Título Original: The Great Dictator
Género: Comedia
Director: Charles Chaplin
Intérpretes: Charles Chaplin, Paulette Goddard, Jack Oakie,
Reginald Gardiner
Nacionalidad: Estadounidense
Impresiones
El cine de Charles Chaplin,
particularmente en su faceta muda, tuvo frecuentemente un componente moral que
solía materializarse en su cariño por los desarrapados y pobres, y por la
crítica a la sociedad industrial moderna. Como ejemplos ahí están “Tiempos
Modernos”, “Luces de la Ciudad”, “Vida de perro” etc. Llevado por el signo de
los tiempos, sumamente dramáticos, que representaban el auge de los fascismos
en Europa, Chaplin decidió hacer una sátira del nazismo en general y de Hitler
en particular.
El destino quiso se produjera una
coincidencia macabra: justamente cuando los nazis comenzaban la invasión de
Polonia fue cuando se inició el rodaje de “El Gran Dictador”. Justo el mismo
día. La película, aunque claramente es una sátira, no está constituida
solamente por humor y risotadas, hay tiempo para elementos más dramáticos o
tiernos. Ésta quizá podría ser el gran distintivo de las películas de Chaplin:
apelar a la risa y al corazón.
Durante los años treinta la
actitud de Hollywood frente a los fascismos no fue precisamente tan satírica o
combativa. El mercado alemán era muy importante y lacerar su orgullo hubiera
supuesto un aumento del sentido moral, pero una merma de los ingresos. A
finales de la década la cosa empezó a cambiar. En 1939, contradiciendo el
aislacionismo americano, se estrena “Confesiones de un Espía Nazi”, dirigida
por Anatole Litvak; primera película de marcado signo antifascista. Hitchcock
en 1940 dirige “Enviado Especial”, donde se puede ver una auténtica proclama
contra el nazismo y una apelación a la entrada de EE.UU en la guerra. Una vez que
a finales de 1941 los Estados Unidos se unen a la contienda, las películas de
sabor a propaganda antifascista irán surgiendo con rapidez. Recordemos por un
momento otra sátira: “Ser o no Ser” (1942).
Pero Chaplin tiene su propio
lenguaje y sus propios códigos. Opta porque uno de los protagonistas sea el
propio Hitler, en la forma de su trasunto Adenoid Hynkel, decide que ésta será
su primera película sonora pero manteniendo un humor todavía netamente visual.
El hecho de que al protagonista, interpretado por el propio Chaplin, no se le
mencione por su nombre hace que muchos, con bastante imaginación, crean que en
realidad se trata de Charlot.
“El Gran Dictador” cuenta la historia de un barbero judío que
combate en la I Guerra Mundial bajo la bandera de Tomania (Alemania,
simbólicamente) y que durante ella conoce
al oficial Schultz. Tras una delirante peripecia juntos, el barbero se
lleva un golpe en la cabeza que le causará una gigantesca amnesia y el ingreso
en un hospital de veinte años nada menos. Finalmente se acabará escapando
creyendo que no ha pasado el tiempo y llegará a su antiguo barrio dispuesto a
reabrir su barbería como si tal cosa. Lo que no sabe es que Tomania está
gobernada por un terrible tirano que ha esparcido un furibundo antisemitismo por
todo el país. En un principio el barbero tratará de no inmiscuirse demasiado,
pero al final las circunstancias le obligarán. No obstante también hará buenos
amigos, entre ellos Hannah (Paulette
Goddard), de la que se acabará enamorando.
En fin, un buen ejemplo del
sentido moral de Chaplin. También, de su buen hacer cinematográfico. Como suele
ser habitual se encarga de la interpretación, dirección, guion e incuso de
parte de la música. Finalmente se convirtió en la película más exitosa de
Charles Chaplin y fue nominada para cinco Oscars, aunque no consiguió ninguno.
No obstante, nos quedan una serie de momentos dignos de entrar en cualquier
antología de la historia del cine y una reserva moral incalculable, si bien al
final en cierto modo fue el preludio de una tragedia terrible. Nos recuerda que
el cine, o el arte en general, no siempre es capaz de enmendar la historia.
Pero al menos reconforta pensar que la bondad tiene un baluarte.
