martes, 4 de diciembre de 2018

Sopa de Ganso (1933)


Título Original: Duck Soup

Género: Comedia

Director: Leo McCarey

Intérpretes: Hermanos Marx (Groucho, Chico, Harpo, Zeppo), Margaret Dumont, Louis Carlhen

Nacionalidad: Estadounidense



Impresiones

Si alguna vez el cine estuvo cerca de la anarquía, de un torrente imparable de hilaridad y de la falta absoluta de control, fue con Los Hermanos Marx.  Visualmente locoides en sus gags; dueños de una verborrea inteligente y tarada; y huracanados en sus bromas, sus comedias siguen siendo ocho décadas después frescas e innovadoras.

Decía Woody Allen que el sexo es lo más divertido que se puede hacer sin reírse. Pues bien, yo digo que lo más divertido que se puede hacer riéndose es ver una peli de los hermanos Marx. Podría haber elegido cualquier película de ellos y, a buen seguro, de algún modo u otro volverán a pasar por este blog.



“Sopa de Ganso” es su película con mayor intencionalidad política. Tengan en cuenta el momento en que llegó la película, los oscuros años treinta; la época por excelencia de los totalitarismos. La película refleja bien el momento de entreguerras (que, por cierto, tuvo muchas guerras) en que van surgiendo personajes tiránicos y demagogos, se exacerban los nacionalismos y ante la falta de dinero se recurre a estrafalarios “antipolíticos” para gobernar. Igual les suena algo de esto últimamente.

El guion, aunque tenga trasfondo, es una serie de gags y diálogos descaharrantes que bordean el dadaísmo galopante. Su ingenio aún apabulla hoy. Es una comedia muy distinta a la de otros titanes como Billy Wilder, donde la historia está hilvanada con una rotundidad férrea. El guion de muchas de las películas de los Hermanos Marx tiende a ser más caótico; gloriosamente caótico. Sumémosle a esto que la duración no excede los 70 minutos y estaremos ante una película durante la cual no hay ni un segundo perdido, cada momento de risa nos lleva (casi sin darnos tiempo) hacia el siguiente, sin casi transiciones ni tregua.



“Sopa de Ganso” de algún modo es también un fin de ciclo en varios aspectos. Por un lado será la última película que hagan para la Paramount antes de trasladarse a la MGM y por otro será la última película de Zeppo Marx. A esto se puede añadir que la película, a pesar de que hoy es un clásico consumado, tuvo unos resultados en taquilla bastante discretos. Poco importa, el resultado artístico es memorable y su primera película con la MGM sería toda una patada en la puerta: “Una Noche en la Ópera” (1935).

Por supuesto no faltan los números musicales. Siempre hay algo de controversia al respecto de ellos, como si fueran minutos sobrantes que nos obstaculizan la siguiente carcajada. Es posible que yo haya sido uno de esos criticones en alguna ocasión. Los de aquí no me molestan, se concretan en dos canciones un poco a lo Broadway en las que prima el canto y el baile por encima de la pericia instrumental de Chico y Harpo con el piano y el harpa, como pasa en otras películas. Finalmente me he conseguido congraciar con los números musicales de gran parte de sus cintas y disfruto con sus virguerías y destellos de ingenio.



Freedonia es un país centroeuropeo que ante su penosa situación económica decide poner al mando, con el apoyo de la millonaria Gloria Tesdale (Margaret Dumont), al alocado Rufus T. Firefly (Groucho Marx). Sus locuras pueden llevar a la ruina al país, que además deberá lidiar con los intentos de Trentino (Louis Carlhen), embajador de la vecina Sylvania, por invadirlo. Para tan poco pacífico plan, Trentino contará con la ayuda de dos torpes espías Chicolini (Chico Marx) y Pinky (Harpo Marx). Las intrigas diplomáticas, los vaivenes políticos y el absurdo de la guerra, serán objeto de muchos dardos untados en curare humorístico. Y cuando los Hermanos Marx son los que manejan la cerbatana eso es mucho decir.



Análisis

Dirección: Normalmente el nombre de los directores de las películas de los Hermanos Marx no suele destacar demasiado. En realidad, pasan por ser casi anónimos. No es el caso de esta película. Leo McCarey no solamente tenía ya experiencia en el campo cómico con EL Gordo y El Flaco, sino que tiene una carrera prestigiosísima. Desde las multipremiadas “Siguiendo mi Camino” (1944) o “Las Campanas de Santa María” (1945), al clásico del melodrama “Tú y Yo” en sus versiones de 1939 y 1957. Al principio no estaba muy dispuesto a dirigir a los Hermanos Marx, debido a su fama de excesiva “locura” pero al final consiguió armonizar bastante con ellos. No solo consigue dar cierta coherencia al asunto, sino que algunas de las escenas están brillantemente filmadas (véase el último número musical). Incluso se dice que algunos de los gags fueron idea suya y que puso de su parte para enfatizar el matiz político de la película.

