domingo, 4 de noviembre de 2018

Visita al Cine: Bohemian Rhapsody (2018)


Título Original: Bohemian Rhapsody

Género: Drama, Biopic.

Director: Bryan Singer/Dexter Fletcher.

Intérpretes: Rami Malek, Joseph Mazzello, Ben Hardy, Gwilyn Lee.

Nacionalidad: Británico-estadounidense.



Impresiones

Este post es especial. Es la primera vez que comento una película de estreno, toda vez que mis mermas físicas dificultan mucho mi asistencia a las salas. Quizá a no tardar mucho se invierta la tendencia, pero de momento es lo que hay. Lógicamente el análisis es más espontáneo, más a vuela pluma, que en otros casos. Posiblemente a lo que vaya escribir le falte alguna digestión o meditación más, pero al fin y al cabo hay críticos profesionales por doquier que a velocidad ultrasónica tienen que emitir dictamen. De modo que allá voy.


Mejor cuento la experiencia en su conjunto. No todo fue cine; la tarde de viernes incluía un programa completo y sumamente alimenticio a base de quedada para comer en una pizzería y después, pesando de dos a tres kilos más, dirigirnos al cine. Los contendientes: Víctor Prats, José Antonio Sánchez, su amigo Miguel Ángel Molina y yo mismo.



La primera fase por lo tanto fue gastronómica. Lo buenos de estos preliminares es que los solemos alargar como a unas tres horas, lo que da bastante margen para deglutir y hablar desahogadamente. Y hubo buenos momentos de parla cinéfila, que lo mismo iba de las expectativas de “Bohemian  Rhapsody”, a los “Cazafantamas” o a… “Kárate a Muerte en Torremolinos” (sic).  Lo que se dice una buena sobremesa a base cine, risas y carbonara.



Nos dan las 18:00 h y partimos al cine. En este punto tengo que dar las gracias a Jose Antonio por habernos acercado en coche hasta el lugar en cuestión, ahorrándome un viaje en taxi que hubiera sido indispensable por mis problemas físicos. Llegamos, solventamos el pequeño ritual de las entradas, etc y nos aposentamos en la sala. Y aquí por fin hablamos de la película.

Me llama un poco la atención la separación que, en líneas generales, está habiendo entre crítica y público. Si observan algunas páginas de puntuación popular de películas podrán comprobar que en Filmaffinity “Bohemian Rhapsody” alcanza (en este instante) un 7,7  y en IMDB un 8,4. Es decir, podemos entender que a la gente le está pareciendo una película de notable a notable alto. Sin embargo las críticas profesionales están siendo mucho más mixtas; del mismo modo encontramos amables beneplácitos que vomitonas propias de un cólico agudo. 

¿A qué se puede deber? Pues verán, se me ocurre que la crítica ve la película principalmente con el raciocinio, la materia gris y el escalpelo de cirujano. Por otro lado el público, acaso con un alto porcentaje de fans de Queen, apela a otros órganos; al corazón, a la sangre al galope y a los pulmones plenos de aire.

En caso de que esta división de pareceres sea válida, yo me encuentro entre los segundos. “Bohemian Rhapsody”, independientemente de otras virtudes, es una película apasionada, enamorada del talento de sus personajes (Freddie Mercury el primero, claro) y está lejos de ser (al menos a veces) una disección objetiva; más bien es una carta de amor a Queen y su, digamos, universo. Con matices; no escatima tantos rincones oscuros como se dice, pero al final la película siempre acaba desembocando en un “Show Must Go On”. ¿Y saben qué? Eso me ha gustado. “Bohemian Rhapsody” me ha zarandeado, apisonado, elevado y vuelto a dejar en la butaca con una facilidad pasmosa. 

La pega quizá es que para disfrutarlo en toda su barroca plenitud tienes que ser, al menos, un poco fan de Queen. Entonces la película si te volará la cabeza. Biográficamente la película cuenta lo que quiere contar, y escatima algunas épocas, pero nunca olvida ni la mística ni la leyenda. Y ya saben lo que decía John Ford, entre la realidad y la leyenda escoge siempre la leyenda. Además hay una corriente verista, que yo no comparto, que siempre confunde las películas con Informe Semanal. Metodología que a veces se aparta de la idea misma de cine.

Desde el punto de vista musical hay algunas imprecisiones, eso sí, y para alguien no versado en Queen puede ser un poco difícil seguir el hilo; aparte de por algunos anacronismos, se mencionan más canciones sueltas que discos enteros (salvo uno en concreto). En algunos pasajes, además, la película va un poco a salto de mata. La gama de canciones es lo suficientemente variada y contundente como para satisfacer los paladares más variopintos, sobre todo si se trata en materia de hits. No hay muchas referencias, digamos, a rarezas o canciones que no fuesen hits salvo alguna canción del Queen (1973) y del Queen II (1974). 

El conjunto de actuaciones musicales de Queen recreadas y sincronizadas con la música original es copioso y hecho con empaque, en no pocos momentos me entraron ganas de levantarme y aplaudir como si estuviese retrospectivamente en un concierto de Queen. También hay unas cuantas explicaciones sobre como nacieron unos cuantos temas, algunas curiosas y edificantes, si bien no sé si lo narrado es estrictamente fiel a la historia o es una feliz construcción.

