Título original: Charade
Género: Intriga
Director: Stanley Donen
Intérpretes: Audrey Hepburn, Cary Grant, Walter Matthau ,
James Coburn.
Nacionalidad: Estadounidense.
Impresiones
Para que lo vayan sabiendo. Me
encanta el cine de entretenimiento; evadirme en una torre de marfil; divertirme
en el sentido más lúdico posible. Me gustan mucho los directores tramposos y un
poco tahúres, siempre que sus argucias estén bien hechas. Son estupendas las
películas elegantes y estilosas, con un glamour medido y embriagador. De todas
estas premisas se sigue que me encanta “Charada”, portadora de todas las
características que acabo de señalar.
Y si encima “Charada” tiene
órganos vitales “hitchcockianos”, sin caer en una burda copia, el amor es ya
frenesí. Ciertamente gran parte de la
película tiene mucho de Hitchcock, particularmente me evoca a “Con la Muerte en
los Talones” (1959) que es uno de los mayores compendios de diversión y evasión
jamás filmados. No solamente lo digo porque comparta protagonista, Cary Grant, sino
porque la mezcla de intriga, comedia y algún toque de espionaje es muy similar.
Por no mencionar el guion, chisposo y entretenido hasta la extenuación.
Como todas las compras que son
especiales y provechosas, recuerdo bien cuándo me traje a casa el DVD de
“Charada”. Fue allá entre el final del invierno y el comienzo de la primera de
2004, de hecho fue en fechas cercanas al 11M. Recuerdo una amenísima tarde en
compañía de dos amigos (uno de ellos Víctor Prats, al que quizá conozcan si
leen el estupendo blog/hermano mayor “Discos Música y Reflexiones) en el Media
Markt de Villaverde, rebuscando entre miríadas de películas a precios de amigo.
Una de esas tardes libre de facultad y con veintipocos años. Toda una época
para nosotros.
Yo había visto “Charada” en
alguna ocasión por la tele (Telemadrid en concreto, creo) y había disfrutado
muchísimo de ella, habiéndome parecido una película ideal para añadir a la
colección. Lo malo es que la edición que compré incluye un doblaje peor que el
cianuro (bueno, ahí no hay mucho problema si nos ponemos la v.o) y una portada
apócrifa donde parece que Audrey Hepburn está bailando un aurresku. Da igual, el DVD sigue siendo objeto de
veneración en mi videoteca.
Hay en “Charada” una insolente
huida hacia adelante, una insumisa capacidad para girar la historia sin que sin
embargo nos metamos en un embrollo obtuso y exagerado. Creo que es una de las
películas con la que más disfruto, en el sentido más desprejuiciado y jovial de
la palabra. Tiene algo de ese cine añejo donde el carácter comercial o la
complicidad con el espectador no se da de morros con la calidad artística, sino
que forman un dúo perdurable y, quizá, cada vez más escaso hoy en día.
Reggie Lampert (Audrey Hepburn)
es una norteamericana residente en París que, tras regresar de unas vacaciones esquiando,
descubre que su marido ha sido asesinado. Parece ser que alguien andaba
buscando algo muy valioso y el señor Lambert no colaboró lo suficiente. Ahora
esos mismos asesinos pueden ir a por Reggie en busca de “ese algo” valioso.
¿Pero qué será? En su peripecias contará con la ayuda de Peter Joshua (Cary
Grant) al que conoció es sus vacaciones. A partir de aquí comienza a
desplegarse una trama compleja y divertida que nos va ganando más y más.
Película para gozar.
Análisis
Dirección: Stanley Donen sale tremendamente airoso del
desafío de contar una historia a lo Htichcock, cuando no es principalmente su
género más visitado. Hasta entonces estaba más relacionado con los musicales o
las comedias románticas; cosa, por cierto, que creo que Donen no desaprovecha a
la hora de mostrar la galante y pícara relación Grant-Hepburn. Además consigue
unas cuantas secuencias dignas de mencionan; intrigantes unas y plásticas otra.
