invitarla a pasar unos días a su casa
de Noruega. Allí vive con su hermana Helena (Lena Nyman), que está gravamente
incapacitada por una enfermedad degenerativa, y con su marido Vyktor que es un
pastor protestante. Muy pronto la tensión irá creciendo entre Charlotte y su
hija Eva, hasta convertir la visita en amargo cruce de reproches.
La película se verá encerrada en
su propio microcosmos, de tal modo que trascurre entera dentro de la casa de
Eva. Ese será el escenario de este doloroso encuentro, y nos dará una mayor
sensación de desazón al aumentarse la sensación de claustrofia.
Es una película dura pero
gratificante, que habla alto y claro de asuntos que nos pueden pillar muy de
cerca. También pone en solfa ciertos sobre institución familiar. Según decía
Tolstoi, todas las familias afortunadas se parecen, pero las desgraciadas lo
son cada una de una forma distinta. Nosotros nos encontraremos con una familia
desgraciada a su modo, pero fieramente humana. Si guardan algún recelo a
Bergman les animo a ir viendo su filmografía. Igual se sorprenden.
Análisis
Dirección: Sobriedad y solemnidad ante todo. Ésa es una marca de la
casa. Sin embargo, debajo bulle un drama de naturaleza desgarradora. Bergman
genera una atmósfera de tensa calma que poco apoco se irá cargando hasta
concluir en su inevitable zozobra. El espacio arquitectónico (osea, el único;
casi todo son interiores) está astutamente aprovechado. Bergman se sirve de
primeros planos para enfatizar la emotividad de sus personajes y dota a algunos
largos parlamentos de una gran viveza, a pesar de su estatismo.
Intérpretes: Quizá el punto fuerte de la película, que se basa en
gran parte en sus magníficas actuaciones femeninas. Ingrid Bergman se ganó una
nominación al Oscar encarnando a Charlotte, una madre distante, con dobleces,
con un sentido gélido de las relaciones humanas. La actuación de Liv Ullman
está igualmente maravillosa, se centra más en el rencor guardado y macerado
durante largo tiempo; su esencia consiste en abrir una espita de descontento,
pero lo hace de una forma notoria pero contenido. En general, no hay nada
sobreactuado a pesar de que el material pudiera dar pie a ello. Bergman se
encarga de buscar la expresividad de las actrices usando profusamente el primer
plano. Los parlamentos de Charlotte y Eva estallan enfrente del espectador,
como si nos interpelasen también a nosotros.
Lena Nyman haciendo de Elena
aporta una expresividad dramática y desesperada. El marido, interpretado por
Halvar Björk , es un personaje nimio. Apenas nos sirve como introducción a la
trama de la película y poco más, salvo una pequeña conversación con Charlotte.
Guion: Hacia algunas características teatrales, en el sentido más
aristotélico del término; es decir, en lo que se refiere a la unidad de acción
y de tiempo. La película apenas si se produce durante parte de un fin de semana
y siempre en la casa de Eva. Durante una etapa, digamos, a modo de prólogo
se nos va perfilando el resquemor entre
madre e hija en diversos pasajes: es muy interesante el fragmento en que Eva y
Charlotte interpretan ambas un preludio de Chopin. Ésa será una de las piedras
de toque de lo que está por venir. Todo, finalmente, se desata en una terrible
noche de insomnio. Asistiremos a uno de los mayores duelos dialécticos que yo
recuerdo en una película, ayudado aquí y allá de vez en cuando por algún
pequeño flashback. “Sonata de Otoño” se puede calificar como uno de los guiones
más “terrenales” de Bergman, lejos de la intrincada simbología de “Persona”
(1966) o las abismalidades metafísicas de “El Séptimo Sello” (1957).
Factura Técnica: Sobriedad y contención. Ya hemos mencionado el uso
de los primeros planos para el realce de la expresividad. Hay algo
inequívocamente nórdico en el ambiente, en la luz, en la fotografía. La luz de
velas aporta un aire ceremonioso e incluso elegante. La banda sonora es escasa
y se basa en la música de Häendel. Aparte de la interpretación de los preludios
de Chopin, claro.
ZONA SPOILER
-Es prácticamente imposible negar
las emociones negativas que se arrastran con nosotros. Charlotte y Eva no se
ven desde hace siete años, pero todo está abocado al enfrentamiento. De algún
modo es inevitable.
-La discusión madre-hija comienza
de noche, en una lúgubre intimidad. Charlotte, la madre, virtuosa pianista que
atendió más a su carrera que a ofrecer algo de calor a sus hijas. Una lesión de
espalda la obligó a parar durante un tiempo. Guarda gratos recuerdos de, p.ej,
un verano disfrutado en familia.
-Eva, la hija que guarda rencor a
una madre tan admirable como fría. Siempre lidiando con la soledad. Acomplejada
porque nunca alcanzará la excelencia artística de su madre y siente que ésta, a
su modo, se lo recrimina. De aquel
verano del que Charlotte guarda un bonito recuero, Eva guarda un recuerdo
pavoroso; todo era artificiosidad, fingimientos, secreta frustrción.
-Se introducen algunos flashbacks
que no interrumpen los pensamientos madre-hija, y dan un toque casi onírico a
algunas partes del film.
-Charlotte y Eva se desahogan,
pero tras una noche tan tormentosa es imposible que se queden juntas. Nada se
ha solucionado, todo sigue igual. Si acaso Eva, vuelve a sus remordimientos y
escribe una carta a su madre. Que no obrará, suponemos, efecto. Otros dolores
también permanecen: la muerte del hijo de Eva, la del compañero de Charlotte
(Leonardo)
Escena favorita
-Sería un abuso elegir toda la
noche de la discusión, así que me quedaré con su detonante. Charlotte está
entre sueños y en esa casi vigilia siente que alguien la está ahogando con un
almohada. Al momento descubre que no hay nadie y que todo es obra de su
subconsciente. Al no poder conciliar el sueño de nuevo baja al piso de abajo y
allí se encuentra a su hija. Al tormenta está a punto de estallar. Y todo ha
comenzado con un sencillo, inquietante e irreal gesto. Muy interesante.
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