Decía en el anterior párrafo que en algunos momentos dan ganas de alzarse y dar palmas, y de un modo instintivo, visceral e intuitivo creo que no hay mejor halago. Discutida y discutible (como cualquier obra de creación), creo que el hecho de salir henchido y revitalizado de una sala de cine es más un logro que no una simple ración de condescendencia. Merece la pena, esa es la conclusión de nosotros cuatro tras salir de la sala, y no siendo todos fans acérrimos de Queen conseguir esa unanimidad no es fácil. También estuvimos todos de acuerdo en el tono elegante y respetuoso del film. Digna, por lo tanto, de verse. ¿Qué es una película para fans? Pues bueno, pues vale, pues me alegro. Yo compro.

Análisis

Dirección: Un apartado problemático que, afortunadamente, ha tenido menos influencia de la que yo creía. En principio el director iba a ser Tom Hooper (director de “El Discurso del Rey” -2010- o  “Los Miserables” -2012-) Realizador por el que no tengo una gran devoción, toda vez que usa unos movimientos de cámara que pretender más protagonista que los propios actores. Después la tarea recayó sobre Bryan Singer, un director bastante apañado y que siempre será recordado por sus películas de culto “Sospechosos Habituales” (1995) o “Verano de Corrupción” (1998) y por varias películas de los X  Men. Es un buen artesano con unas buenas dotes narrativas. ¿Hasta dónde se nota eso en “Bohemian Rhapsody”? Difícil de decir; cuando quedaban un par de semanas de rodaje fue despedido y sustituido por Dexter Fletcher, recordado en su faceta de actor por salir en “Lock And Stock” (1998) haciendo de Soap. Suponemos que la mayor parte del mérito de la dirección ha de caer en Singer, aunque es difícil de decir que segmento no es el suyo. La narrativa es clásica y fluida, capaz de mantenernos dentro durante más de dos horas, y con un amor por la música en directo notable. No solamente se han salvado los muebles sino que hay cierto mérito en la ejecución.

Actuaciones: Es muy interesante examinar el reparto. En el aspecto físico el parecido entre el reparto y la banda original es bastante notable. Probablemente el mayor parecido sea el de Brian May (interpretado Gwilym Lee), pero los de Roger Taylor (Ben Hardy) y John Deacon (Joseph Mazzello) también son muy similares. A Freddie lo interpreta Rami Malek, conocido sobre todo por la serie Mr. Robot, cuyo aspecto también da el pego. Uno de los comentarios que hicimos al salir es que su complexión física es un poco menor que la de Freddie. En un principio el actor elegido era Sacha Baron Cohen, acaso con un físico más acorde pero no superior en virtudes actorales. Su aproximación a Freddie Mercury hubiera sido probablemente más gamberra, más extrema, pero no creo que sea cuestión de echar de menos ese enfoque.

Lo importante de este apartado, más allá de si los actores se parecen o no, es analizar las virtudes interpretativas.  Rami Malek ha hecho un trabajo restallante como Freddie y nos ha dejado entrever no solamente las enormes virtudes del músico sino también sus pequeñas infamias. El resto de las actuaciones son bastante correctas, aun siendo inferiores a la de Malek. Destacaría también a Lucy Boynton como Mary Austin.

Guion: Como nos solemos guardar muchos detalles para la zona spoiler, daremos unas indicaciones sin más. Como decíamos a “Bohemian Rhapsody” se le echa en cara no sumergirse demasiado en asuntos un tanto más polémicos como la homosexualidad o el SIDA. Niego la mayor, se hace de una manera sutil, discreta, pero clara y diáfana para cualquier entendimiento medianamente atento.

Si esperan sordidez y tragedia desde luego esta no es su película; lo cual no significa que no muestre el lado menos luminoso de Freddie Mercury. Vemos a un artista engreído, solitario, perdido e incluso no exento de crueldad en momentos puntuales. En líneas generales creo que la abundancia en la sordidez no significa que el análisis sea más minucioso. Podría achacar, eso sí, un ritmo a diferentes velocidades en diversas partes de la película. Los hechos del inicio van a una velocidad quizá alta en exceso, como si la historia prefiriese priorizar en eventos posteriores. Decisión razonable, con una vida tan larga como la de Queen es necesario priorizar. En líneas generales teniendo en cuenta lo que subraya y cómo lo hace, no es mal guion; sabe manejar la pasión de la gente.

Factura Técnica: Señora y señores, la música. La relevancia musical es altísima; desde su vertiente gráfica, la recreación de los conciertos, la gestualidad de la banda, y el desempeño sobre el escenario es maravilloso. Los actores han asimilado movimientos y tics musicales propios casi de músicos profesionales y la filmación es estupenda. Destaca el montaje que intercala a los planos generales con los primeros planos de los artistas y del público. Hay algo vivo, algo que va más allá de la simple imitación de un DVD en directo. Por cierto, magnífica la reconstrucción digital de la parte de Wembley. Las canciones seleccionadas son estupendas, hits en su mayoría, aunque su cronología es a veces confusa (cuando no errónea). Sin embargo es la música original de Queen adaptada a la película. Música de Queen, ¿comprenden? Una maravilla. Por si acaso alguien ve estas líneas sin haber visionado la película y quiere completamente virgen al cine, pongo un resumen de lo que suena en el primer párrafo de la zona spoiler. Que empieza ya.