Hay cierto encanto parisino en algunos momentos. Sin duda Donen aprobó con
nota. En 1966 trataría de repetir éxito con “Arabesco” siguiendo una fórmula
muy similar y contando con una pareja asimismo carismática: Gregory Peck y
Sofía Loren.
Actuaciones: Encanto y carisma. Y un talento natural brillante.
¿Qué otra cosa se podría decir de una dupla entre Cary Grant y Audrey Hepburn?
Que estaba destinada a ser perfecta; aunque no todos los veían así. Algunos
pensaban que la diferencia de edad entre ellos (25 años) como una dificultad
insoslayable para que la película fuese creíble. Craso error; el encanto de
ambos hace que nos olvidemos de cualquier problema referido la edad. Incluso se
hacen algunos chistes al respecto. En cuanto al resto del cartel, pasen y vean:
Walter Matthau, James Coburn, George Kennedy… Un reparto, sin duda, memorable.
Guion: Ya pueden hacer acopio de abundantes dosis de suspensión de
incredulidad. La historia, desde luego, no es verosímil; pero es chispeante,
ingeniosa y divertida. A veces conviene dejar de confundir el cine con Informe
Semanal y dejarse llevar por lo fabuloso; por lo inesperado. Además, tampoco es
que sea un disparate diarreico. Esperen giros inesperados, espectaculares
contravolantes en la marcha de la historia y un entretenimiento hipnótico. Otra
virtud es la mezcla exacta entre intriga y comedia que consigue el guion de
Peter Stone, con una precisión de experto alquimista.
Factura Técnica: La puesta en escena tiene algo de moderadamente
colorida y un mucho fuertemente elegante. Más allá de sus sofisticadas virtudes
tiene algunas secuencias, pertenecientes al sector de la intriga, realmente
memorables y nerviosas. Stanley Donen se maneja bien y demuestra tener talento
visual. En su buen quehacer en musicales ya daba muestras de ello.
ZONA SPOILER
-Lo primero que nos asombra es
que Reggie no sepa apenas nada sobre su marido. Ningún dato personal siquiera.
Desde el inicio ya vemos que algo no va bien en su matrimonio, pero su origen es
bastante misterioso.
-La presentación de los
perseguidores de Reggie en el funeral de su marido es un ejemplo de humor
negro. Su entrada, uno por uno, es cada vez más estrambótica.
-Claro, que hay momentos más
inquietantes. Como el acoso de James Coburn a Audrey Hepburn en la cabina
telefónica.
-Peter, Alexander, Adam. No son pocas las identidades
de Cary Grant y aun así consigue ganarse la confianza de una atribulada Audrey
Hepburn. Sin embargo es ella la que lidera la relación, en cierto modo es la
“la fuerte”.
-Desde luego los perseguidores de
Reggie son toda una pandilla. Desde el peligroso James Coburn, hasta el
violento George Kennedy.
-No me digan que lo de los sellos
no es ingenioso ¿eh? Algo enormemente valioso, a la vista de todos y sin
embargo perfectamente disimulado. Una trampilla bien hecha.
-No digamos nada del giro final.
Resulta que Walter Matthau no trabaja para la CIA y es en realidad Carson Dyle.
Y por supuesto Cary Grant sí que es agente de la CIA. Sorpresas hasta el minuto
final. Me remito al final del punto anterior.
-Escenas memorables: La
persecución en el metro de París es sencillamente magnífica. Un prodigio de
tensión y fluidez narrativa. Y todo se remata en…
Escena Favorita
La persecución culmina en el
Palais Royal con una auténtica encrucijada para Audrey Hepburn, con Matthau y
Grant como partícipes. Se vuelven boca arriba todas las cartas. La tensión
contenida se vuelve acción y Walter Matthau persigue a Audrey hasta entrar en
una sala de teatro. La resolución nos mantiene en vilo con un rigor aplastante.
Una maravilla.
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