Título Original: Duck Soup
Género: Comedia
Director: Leo McCarey
Intérpretes: Hermanos Marx (Groucho, Chico, Harpo, Zeppo),
Margaret Dumont, Louis Carlhen
Nacionalidad: Estadounidense
Impresiones
Si alguna vez el cine estuvo
cerca de la anarquía, de un torrente imparable de hilaridad y de la falta
absoluta de control, fue con Los Hermanos Marx.
Visualmente locoides en sus gags; dueños de una verborrea inteligente y
tarada; y huracanados en sus bromas, sus comedias siguen siendo ocho décadas
después frescas e innovadoras.
Decía Woody Allen que el sexo es
lo más divertido que se puede hacer sin reírse. Pues bien, yo digo que lo más
divertido que se puede hacer riéndose es ver una peli de los hermanos Marx.
Podría haber elegido cualquier película de ellos y, a buen seguro, de algún
modo u otro volverán a pasar por este blog.
“Sopa de Ganso” es su película
con mayor intencionalidad política. Tengan en cuenta el momento en que llegó la
película, los oscuros años treinta; la época por excelencia de los totalitarismos.
La película refleja bien el momento de entreguerras (que, por cierto, tuvo
muchas guerras) en que van surgiendo personajes tiránicos y demagogos, se
exacerban los nacionalismos y ante la falta de dinero se recurre a
estrafalarios “antipolíticos” para gobernar. Igual les suena algo de esto
últimamente.
El guion, aunque tenga trasfondo,
es una serie de gags y diálogos descaharrantes que bordean el dadaísmo
galopante. Su ingenio aún apabulla hoy. Es una comedia muy distinta a la de
otros titanes como Billy Wilder, donde la historia está hilvanada con una
rotundidad férrea. El guion de muchas de las películas de los Hermanos Marx
tiende a ser más caótico; gloriosamente caótico. Sumémosle a esto que la
duración no excede los 70 minutos y estaremos ante una película durante la cual
no hay ni un segundo perdido, cada momento de risa nos lleva (casi sin darnos
tiempo) hacia el siguiente, sin casi transiciones ni tregua.
“Sopa de Ganso” de algún modo es
también un fin de ciclo en varios aspectos. Por un lado será la última película
que hagan para la Paramount antes de trasladarse a la MGM y por otro será la
última película de Zeppo Marx. A esto se puede añadir que la película, a pesar
de que hoy es un clásico consumado, tuvo unos resultados en taquilla bastante
discretos. Poco importa, el resultado artístico es memorable y su primera
película con la MGM sería toda una patada en la puerta: “Una Noche en la Ópera”
(1935).
Por supuesto no faltan los
números musicales. Siempre hay algo de controversia al respecto de ellos, como
si fueran minutos sobrantes que nos obstaculizan la siguiente carcajada. Es
posible que yo haya sido uno de esos criticones en alguna ocasión. Los de aquí
no me molestan, se concretan en dos canciones un poco a lo Broadway en las que
prima el canto y el baile por encima de la pericia instrumental de Chico y
Harpo con el piano y el harpa, como pasa en otras películas. Finalmente me he
conseguido congraciar con los números musicales de gran parte de sus cintas y
disfruto con sus virguerías y destellos de ingenio.
Freedonia es un país
centroeuropeo que ante su penosa situación económica decide poner al mando, con
el apoyo de la millonaria Gloria Tesdale (Margaret Dumont), al alocado Rufus T.
Firefly (Groucho Marx). Sus locuras pueden llevar a la ruina al país, que
además deberá lidiar con los intentos de Trentino (Louis Carlhen), embajador de
la vecina Sylvania, por invadirlo. Para tan poco pacífico plan, Trentino
contará con la ayuda de dos torpes espías Chicolini (Chico Marx) y Pinky (Harpo
Marx). Las intrigas diplomáticas, los vaivenes políticos y el absurdo de la
guerra, serán objeto de muchos dardos untados en curare humorístico. Y cuando
los Hermanos Marx son los que manejan la cerbatana eso es mucho decir.
Análisis
Dirección: Normalmente el nombre de los directores de las películas
de los Hermanos Marx no suele destacar demasiado. En realidad, pasan por ser
casi anónimos. No es el caso de esta película. Leo McCarey no solamente tenía
ya experiencia en el campo cómico con EL Gordo y El Flaco, sino que tiene una
carrera prestigiosísima. Desde las multipremiadas “Siguiendo mi Camino” (1944)
o “Las Campanas de Santa María” (1945), al clásico del melodrama “Tú y Yo” en
sus versiones de 1939 y 1957. Al principio no estaba muy dispuesto a dirigir a los
Hermanos Marx, debido a su fama de excesiva “locura” pero al final consiguió
armonizar bastante con ellos. No solo consigue dar cierta coherencia al asunto,
sino que algunas de las escenas están brillantemente filmadas (véase el último
número musical). Incluso se dice que algunos de los gags fueron idea suya y que
puso de su parte para enfatizar el matiz político de la película.