ZONA SPOILER

-Música que suena (un extracto): “Doing Allright”, canción que data de la época de Smile e incluida en el disco Queen (1973), “Seven Seas of Rhye” en la versión con letra del Queen II (1974), “Fat Bottomed Girls” que aparece desubicada; es una canción del disco “Jazz” (1978) que en la película aparece unos cuantos años antes. Suena también “Killer Queen”, su primer éxito.  Cómo no, “Bohemian Rhapsody” es la canción más mimada de la película. Se menciona a “You’re My Best Friend” y hay cierto cachondeo con “I’m in Love with my Car”. “We Will Rock You” también está desubicada, según los carteles de la película se graba en 1980 cuando en realidad pertenece al álbum “News From the World” (1977). También se describe el momento fundacional de “We Will Rock You”; “Love of My Life” tiene momentos de gran importancia relacionados con Mary Austin; el vídeo de “I Want to Break Free” aparece sugerido acertadamente como fuente de polémica. También están por ahí “Somebody to Love” y, en uno de los momentos más emotivos con “Who Wants to Live Forever”, etc, etc.

-La parte más importante en este apartado son los minutos finales de la película, los correspondientes al concierto de Queen en el Live Aid. La actuación en la realidad fue más larga, pero aquí se incluyen (en tomas en directo): “Bohemian Rhapsody”, “Radio Ga ga”,  “Hammer to Fall” y “We Are the Champions”. Es ver cómo el conjunto actoral replica físicamente la actuación y el resultado en una sensación extática, lujuriosa, catártica. El espectador es impelido a levantarse y a aplaudir. Previamente se nos ha señalado el evento como un momento importante, no solo por las innegables virtudes solidarias, sino como el culmen de la reconciliación y despegue de Queen nuevamente como grupo. Las caras del público y de la banda, mientras dura la actuación, es de un asombro maravillado y emocionante.
-No entiendo muy bien las objeciones de Roger Taylor a “Another One Bites the Dust” de John Deacon por ser “música disco”. En el disco “Jazz” él mismo había compuesto “Fun It”, un auténtico antecedente de la canción de su compañero.

-No es película no es tan condescendiente con el espectador como se está haciendo ver por algunos críticos. No elude el temperamento difícil, a veces incluso la lacerante de su carácter ni su ego del tamaño de tres continentes, su sensación de aislamiento del mundo real, su vergüenza ante los orígenes de su familia, sus relaciones tóxicas o sus decadentes caídas en el vicio. Y los temas referentes a la homosexualidad o al SIDA están ahí, negarlo sería mentir. Otro caso en la intensidad con la que se incide en ello. Téngase en cuenta también que la línea que separa el dar fe de manera notarial y el morbo es a veces muy fina.

-Por los primeros años de Queen, la película va un poco al galope. Hasta la grabación del “A Night at the Opera” no se detiene ni un momento. Pasa por alto algún tema importante como la hepatitis de Brian May, si bien no obstante es cierto que ante la cantidad de eventos es necesario priorizar. Y ciertamente los comienzo de los ochenta son más cinematográficos que las épocas anteriores.

-Sentimentalmente es una película compleja. Su relación con Mary es muy ambigua; de un amor que parece sincero se da paso a una hermosa e inquebrantable amistad de intensidad realmente esencial. Paso a paso Freddie va descubriendo su sexualidad, lo que le llevará a relaciones tóxicas (como con Paul Prenter, el “Yoko Ono” de Queen) o a otras benéficas y duraderas como la que mantuvo con Tim Hutton. En cualquier Mary siempre aparece como un ángel de la guarda que finalmente acaba haciendo ver a Freddie muchos de sus desatinos.

-No soy para nada amigo del melodrama azucarado y sin tiento, pero la escena de la confesión de la enfermedad a sus compañeros de banda y el ulterior abrazo sí me emocionan un poco. Me debió pillar flojo.

-Un detalle interesante sobre el funcionamiento de una banda. Cuando Freddie “deserta” y graba su álbum en solitario, “Mr. Bad Guy”, confiesa que nadie le llevó la contraria en el estudio, todos eran obedientes y lacayunos a su alrededor; sin embargo en Queen había auténticas discusiones que a la larga beneficiaban el resultado final. Freddie reconoce plenamente el papel de sus compañeros.

Escena favorita

-El concierto del Live Aid es, como poco, espectacular. Y si nos ponemos exquisitos realmente glorioso. Son unos minutos inmensos, recreados con una fuerza imbatible. Todo un escarmiento para los grupos chirles y cobardes que tocan mirando al suelo. Esto es rock and roll, coño.

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