Título Original: Nightcrawler
Género: Thriller Psicológico
Director: Dan Gilroy
Intérpretes: Jake Gyllenhaal, René Russo, Riz Ahmed, Bill
Paxton
Nacionalidad: Estadounidense
Impresiones
Una de las mejores óperas primas
de esta década. Me parece admirable cómo Gilroy capta la sensación de agobio y
de podredumbre moral a través de una excelente filmación de la noche.
Nightcrawler es una película nocturna, excelentemente fotografiada y causa de
perpetua inquietud. Porque de noche es cuando parece que salen los monstruos a
pasear, cuando más impunemente campan sueltas nuestras mezquindades. O al menos,
a efectos cinematográficos, así es.
Nightcrawler cumple la premisa
universal de cualquier thriller, una genuina capacidad de inquietar. También
cumple la de incomodar a través de los hechos, decididamente enfermizos, de sus
protagonistas. Nightcrawler nos cuenta la historia de Louis Bloom un personaje
del que, en principio, no sabemos nada pero al que acabaremos conociendo muy
bien (para nuestro disgusto). Louis es una persona, digamos, ambiciosa; quiere
obtener un trabajo y ganar pasta, y quién no, pero sus escrúpulos son más
escasos. De hecho, cada vez más escasos. Inicialmente le vemos robando cobre en
una construcción para venderlo a posteriori, dañando incluso a un guardia de
seguridad. Sin embargo éste será el menor de sus pecados.
Louis en una de sus travesías
nocturnas ve un accidente de tráfico y cómo unos sujetos con unas cámaras se
agolpan alrededor filmando de una manera casi carroñera. Louis, intrigado, se
cerca a ellos y le contestan que las televisiones se rifarán esas imágenes y,
por supuesto, pagarán una fortuna por ellas. ¿Por qué? Las imágenes escabrosas
y cruentas disparan las audiencias. Estos tipejos escuchan, mediante un
receptor, la emisora de la policía, donde se dice con mucha prontitud dónde y
cuándo ha ocurrido un atraco, un tiroteo, un accidente, etc. Así llegan antes
que la prensa. A Louis le gusta el concepto y se propone trabajar en lo mismo.
Poco a poco su malsana ambición, y seguramente su evidente sociopatía, le irá
introduciendo en mundo cada vez más truculento y aterrador.
Las películas, dicen muchos, se
benefician de la astucia y el magnetismo de los villanos. Nightcrawler tiene
pocos inocentes dentro sí, pero algunos malos (sobre todo Jake Gyllenhaal) son
tan insólitos, inteligentes y sobre todo tan bien interpretados, que acaban
ejerciendo un extraño un extraño atractivo en el espectador (recuerden lo que
pasaba con Hannibal Lecter). En cualquier caso Nightcrawler es una bofetada a
buena parte de la sociedad que come y digiere con fruición su ración diaria de
basura de violencia y morbo en la televisión. Y en lo que no es televisión. Es
una película sobre los mirones, sobre los cotillas de la violencia. En ese
aspecto me recuerda a, p.ej, “Asesinos Natos” (1994) o “Tesis” (1995)”. También
hay algo de parodia, de farsa, que se nos hace presente a través de la
exageración grotesca, esperpéntica. En cualquier caso, dense un paseo nocturno
por Los Ángeles en compañía de Louis Bloom. Cuidado con lo que se encuentren.
Análisis
Dirección: Dan Gilroy debuta de forma muy notable. Narra sin
concesiones la decrepitud moral de un hombre en concreto y de la sociedad en
general. Su estilo se muestra tenso e inmisericorde, sin ignorar el fondo de
sátira; hecho, éste último, que se incrementará en “Velvet Buzzsaw” (2019), su
última película (una producción para Netflix). Gilroy ha demostrado talento
para inquietar y bucear en rincones turbios sin renunciar a hacer películas que
puedan hacer buena recaudación. Aunque “Nightcrawler” es su mejor película de
largo, hasta el momento. Todavía tiene mucho futuro.
