martes, 20 de noviembre de 2018

La Fuga de Logan (1976)


Título Original: Logan’s Run.

Género: Ciencia Ficción.

Director: Michael Anderson.

Intérpretes: Michael York, Richard Jordan, Peter Ustinov, Jenny Agutter.

Nacionalidad: Estadounidense.



Impresiones

Esta película, otros lo notarán también, lleva dentro de sí el sabor de los films de sobremesa de la niñez. A finales de los ochenta era habitual encontrarse con pequeños tesoros televisados al comienzo de la tarde. Exacto, estábamos lejos de sufrir el acoso y derribo de miríadas de telefilmes alemanes (dirija quien dirija RTVE me da que esto no va a variar) o de otras hierbas cinematográficas.




Antes de nada; la película es kitsch. Mucho. Y ya sabemos que “kitsch”, es la forma guay y diplomática de decir “hortera”. El diseño de producción incluye ciudades futuristas que parecen una mezcla de centro comercial y discoteca, trajes con más colorines que toda la paleta de Dalí e ingenios mecánicos que ya nacieron siendo retrofuturistas. Y sin embargo, me gusta. Es entrañable, casi achuchable. Es la ciencia ficción, estilísticamente hablando, no solo anterior a las “space opera” de Star Wars, sino también a la perfección espacial de Kubrick.



Y además la historia tiene su interés. Nos encontramos en el siglo XXIII, en una megalópolis cerrada completamente al mundo exterior donde los habitantes pueden gozar de toda clase de placeres hedonistas. No hay más que ver sus atuendos, o algunos servicios que se prestan, para darnos cuenta de que se trata de una época de deleite sensorial; una utopía de gente guapa y afortunada que parece vivir sin preocupaciones y con disipación.

Sin embargo, como en toda distopía digna de su nombre, no todo es brillante, colorido y sensual. Al llegar a los treinta años, la población ha de someterse a un extraño ritual llamado “Carrusel” donde tiene la oportunidad de “renovar” su vida o, pura y llanamente, morir. Logan 5 (los apellidos son números, los humanos ya no nacen del vientre de la madre) es un vigilante que se encarga de apresar, o eliminar, a los que quieren huir de la ciudad, y de paso de su destino, sospechando que lo del Carrusel es una filfa con nulas oportunidades de supervivencia. Un día Logan 5 (Michael York, por cierto) recibe la misión de infiltrarse dentro de una organización que prepara huidas  y conseguir cierta información. La misión lo lleva a conocer a Jessica 6, miembro de la organización clandestina que ayuda a los fugitivos. Como la misión es secreta, y solamente la conoce el propio Logan, pronto levantará sospechas en su amigo Francis 7, otro vigilante.



Hay un elemento ominoso en la historia, que infunde inquietud, y es el control total de las autoridades sobre la vida y el tiempo que les queda a los individuos. Todos los habitantes de la magalópolis llevan un pequeño dispositivo de cristal en la mano que, en función de su color, indica la edad de su portador. Así, por ejemplo, el color rojo indica la proximidad a los treinta años y por lo tanto la proximidad del Carrusel. Otra característica más o menos común de la ciencia ficción clásica es el hecho de que la clase gobernante sea maquinal; una computadora para ser más exactos, tan perversamente racional que sus directrices son contrarias a la extensión de la vida humana. El tema de la superpoblación, visto lo anterior, es uno de los temas principales de “La Fuga de Logan”.
Disfruten de los colorines y las maquetas, hay algo genuinamente encantador en ello. Aunque aniden ideas siniestras.



Análisis  

Dirección: Dirige Michael Anderson. Un auténtico currante del cine, envuelto en mil batallas y géneros. Entre su filmografía se recuerdan películas tan dispares como “Orca, La Ballena Asesina” (1977). “Las Sandalias del Pescador” (1968) o “La Vuelta al Mundo en 80 días” (1956). A Anderson se le nota buena mano para el cine de entretenimiento, sabiendo ser un eficiente narrador. Acaso haya algo de la ciencia ficción serie b de los años 50 trasplantada a los presupuestos estéticos y temáticos de los años 70. No es para lucirse, pero Anderson hace un buen papel.

