Título Original: La Comunidad
Género: Comedia Negra, Terror.
Director: Alex de la Iglesia.
Intérpretes:
Carmen Maura, Emilio Gutiérrez Caba, Terele Pávez, Sancho Gracia.
Nacionalidad: Española
Impresiones
España es un país fértil para la
negritud, más que por la altisonante Leyenda Negra (no va por ahí la cosa,) por
nuestra facilidad para la creación grotesca, para el trazo ennegrecido. Ahí
tenemos a Quevedo, a Goya, a las “tragedias grotescas” de Carlos Arniches, a
Valle Inclán. Y en el cine, a bote pronto,
a Berlanga, Azcona y Fernán Gómez.
“Tiemble después de haber reído”.
Así se llamaba una sección de la ya mítica revista “La Codorniz”, donde en un
mismo relato se asociaban el terror y el humor. Ese espíritu anida en “La
Comunidad”; a veces nos hace nos hace soltar una carcajada que al final se nos
atraganta de espanto. Al menos a mí, debo ser muy delicadito, sí me produce
miedo lo que pasa en esta casa del centro de Madrid; no hay nada más
terrorífico que temer a lo inevitablemente cercano y, de ese modo vivir (y
morir) aterrorizado por los vecinos. Siempre expectantes y amenazantes.
Me gusta que Álex de la Iglesia
retome el “terror castizo” próximo, en algunos aspectos, a “El Día de la
Bestia” para “La Comunidad”. Si en la primera estaba muy bien representado el
Madrid de las pensiones del centro, en ésta segunda nos traslada a los
edificios de vecinos de las mismas coordenadas. Y de una forma claustrofóbica,
donde apenas hay exteriores. Hay algo de Polanski en esa fijación por la
insania vecinal y los terrores inmobiliarios; tiene algo de la esencia de “La
Semilla del Diablo” (1968) y “El Quimérico Inquilino” (1976) en los paranoicos
padecimientos a los que se verá expuesta Julia, el personaje encarnando por
Carmen Maura.
¿Una reflexión personal sobre la
película? Casi todos llevamos dentro un mezquino hijo de perra y, salvo que te
tires del tren en marcha y a tiempo, esa mezquindad acabará contigo. El
problema es que durante el trayecto te lleves por delante a unos cuantos. Julia
trabaja para una agencia inmobiliaria enseñando pisos a potenciales compradores.
Es una profesional estándar, que utiliza todos los eufemismos y subterfugios
propios de su trabajo; su existencia es bastante anodina e ingrata, empezando
porque su curre es temporal y acabando porque, al igual que ella, su novio
tiene unas pobres perspectivas de futuro. Y hay veces que eso no acaba bien, ya
conocen lo que decía aquel título del disco de El Último de la Fila: “Cuando la
Pobreza Entra por la Puerta el Amor salta por la Ventana”. Pero un día…
Un día Julia se encuentra, contra
todo pronóstico, enseñando un piso despampanante a una pareja; un piso que, ya
que le cuesta venderlo, podría ser una magnífica vivienda para ella, al menos
hasta que la agencia inmobiliaria se dé cuenta. Dicho y hecho. El problema
llega cuando el piso superior es una especie de alegoría de la putrefacción,
llena por doquier de elementos varios en descomposición.
Incluyendo al anciano
dueño del piso. Julia poco a poco se dará cuenta de que hay algo en ese piso que
los vecinos de la comunidad ansían hasta tal punto como para que el edificio
entero se convierta en un campo de batalla por la supervivencia.
Para muchos “La Comunidad” es
junto a “El Día de la Bestia” la obra cumbre de Álex de la Iglesia. Podría ser, pero a la larga creo que
el bilbaíno es un director relativamente infravalorado, que no” infraconocido”,
y que nos ha tomado el pulso moralmente
en películas como “Muertos de Risa” o, sin ir más lejos, en la reciente “El
Bar”. Sí reconozco que se me hace un poco bola “Perdita Durango” (1997), donde
el frikismo se dispara a niveles estelares, pero en lo demás, en mayor o menor
medida siempre encuentro algo de disfrute en las obras de Álex de la Iglesia.
Sí, incluso en ese proyecto televisivo llamado “Plutón BRB Nero”; nuestro
“Enano Rojo”.
Análisis
Dirección: Hay muchas marcas de agua de Álex de la Iglesia en “La
Comunidad”. Así, por ejemplo, el uso de la cotidianidad castiza ocupa un lugar
importante: bares de los de toda la vida, edificios casi galdosianos, arquetipo
de personajes… La puesta en escena es de
un carácter grotesco indiscutible, véase la escena inicial protagonizada por un
gato, y el ritmo de la película es tan directo que nos sentimos completamente
inquietos durante casi todo el metraje. Aunque a veces nos riamos (de los
nervios). La mano de Álex de la Iglesia es poderosa.