Interpretaciones: Uno de los principales activos de “Nightcrawler”
es la espléndida actuación de Jake Gyllenhaal. Detalles físicos aparte, como
esas cejas que le han asignado, su personaje llega a dar no solo grima, a ratos
da miedo. Hay una expresión en su cara de locura, de extravío y peligrosidad
realmente alarmante. Y lo mejor de todo es que pone una brida a esa locura, la
contiene de tal modo que no sabemos cuándo va estallar (si es que estalla) y
así amplifica la intriga. Gyllenhall hace una actuación osada, pero en ningún
momento pierde el control, por mucho que ronde la sobreactuación.
A destacar también a René Russo,
representante en este caso de la codicia del mundo de la televisión y de la
lucha sin escrúpulos por la audiencia. Mucha más sobria que Gyllenhall pero no
exenta de un cinismo igualmente perturbador. Su relación, fluctuante, con Louis
será un detalle a tener en cuenta en la película. Por su parte Riz Ahmed cumple
como ayudante del personaje de Louis, basculando entre la complicidad y el
victimiso.
Guion: Es un guion que nos interpela a nosotros, espectadores. Más
allá de la falta de escrúpulos y de empatía de Louis, lo cierto es que su
producto visual se paga bien y tiene éxito en televisión. Lo cual dice muy poco
de la sociedad que pretende reflejar “Nightcrawler”. Las audiencias aumentan al
ritmo de lo escabrosas sean las imágenes. El progresivo triunfo de Louis
significaría nuestro fracaso como sociedad. Ahora bien, eso no significa que
individualmente Louis no sea un sociópata. De hecho lo es, y su siniestro
trabajo da rienda suelta a una profunda misantropía. En cualquier caso se trata
de un guion lúcido e inteligente y, a ratos, incómodo. No tiene grandes golpes
de efecto, pero sí momentos realmente epatantes.
Factura Técnica: “Nightcrawler” tiene una excelente fotografía
nocturna, elegante e inquietante a un tiempo. La oscuridad acaba convirtiéndose
en el hábitat de los personajes. En su estética, salvando las distancias, la
han asociado a películas como “Drive” (2011) o “Taxi Driver”. Las persecuciones
y escenas de acción no son un pegote y quedan bien. La música de James Newton
Howard sin ser nada del otro jueves tiene algunos pasajes inquietantes. Muy
solvente, la película, en las atmósferas viciadas.
ZONA SPOILER
-La presentación de Louis es
breve y concisa. Roba cobre de una obra, por la noche claro, agrede a un guarda
de seguridad, y lleva un modo de vida bastante al margen. Hasta que se topa con
un accidente en la carretera y decide parar…
-No es mala cosa que no se
psicoanalice a Louis ni que sepamos muchos de él. Realmente sabemos muy poco de
él en lo que a orígenes se refiere. De ese modo Louis se convierte en un
arquetipo, en un personaje símbolo de nuestras ambiciones y motivaciones más
truculentas.
-En la parte paródica podemos ver
las frases de Louis que parecen sacadas de un manual de recursos humanos
wikipédico o algo así. También se nos dice que aprende rápido a través de
internet. Es decir, también está aislado en virtud de la tecnología. Es fácil
imaginárselo enchufado al ordenador y sin contacto humano.
-La trastienda de las emisiones
de este tipo en las cadenas es casi tan aterradora como las salidas nocturnas.
René Russo aprueba la emisión de la más vil casquería con tal de subir datos de
audiencia. Su personaje es un depredador, pero también es una víctima de Louis.
-Y es que Louis es un manipular
de primer orden. Véase la escena de ambos en el restaurante o las leoninas
condiciones que posteriormente impone para seguir suministrando vídeos.
-En cuanto vemos al ayudante de
Louis casi sabemos que algo con él no acabará bien. Demasiado “blando” para tan
sórdido trabajo. Lo que no imaginamos es el aterrador final que le espera por
obra y gracia de Louis
-Y al final Louis acaba montando
su propio chiringuito con varios ayudantes recorriendo la ciudad por la noche.
Que semejante sujeto triunfe es una bofetada que Dan Gilroy nos sacude a todos.
Escena Favorita
-La grabación y posterior emisión
del asesinato múltiple en la mansión es una de las imágenes más impactantes que
recuerde en los tiempos modernos cinematográficos. Un compendio de la
brutalidad de los asesinos y de la mezquindad de Louis y de la cadena de
televisión. Es un recorrido por un museo de los horrores que nos obliga a
contener el aliento. Esta escena es el epítome de la película, su resumen
contundente y concienzudo.
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