martes, 30 de octubre de 2018

La Comunidad (2000)


Título Original: La Comunidad

Género: Comedia Negra, Terror.

Director: Alex de la Iglesia.

Intérpretes: Carmen Maura, Emilio Gutiérrez Caba, Terele Pávez, Sancho Gracia.

Nacionalidad: Española



Impresiones

España es un país fértil para la negritud, más que por la altisonante Leyenda Negra (no va por ahí la cosa,) por nuestra facilidad para la creación grotesca, para el trazo ennegrecido. Ahí tenemos a Quevedo, a Goya, a las “tragedias grotescas” de Carlos Arniches, a Valle Inclán.  Y en el cine, a bote pronto, a Berlanga, Azcona y Fernán Gómez.


“Tiemble después de haber reído”. Así se llamaba una sección de la ya mítica revista “La Codorniz”, donde en un mismo relato se asociaban el terror y el humor. Ese espíritu anida en “La Comunidad”; a veces nos hace nos hace soltar una carcajada que al final se nos atraganta de espanto. Al menos a mí, debo ser muy delicadito, sí me produce miedo lo que pasa en esta casa del centro de Madrid; no hay nada más terrorífico que temer a lo inevitablemente cercano y, de ese modo vivir (y morir) aterrorizado por los vecinos. Siempre expectantes y amenazantes.



Me gusta que Álex de la Iglesia retome el “terror castizo” próximo, en algunos aspectos, a “El Día de la Bestia” para “La Comunidad”. Si en la primera estaba muy bien representado el Madrid de las pensiones del centro, en ésta segunda nos traslada a los edificios de vecinos de las mismas coordenadas. Y de una forma claustrofóbica, donde apenas hay exteriores. Hay algo de Polanski en esa fijación por la insania vecinal y los terrores inmobiliarios; tiene algo de la esencia de “La Semilla del Diablo” (1968) y “El Quimérico Inquilino” (1976) en los paranoicos padecimientos a los que se verá expuesta Julia, el personaje encarnando por Carmen Maura.



¿Una reflexión personal sobre la película? Casi todos llevamos dentro un mezquino hijo de perra y, salvo que te tires del tren en marcha y a tiempo, esa mezquindad acabará contigo. El problema es que durante el trayecto te lleves por delante a unos cuantos. Julia trabaja para una agencia inmobiliaria enseñando pisos a potenciales compradores. Es una profesional estándar, que utiliza todos los eufemismos y subterfugios propios de su trabajo; su existencia es bastante anodina e ingrata, empezando porque su curre es temporal y acabando porque, al igual que ella, su novio tiene unas pobres perspectivas de futuro. Y hay veces que eso no acaba bien, ya conocen lo que decía aquel título del disco de El Último de la Fila: “Cuando la Pobreza Entra por la Puerta el Amor salta por la Ventana”. Pero un día…

Un día Julia se encuentra, contra todo pronóstico, enseñando un piso despampanante a una pareja; un piso que, ya que le cuesta venderlo, podría ser una magnífica vivienda para ella, al menos hasta que la agencia inmobiliaria se dé cuenta. Dicho y hecho. El problema llega cuando el piso superior es una especie de alegoría de la putrefacción, llena por doquier de elementos varios en descomposición. 
Incluyendo al anciano dueño del piso. Julia poco a poco se dará cuenta de que hay algo en ese piso que los vecinos de la comunidad ansían hasta tal punto como para que el edificio entero se convierta en un campo de batalla por la supervivencia.



Para muchos “La Comunidad” es junto a “El Día de la Bestia” la obra cumbre de Álex de la  Iglesia. Podría ser, pero a la larga creo que el bilbaíno es un director relativamente infravalorado, que no” infraconocido”, y que  nos ha tomado el pulso moralmente en películas como “Muertos de Risa” o, sin ir más lejos, en la reciente “El Bar”. Sí reconozco que se me hace un poco bola “Perdita Durango” (1997), donde el frikismo se dispara a niveles estelares, pero en lo demás, en mayor o menor medida siempre encuentro algo de disfrute en las obras de Álex de la Iglesia. Sí, incluso en ese proyecto televisivo llamado “Plutón BRB Nero”; nuestro “Enano Rojo”.



Análisis

Dirección: Hay muchas marcas de agua de Álex de la Iglesia en “La Comunidad”. Así, por ejemplo, el uso de la cotidianidad castiza ocupa un lugar importante: bares de los de toda la vida, edificios casi galdosianos, arquetipo de personajes…  La puesta en escena es de un carácter grotesco indiscutible, véase la escena inicial protagonizada por un gato, y el ritmo de la película es tan directo que nos sentimos completamente inquietos durante casi todo el metraje. Aunque a veces nos riamos (de los nervios). La mano de Álex de la Iglesia es poderosa.