Actuaciones: Sus majestades los Hermanos Marx. Iconos del humor,
locos geniales y personales e intransferible hasta el paroxismo. Groucho es la
desfachatez, la réplica mordaz, el cinismo chispeante; Harpo bordea el
anarquismo total, ya sea con una bocina, un soplete, o un harpa, cualquier cosa
puede pasar cuando aparece en escena; Chico es la picaresca, la desenvoltura,
el gracejo; Zeppo, bueno quizá sea el menos gracioso pero en pantalla siempre cumple y en “Sopa de
Ganso”, p.ej, tiene algún buen momento (para compensar diremos que también fue
inventor y diseñador, dada su buena maña para la mecánica).
Todos muestran su aspecto reconocible,
y casi fijo, en todas sus películas. Bigotes postizos, levitas, sombreros
picudos, sombreros de copa, bocinas… Toda una imagen, una patente, una marca.
Pero también hay que acordarse de algunos secundarios. Trentino, el
antagonista, es interpretado por Louis Carlhen, un prestigioso secundario de
Hollywood que, por ejemplo, trabajó con Hitchcock en “Encadenados” (1946). Cómo
no mencionar a Magaret Dumont, la eterna sufridora en varias películas de los
Marx; “la Hermana Marx”. Aquí vuelve a ser víctima de las locuras de Groucho
principalmente y lo hace con cierta diligencia. Por cierto tiene muy buena voz.
El tono exótico lo pone la actriz mexicana Raquel Torres interpretando a una
especie de Mata Hari al servicio de Trentino.
Guion: No busquen un cine “de guion”. Hay espontaneidad,
improvisación y sobre todo ingenio. El guion tiene algunos de los diálogos más
ingeniosos, vitriólicos y divertidos de la historia de la comedia. Podría ser
una muestra temprana de lo que es el humor judío, la semilla de Woody
Allen, Senfield o Larry David. En “Sopa
de Ganso” la caricatura del patrioterismo cutre, el autoritarismo, el
militarismo o el populismo es evidente. De hecho es de una clarividencia que
asusta. No es casualidad que Mussolini, enfurecido, decidiera vetarla a toda
costa tras considerarla un insulto personal. El elemento común con otros
guiones es la capacidad de afear a los imbéciles virtuosos de pacotilla y demás
especímenes de lo políticamente correcto.
Factura Técnica: En este apartado podríamos colocar dos elementos
eminentemente gráficos. Por un lado los gags visuales protagonizados por Chico
y Harpo, más algún invitado más, y los números musicales; en particular el
último de ellos es espectacular en cuanto a coreografía y danza. Como el humor
se genera de diferentes formas, la parte visual es también sumamente ingeniosa.
ZONA SPOILER
-Los gags de Chico y Harpo junto
con el vendedor ambulante son una genuina maravilla. No solo por el inverosímil
ingenio (sombreros, patadas, limonada saboteada…) sino por la purísima
sensación de ira creciente en que se ven envueltos.
-El primer encuentro de Chico y
Harpo con Trentino es de una comicidad sin treguar: el despertador, la trampa
para ratones, el disco abatido por la escopeta… Es una muestra representativa
del espíritu de la película.
-Diálogos irrepetibles: “-Señor
Firefly, los obreros de Freedonia nos piden pasar menos horas en su trabajo –
Muy bien, entonces les quitaremos la hora del almuerzo”. “Estos planes valen lo
mismo que tu vida, es decir muy poco”. “No puedo ceder, mis ancestros se
levantarían de sus tumbas y tendría que volver a enterrarlos”. Y así
continuamente.
-El gag de los dos Groucho y el
espejo roto es de un imaginación deslumbrante; una virguería divertdísima.
-Sylvania, en forma de Trentino,
representa la diplomacia trapacera que sustenta una especie de imperialismo
encubierto. Rufus T. Firefly es la irresponsabilidad y la perversión de la
democracia; se le otorgan plenos poder arbitrariamente y los malgasta de forma
excéntrica.
-Ya en el primer número musical
vemos una parodia del perfecto político despótico y despreciable: Sobornos,
moralismo, fusilamientos….
-La política internacional es
protagonizada por una serie de personajes que desatan una guerra por auténticas
chorradas.
-Las escenas de guerra de la
parte final son un hito de la comedia. Un burla a cualquier militarismo.
Escena Favorita
Escena Favorita
-Y en
el mismo instante final hay una bofetada al patrioterismo barato que usa los
himnos para convertir en gestas lo que ha sido un horror: los Hermanos Marx
lanzando fruta a la señora Teasdale mientras ella entona el himno de Freedonia.
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