martes, 8 de octubre de 2019

Los Violentos de Kelly (1970)


Título Original: Kelly’s Heroes

Género: Comedia, Bélica

Director: Brian G.  Hutton

Intérpretes: Clint Eastwood, Telly Savallas, Donald Sutherland, Don Rickles

Nacionalidad: Estadounidense





La idea central sobre la que se asienta “Los Violentos de Kelly” es la desmitificación de la guerra. Por ella campan un puñado de antihéroes que en lugar de estar henchidos de altos ideales, solo actúan moviéndose por dos motivaciones: las tías y el dinero. Es posible que el momento en que se estrenó la película no sea casual; la Guerra de Vietman continuaba fracturando a la sociedad estadounidense y devolviendo un considerable puñado de jóvenes, traumatizados, heridos o muertos.

Impresiones

Casi en  esas mismas fechas se estrenaba “M.A.SH”  de Robert Altman, que partiendo de La Guerra de Corea se choteaba de todo lo que fuese jerarquía y orden militar. La coincidencia de estas dos películas es significativa en el sentido de que habla de una tendencia, de un estado de ánimo, y quizás de un hartazgo que sobrevolaba por EE.UU. Las bellas llamadas al patriotismo ya de poco servían en una guerra, como la de Vietnam, estancada e inacabable.



“Los Violentos de Kelly” se sitúa en la II Guerra Mundial y nos habla de un pelotón americano que ya está harto de las penurias de la guerra y que solo quiere ir tirando mientras acaba la guerra. Con “ir tirando” queremos decir follar y beber en cuanto haya ocasión. Por pura casualidad este pelotón captura a un coronel nazi, quien informa al teniente degradado a soldado Kelly (Clint Eastwood) que en la ciudad de Clermont (Francia; allí se desarrolla la historia, después del Desembarco de Normandía) hay 14.000 lingotes de oro depositados en un banco. Estamos hablando de unos 16 millones de dólares de la época. Sería una maniobra peligrosa tratar de sustraerlos, pues Clermont está más allá de las líneas enemigas, pero poco a poco Kelly convence al resto del pelotón para unirse al robo del oro alemán.

Este argumento nos puedas dar lugar a varias reflexiones. ¿Es moral que estos soldados en lugar de pensar en continuar avanzando por el frente occidental hasta llegar a Alemania, se dediquen a tratar de robar lingotes de oro? A fin de cuentas se trata de luchar contra los nazis. No obstante, tengamos en cuenta que para llegar a Clermont hay que atravesar las líneas enemigas y romper el frente. Y por otro lado quizá sea un genérica desaprobación de la guerra y la muestra del sentir del soldado de a pie, que sin tener culpa de los desvaríos políticos que generan los conflictos se ven obligados a luchar en ellos. Cada cual, supongo, podrá verla de una manera o de otro. Como una amoralidad total o como una moralidad antibélica.



El caso es que la película está espléndidamente rodada, tiene un sentido de la acción y del ritmo inmejorable y el reparto es francamente excepcional. Y además tiene un agradecido sentido del humor que hace que aunque pueda parecer subversiva, en realidad sea más ligera y divertida. No lo duden, es cine de entretenimiento como ya se hace pocas veces.

Análisis

Dirección: Una cosa está clara. Brian G. Hutton tuvo una carrera como director más bien corta, pero de ella se puede deducir que dominaba al dedillo las escenas de acción. Ya en su anterior película, también bélica y también con Clint Eastwood, “El Desafío de las Águilas” (1968) daba sobradas muestras de su sentido del ritmo y de su talento para rodar escenas de alto voltaje, tan necesario en el género de acción. Las escenas bélicas están rodadas maravillosamente, dando una sensación de verismo y espectáculo bastante notable. Salvo dilatar algunos tramos de la película no hay grandes errores de Hutton. Buen trabajo.

Intérpretes: El reparto tiene dos virtudes que son fabulosas para una película: encanto y 
compenetración. Los tres protagonistas principales son grandes nombres: Clint Eastwood, Donald Sutherland y Telly Savallas. Pero es que además se complementan perfectamente entre sí. Los diálogos surgen divertidos y, a veces, mordaces, entre ellos. Sus caracteres van formando un arquetipo cada uno, el jefe gruñón, el valiente pero algo pasota, el loco y excéntrico… Mucho encanto en este apartado.

Guion: Al espectador puede chocarle que un tema serio, como II Guerra Mundial, se banalice y se aleje del espíritu heroico, o al menos sacrificado, que se supone a la soldadesca de estas características. Personalmente no creo que vayan por ahí los tiros; me parece que el tono es esencialmente satírico y, en todo caso, no pasaría de ser amoral. Sin embargo a un tiempo se humaniza a los soldados, que no son robots programados para la perfección sino personas con todas las imperfecciones y miedos que pueda tener cualquiera. Además hay que insistir en la coincidencia en el tiempo del rodaje con la Guerra de Vietnam. Tanta guerra pesaba ya.

Factura Técnica: Sin duda un buen espectáculo, todas las escenas típicas de guerra (explosiones, tiroteos, edificios derrumbándose) están logradas y muy bien construidas. Es una acción muy vistosa, sin necesidad de que cada plano dure solamente un segundo, ni de mover la cámara sin ton ni son. La película tiene medios y un gran uso de los mismos. Por cierto, está rodada en Yugoeslavia y, curiosamente, no en Francia.

ZONA SPOILER

-El interrogatorio al coronel nazi, durante el inicio de la película, además de ser divertido es muy ilustrativo del pelotón y sus aspiraciones. Al preguntarle por la ciudad de Nancy, quieren saber cuál es el mejor hotel de la ciudad y si hay “gachís”. Las cuestiones bélicas para otro día.

-Kelly, bastante imperturbable,  es el primero en enterarse de la existencia de los lingotes, y su entusiasmo es inmediato. La parte de la presentación de los personajes es algo extensa y quizá debió adelgazarse un poco.

-Kelly es el arrogante, valiente y seguro de sí mismo; Big Joe (Telly Savalas) es jefe un tanto cascarrabias cuya verborrea nos hace gracia; Oddball (Donald Sutherland) es loco inconsciente que tiene aspecto de haberse adelantado a los hippies en veinte años, aunque sin embargo es el encargado de los tanques Sherman.

-Es magnífico que el general crea que los muchachos que están rompiendo el frente sean unos héroes puros y duros. No digamos que pretenda unirse a ellos. Esa visión desmitificadora del heroísmo me recuerda a “La Sombra del Águila” de Arturo Pérez Reverte.

-La parte de Clermont quizá se alarga un poco, a pesar de que la tensa calma está bastante bien conseguida. Por cierto, otra idea descacharrante es la de librarse de represalias enardeciendo al gentío con la falsa llegada de De Gaulle.

Escena Favorita

-Uno de los mejores segmentos de la película es el del campo de minas, pleno de tensión progresiva y fatalismo. Es uno de los pocos cuadros genuinamente dramáticos, pero no es que desentone exactamente. A fin de cuentas, es una película de guerra. En cualquier caso un momento vibrante.

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