Actuaciones: Pues que quieren que les diga, servidor se queda con Peter Ustinov aunque su personaje sea secundario. Consigue dotarle de una bondad excéntrica y entrañable. Ya veterano de la interpretación, aún le llegaría la bicoca de interpretar a Hércules Poirot dos años después en “Muerte en el Nilo” (1978). Michael York como héroe de acción da más o menos el pego, aunque sin salirse; algo demasiado común en él, tuvo un momento brillantísimo con “Cabaret” (1972) y “Asesinato en el Orient Express” (1974), pero su carrera en líneas generales ha sido irregularísima. La presencia de Jenny Agutter me es muy simpática, aparte de encarnar a un personaje femenino inteligente e indómito. Tiene varios papeles en el cine de género; destaca la estupenda “Un Hombre Lobo Americano en Londres” (1981). En general el soporte más importante de la película no son las actuaciones, no hay destrozos pero tampoco maravillas.

Guion: Aislando convenientemente la avalancha setentera de imaginería kitsch (que hasta puede tener su encanto) la película apunta temas más serios de lo que pudiera parecer. Se apunta al tema del exceso de población como fuente de conflictos o el dominio tiránico de una inteligencia artificial sobre el género humano. Pero también vemos a una sociedad juvenilizada, absorta, inconsciente, presa de unos placeres alienantes. Ante ello antepone la bravura de los fugitivos, renuentes a su destino, bravos luchadores. Quizá la carga filosófica se presente a veces de forma un tanto naif, pero con chispa finalmente. Se inspira en una novela escrita por William F. Nolan y George Clayton Johnson.

Factura Técnica: Pues un milennial, o incluso el padre de un milennial, pueden troncharse de risa con algunos elementos de la factura técnica. Es cierto que el aspecto es anticuado, pero siento una querencia entrañable por los efectos especiales tan básicos y artesanales; de algún modo dejan que la imaginación sea más partícipe. Y además es una técnica idiosincrática, muy reconocible; a diferencia de otras puestas en escena más costosas. Maquetas, láseres casi de juguetes y algunos ropajes que… En fin, no se asusten y vean.

ZONA SPOILER

-La película no se corta en usar cierta simbología religiosa. De momento tenemos el ankh, símbolo con muchas implicaciones espirituales que comienzan en el antiguo Egipto. Por no mencionar el presunto refugio que Logan debe descubrir, y que se llama Santuario. También tenemos el tema de la especie de reencarnación que falsariamente promete el Carrusel.

-El atuendo femenino de la megalópolis parece sacado de un programa subidito de tono de la TV de la Transición.

-El diseño de algunos personajes como el robot Box es… inefable. Parece un poco un disfraz de Halloween venido a más, y aun así me da algo de mal rollo. Eso de preservar a las personas congeladas y hacer estatuas de hielo no me dirán que no es poco siniestro.

-Las imágenes en exteriores tienen su aquél. Me parece muy curiosa la imagen de la ciudad de Washington arrasada y con aspecto post apocalíptico. La superpoblación debió de ser un desastre de magnitudes colosales. Miren como quedó la Biblioteca del Congreso.

-Una de las imágenes más logradas es la especie de telepatía informática que trata de sonsacar las respuestas directamente de la mente de Logan. Como no computar que no hay Santuario, pues todo se va al carajo. Eso sí, el final es un poco precipitado.

Escena Favorita

-El encuentro con Peter Ustinov me parece un buen momento. Una humanidad infantilizada se encuentro con un eslabón ancestral, último depositario de muchos de los usos y costumbres de la antigua humanidad. Y Peter Ustinov es Peter Ustinov.


No hay comentarios:

Publicar un comentario