Actuaciones: El papel de Carmen Maura, así como lo digo, me parece uno de los mejores de su carrera. Consigue que Julia, su personaje, sea enérgica, paria, ambiciosa, seductora y alguna cosa más que hace falta ver la película para captarlo. El resto del casting no solamente es brillante sino que es adecuadísimo. Terele Pávez está pletórica como Ramona, vecina tarada y pasada de vueltas; Sancho Gracia es su disparatado émulo masculino; Emilio Gutiérrez Caba destaca como el cerebro instigador de la jauría humana comunitaria; no me pierdan de vista tampoco a Eduardo Antuña en lo que es papel más friki de la película, proeza nada desdeñable. El carácter coral del film acerca bastante a “La Comunidad” al cine de Berlanga, sin duda una ilustre y notable referencia para Álex de La Iglesia. En el punto actoral la película tiene múltiples bazas ganadoras; no por nada Carmen Maura y Emilio Gutiérrez Caba se llevaron sendos Goya.

Guion: Tomen la visión lúcidamente deformadora del esperpento, un humor indómito y el conocimiento de los resortes del terror y tendrán una idea aproximada de la audacia de la historia. El carácter coral que comentábamos en el anterior punto ayuda a que se ponga de manifiesto la idea de un grupo de personas subsumiendo a un individuo; la manada cruel contra una persona luchadora pero solitaria. Y eso es muy Polanski. Acordémonos del aquelarre de la “Semilla del Diablo” o los siniestros vecinos de “El Quimérico Inquilino”. El guion se va haciendo más intenso y barroco según va avanzando el metraje. Muchas de sus películas tiene ese subidón final condensado en ida de olla de proporciones mastodónticas; no es nada malo per sé, yo mismo disfruto de esa desfachatez desprejuiciada. Incluso el propio Álex de la Iglesia lo ha reconocido en alguna ocasión; en una entrevista, sinceramente no recuerdo dónde, ponía como ejemplo a “El Mundo Está Loco, Loco, Loco” (1963) de Stanley Kramer. En cualquier caso, excesivo o no, el final es espectacular.

Factura Técnica: Sórdida, claustrofóbica y sin anestesia. El edificio en el que se sitúa la película aparece filmado como una localización absolutamente tétrica, y en particular el piso del anciano es una auténtica masificación de decadencia. Las escenas de acción de la parte final son puro espectáculo y la calidad de los efectos especiales propició un merecido Goya. Desde “Acción Mutante” (1993) la puesta en escena de Álex de la Iglesia ha sido muy intensa y llamativa.

 ZONA SPOILER

-Los signos de mal agüero llegan desde el inicio. Un gato se come el dedo del pobre anciano en su pocilga de piso; casi al alimón Carmen Maura encuentra un naipe con el joker a la entrada del edificio de marras.

-Unos cuantos años antes de la crisis, en el amanecer milennial, ya estábamos infectados (y desde hace tiempo)  por el trabajo precario. Véanse los trabajos de mierda que tienen Carmen Maura y Jesús Bonilla. De hecho el resquemor ante una vida difícil y menesterosa es uno de los detonantes de la actuación de Carmen Maura. ¿Encuentra la pasta en la casa del anciano? El mundo se lo debe; o eso piensa ella.

-No hay nada más carpetovetónico que un grupo de vecinos, animales de bellota, acosando a un pobre anciano hasta encerrarlo (para siempre) en su casa con tal de conseguir los 300 millones de una quiniela.

-Sporting de Gijón- Real Sociedad … ¡X!
-Igual es cosa mía pero la escena de la fiesta me parece realmente siniestra. Quizá sea por conocer las verdaderas intenciones de los vecinos, pero hay algo mecánico, sin alma, en su algarabía. Como unos maniquís a punto de lanzarse a la yugular de Carmen Maura.

-Terele Pávez y Sanchos Gracias bordean la psicopatía aguda; son personajes tan geniales como pasados de vuelta. Y aun así seguramente muchos habremos visto ejemplares peores en alguna que otra reunión vecinal.

-Álex de la Iglesia realmente sabe grabar acción, las persecuciones y peleas en las azoteas son magníficas. Por cierto, cómo mola que la única persona honorable de la vecindad sea el onanista friki de Star Wars.

Escena Favorita

-Las escaleras. Las malditas escaleras. Más que una escena es una larga secuencia, pero el intento de huida de Carmen Maura con la pasta en la maleta mientras los vecinos hacen lo posible para evitar que escape es de una tensión contenida casi insoportable. La colaboración involuntaria de la policía hace que el manómetro suba un poquito más.

-Accésit: Qué mal rollo da ver las siluetas de tiza en el suelo mientras los billetes de Monopoly revolotean. Imaginen lo que pasó allí.

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