Actuaciones: Sus majestades los Hermanos Marx. Iconos del humor, locos geniales y personales e intransferible hasta el paroxismo. Groucho es la desfachatez, la réplica mordaz, el cinismo chispeante; Harpo bordea el anarquismo total, ya sea con una bocina, un soplete, o un harpa, cualquier cosa puede pasar cuando aparece en escena; Chico es la picaresca, la desenvoltura, el gracejo; Zeppo, bueno quizá sea el menos gracioso pero  en pantalla siempre cumple y en “Sopa de Ganso”, p.ej, tiene algún buen momento (para compensar diremos que también fue inventor y diseñador, dada su buena maña para la mecánica).

Todos muestran su aspecto reconocible, y casi fijo, en todas sus películas. Bigotes postizos, levitas, sombreros picudos, sombreros de copa, bocinas… Toda una imagen, una patente, una marca. Pero también hay que acordarse de algunos secundarios. Trentino, el antagonista, es interpretado por Louis Carlhen, un prestigioso secundario de Hollywood que, por ejemplo, trabajó con Hitchcock en “Encadenados” (1946). Cómo no mencionar a Magaret Dumont, la eterna sufridora en varias películas de los Marx; “la Hermana Marx”. Aquí vuelve a ser víctima de las locuras de Groucho principalmente y lo hace con cierta diligencia. Por cierto tiene muy buena voz. El tono exótico lo pone la actriz mexicana Raquel Torres interpretando a una especie de Mata Hari al servicio de Trentino.

Guion: No busquen un cine “de guion”. Hay espontaneidad, improvisación y sobre todo ingenio. El guion tiene algunos de los diálogos más ingeniosos, vitriólicos y divertidos de la historia de la comedia. Podría ser una muestra temprana de lo que es el humor judío, la semilla de Woody Allen,  Senfield o Larry David. En “Sopa de Ganso” la caricatura del patrioterismo cutre, el autoritarismo, el militarismo o el populismo es evidente. De hecho es de una clarividencia que asusta. No es casualidad que Mussolini, enfurecido, decidiera vetarla a toda costa tras considerarla un insulto personal. El elemento común con otros guiones es la capacidad de afear a los imbéciles virtuosos de pacotilla y demás especímenes de lo políticamente correcto.

Factura Técnica: En este apartado podríamos colocar dos elementos eminentemente gráficos. Por un lado los gags visuales protagonizados por Chico y Harpo, más algún invitado más, y los números musicales; en particular el último de ellos es espectacular en cuanto a coreografía y danza. Como el humor se genera de diferentes formas, la parte visual es también sumamente ingeniosa.

ZONA SPOILER

-Los gags de Chico y Harpo junto con el vendedor ambulante son una genuina maravilla. No solo por el inverosímil ingenio (sombreros, patadas, limonada saboteada…) sino por la purísima sensación de ira creciente en que se ven envueltos.

-El primer encuentro de Chico y Harpo con Trentino es de una comicidad sin treguar: el despertador, la trampa para ratones, el disco abatido por la escopeta… Es una muestra representativa del espíritu de la película.


-Diálogos irrepetibles: “-Señor Firefly, los obreros de Freedonia nos piden pasar menos horas en su trabajo – Muy bien, entonces les quitaremos la hora del almuerzo”. “Estos planes valen lo mismo que tu vida, es decir muy poco”. “No puedo ceder, mis ancestros se levantarían de sus tumbas y tendría que volver a enterrarlos”. Y así continuamente.

-El gag de los dos Groucho y el espejo roto es de un imaginación deslumbrante; una virguería divertdísima.

-Sylvania, en forma de Trentino, representa la diplomacia trapacera que sustenta una especie de imperialismo encubierto. Rufus T. Firefly es la irresponsabilidad y la perversión de la democracia; se le otorgan plenos poder arbitrariamente y los malgasta de forma excéntrica.

-Ya en el primer número musical vemos una parodia del perfecto político despótico y despreciable: Sobornos, moralismo, fusilamientos….

-La política internacional es protagonizada por una serie de personajes que desatan una guerra por auténticas chorradas.

-Las escenas de guerra de la parte final son un hito de la comedia. Un burla a cualquier militarismo.

Escena Favorita 

-Y en el mismo instante final hay una bofetada al patrioterismo barato que usa los himnos para convertir en gestas lo que ha sido un horror: los Hermanos Marx lanzando fruta a la señora Teasdale mientras ella entona el himno de Freedonia.

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