Análisis
Dirección: Ya hemos resaltado una de las principales novedades
dentro del cine de Chaplin. Se trata de su primera película sonora. El
componente visual del cine mudo, no obstante, sigue siendo clave; hay gags
fundamentados en este estilo que han pasado a la historia del cine; véase el de
la bola del mundo. Por lo demás se mantiene el tradicional equilibrio entre
comedia y ternura. La sátira es firme y contundente, pero predominando el
corazón y la bondad. Hay clímax tremendamente emocionales donde, de todos
modos, la parte sonora es bastante importante, sobre todo en las partes más
discursivas y reivindicativas.
Intérpretes: Chaplin prorroga algo del estilo de Charlot para esta
película, y busca expresamente la
complicidad del público con una mezcla de bondad, simpatía y una calculada
torpeza. La parte más predispuesta a la pantomima Chaplin la resuelve de un
modo hilarantemente exagerado, muy acorde con lo que exige una sátira; como
ejemplo los discursos de Hinkel. Del mismo modo se reserva algunos segmentos
realmente emotivos. Pero es que además se trata de un doble papel, también da
vida al dictador Hinkel. Esta faceta es la más gesticulante y exagerada, con
claro ánimo de ridiculizar al simbolizado Hitler. No se pierdan los
espasmódicos discursos ante las multitudes.
Paulette Goddard construye un
personaje tierno y fuerte que se presenta de forma inicialmente combativa y
aguerrida. Aporta romanticismo sin caer en el exceso de melosidad ni rebasar la
línea de la cursilería. Se trata de un personaje esperanzador.
Guion: Un guion valiente que puso en solfa las miserias de los
terroríficos regímenes que iban surgiendo en Europa, justo cuando el mal se
estaba existiendo. Es una historia inteligente que aúna la denuncia pero
huyendo de la truculencia, lo que quiere decir que si bien es vehemente en su
mensaje, la película puede verse prácticamente por todas las edades. Ya hemos
hablado de la doble característica del guion, a caballo entre la comedia y algo
de melodrama. Estas características pueden llevar la película a una ligera
tierra de nadie, pero finalmente se consigue un estupendo equilibrio.
Factura Técnica: La película hecha el resto en parte de los gags
humorísticos, donde se consiguen imágenes potentes, ingeniosas y, claro está,
divertidísimas. Por lo demás es una película bastante artesanal, con un aspecto
casi teatral por la naturaleza de los escenarios. En general es una película
con imágenes que permanecen en la retina y forman parte del imaginario popular
cinematográfico.
ZONA SPOILER
-Curioso que la película se
inicie en la I Guerra Mundial, que siempre se suele citarse como antecedente
(al menos en su cierre en falso) del auge de los fascismos.
-En este inicio hay un par de
secuencias memorables. En concreto la del cañón y la del avión al revés son
particularmente imaginativas.
-Hannah se presenta como un
personaje instantáneamente valiente, que sacude sartenazos a los nazis como
nadie. Su coraje será uno de los motores de la película.
-Otra escena digna de mención es
el afeitado a ritmo de Brahms. O el casi afeitado de Hannah, perfecta mezcla de
comicidad y romanticismo.
-Uno de los momentos satíricos
más interesantes es el de la fatídica prueba del pudding y la moneda. Toda una
desmitificación del heroísmo y de la bravuconería de Schultz.
-Todo el mundo, incluso los no
muy cinéfilos, han visto en alguna ocasión el jugueteo de Hinkel con la bola
del mundo. La significación es demoledora e imaginativa, de una sencillez
genial.
-Y Mussolini tampoco podía faltar
a la fiesta. Chaplin lo enfoca como una ridícula competición entre dictadores.
La chulería del italiano es sencillamente descacharrante.
-El remate de la película es sin
duda la parte más emotiva. Un disfrazado Chaplin entona uno de los discursos
más célebres de la historia del cine. Se trata de una apelación al libre
pensamiento, a la libertad de expresión y a la democracia. También era un grito
de esperanza ante la barbarie que se avecinaba. Lástima que la esperanza no
estuviese respaldada por la realidad.
Escena favorita
-Soy un clásico. Hynkel en sus
terribles delirios de grandeza juguetea con una bola del mundo hinchable,
disponiendo de él a su antojo. En una época donde en EE.UU todavía era grande
la posición abstencionista esta metáfora solamente se puede calificar de
clarividente. A un tiempo es terrible pensar en lo profético de la imagen.
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