Actuaciones: El papel de Carmen Maura, así como lo digo, me parece
uno de los mejores de su carrera. Consigue que Julia, su personaje, sea
enérgica, paria, ambiciosa, seductora y alguna cosa más que hace falta ver la
película para captarlo. El resto del casting no solamente es brillante sino que
es adecuadísimo. Terele Pávez está pletórica como Ramona, vecina tarada y
pasada de vueltas; Sancho Gracia es su disparatado émulo masculino; Emilio
Gutiérrez Caba destaca como el cerebro instigador de la jauría humana
comunitaria; no me pierdan de vista tampoco a Eduardo Antuña en lo que es papel
más friki de la película, proeza nada desdeñable. El carácter coral del film
acerca bastante a “La Comunidad” al cine de Berlanga, sin duda una ilustre y
notable referencia para Álex de La Iglesia. En el punto actoral la película tiene
múltiples bazas ganadoras; no por nada Carmen Maura y Emilio Gutiérrez Caba se
llevaron sendos Goya.
Guion: Tomen la visión lúcidamente deformadora del esperpento, un
humor indómito y el conocimiento de los resortes del terror y tendrán una idea
aproximada de la audacia de la historia. El carácter coral que comentábamos en
el anterior punto ayuda a que se ponga de manifiesto la idea de un grupo de
personas subsumiendo a un individuo; la manada cruel contra una persona luchadora
pero solitaria. Y eso es muy Polanski. Acordémonos del aquelarre de la “Semilla
del Diablo” o los siniestros vecinos de “El Quimérico Inquilino”. El guion se
va haciendo más intenso y barroco según va avanzando el metraje. Muchas de sus
películas tiene ese subidón final condensado en ida de olla de proporciones
mastodónticas; no es nada malo per sé, yo mismo disfruto de esa desfachatez
desprejuiciada. Incluso el propio Álex de la Iglesia lo ha reconocido en alguna
ocasión; en una entrevista, sinceramente no recuerdo dónde, ponía como ejemplo
a “El Mundo Está Loco, Loco, Loco” (1963) de Stanley Kramer. En cualquier caso,
excesivo o no, el final es espectacular.
Factura Técnica: Sórdida, claustrofóbica y sin anestesia. El
edificio en el que se sitúa la película aparece filmado como una localización
absolutamente tétrica, y en particular el piso del anciano es una auténtica
masificación de decadencia. Las escenas de acción de la parte final son puro
espectáculo y la calidad de los efectos especiales propició un merecido Goya.
Desde “Acción Mutante” (1993) la puesta en escena de Álex de la Iglesia ha sido
muy intensa y llamativa.
ZONA SPOILER
-Los signos de mal agüero llegan
desde el inicio. Un gato se come el dedo del pobre anciano en su pocilga de
piso; casi al alimón Carmen Maura encuentra un naipe con el joker a la entrada
del edificio de marras.
-Unos cuantos años antes de la
crisis, en el amanecer milennial, ya estábamos infectados (y desde hace
tiempo) por el trabajo precario. Véanse
los trabajos de mierda que tienen Carmen Maura y Jesús Bonilla. De hecho el
resquemor ante una vida difícil y menesterosa es uno de los detonantes de la
actuación de Carmen Maura. ¿Encuentra la pasta en la casa del anciano? El mundo
se lo debe; o eso piensa ella.
-No hay nada más carpetovetónico
que un grupo de vecinos, animales de bellota, acosando a un pobre anciano hasta
encerrarlo (para siempre) en su casa con tal de conseguir los 300 millones de
una quiniela.
-Sporting de Gijón- Real Sociedad
… ¡X!
-Igual es cosa mía pero la escena
de la fiesta me parece realmente siniestra. Quizá sea por conocer las
verdaderas intenciones de los vecinos, pero hay algo mecánico, sin alma, en su
algarabía. Como unos maniquís a punto de lanzarse a la yugular de Carmen Maura.
-Terele Pávez y Sanchos Gracias
bordean la psicopatía aguda; son personajes tan geniales como pasados de
vuelta. Y aun así seguramente muchos habremos visto ejemplares peores en alguna
que otra reunión vecinal.
-Álex de la Iglesia realmente
sabe grabar acción, las persecuciones y peleas en las azoteas son magníficas.
Por cierto, cómo mola que la única persona honorable de la vecindad sea el
onanista friki de Star Wars.
Escena Favorita
-Las escaleras. Las malditas
escaleras. Más que una escena es una larga secuencia, pero el intento de huida
de Carmen Maura con la pasta en la maleta mientras los vecinos hacen lo posible
para evitar que escape es de una tensión contenida casi insoportable. La
colaboración involuntaria de la policía hace que el manómetro suba un poquito
más.
-Accésit: Qué mal rollo da ver
las siluetas de tiza en el suelo mientras los billetes de Monopoly revolotean.
Imaginen lo que pasó allí.
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