Bésame, tonta (1982)
Título original:
Bésame, tonta
Género: Musical/
Comedia
Director: Fernando
González de Canales
Intérpretes: Javier
Gurruchaga, Popocho Ayestarán, Esperanza Roy, Manolo Gómez Bur, Fernando
Fernán-Gómez, Paola Dominguín.
Nacionalidad: Española
Impresiones
Primero, para el que no
me conozca, mi nombre es Víctor Prats (de nick por Blogger Abacab). Esta es la
primera vez que colaboro en este blog de mi buen amigo Mariano González, que en
parte fue quien con sus primeros pasos en blogs en la comunidad de Lastfm, me
inspiró a crear “Discos, música y reflexiones”. De cuando en cuando les iré
comentando por estas tierras, con el beneplácito del titular, las películas de
mi agrado o aquellas que han formado parte de mi vida. Curiosamente, no he
escogido una de las que están a fuego en mi existencia desde hace años, sino
una que descubrí hace unos años y he visualizado finalmente hace cosa de un mes
(y hasta la fecha en 3 ocasiones).
Les vengo a hablar de
una película que, si somos objetivos, es una película floja. Sin embargo, si
uno es fan o admirador de la Orquesta Mondragón o más en particular del gran
Javier Gurruchaga, encontrará en “Bésame, tonta” un ítem cuando menos curioso y
sobre todo entrañable. Digamos que es una película para fans, aunque la
pobrecita mía por lo menos no suspende en Filmaffinity, ya que creo recordar
que tenía algo más de un 5 sobre 10.
Tal era el éxito de
Gurruchaga y su banda a comienzos de los 80 que se convirtió en otro caso de
trayectoria musical de calado que se traslada, de alguna manera al cine.
Ejemplos en nuestra historia del celuloide patrio hay muchas (“La vida sigue
igual” de Julio Iglesias, varias de Raphael, el Dúo Dinámico, etc.).
En esta película se
juntan varios elementos que son muy encuadrables en las películas comedia de
comienzos en los 80. La textura de la imagen, la luminosidad por lo general y
otros aspectos la hacen inequívoca de su año, 1982. En este producto, hay una
buena coctelera de elementos triunfadores. Primero, ojito, en el guion está el
sublime Rafael Azcona, cosa que se notará en muchos aspectos del argumento...
Perdón, antes de seguir
he de avisarles. IMPORTANTE: aunque haya una zona spoiler, yo les recomiendo
que si no han visto la película y no quieren que les reviente nada, dejen de
leer. Luego no quiero “madre mías y ayayays”. Advertidos quedan.
Bien, sigamos. Pues
eso, que el toque Azcona se nota en la genialidad que permite un giro
argumental en el final de la película solamente a la altura de su socarronería
elegante y cierta mala uva que nos derivará a un desenlace que seguro más de
uno no se espera.
Hay más elementos que
ayudarían a un solvente triunfo, sobre todo en el reparto, donde un
Fernán-Gómez, siempre a buen nivel, hace 2 apariciones al principio y final que
dan mucho empaque. Gómez Bur y Roy están también muy atinados en sus personajes
muy de comedia. Y la buena de Paola Dominguín, si bien tiene apenas 3 o 4
frases de guion, inunda la pantalla con su lozanía y belleza de aquellos
tiempos.
Pero sobre todo el
descubrimiento es Gurruchaga, que demuestra además de ser un buen cantante, una
solvencia notable dentro de la comedia y distintos registros que aporta en la
evolución de su personaje. La mímica de Popocho Ayestarán tampoco podemos
dejarla de lado.
Sin embargo, la cosa no
funcionó del todo. Vamos a ir analizando el producto y a ver si les podemos
explicarles un poco todo esto.
Análisis
-Dirección: El encargado de dirigir la cinta creo que hizo este ítem
y nada más a partir de entonces. Creo que cumple o aprueba. Sin estar ante un
ejemplo de maestría, la verdad es que el trabajo de González de Canales es
suficiente. Nos lleva por la historia (de la que es co-guionista junto a
Azcona) de forma poco abrupta, aunque quizás el ritmo se acelere demasiado en
el tramo final, donde los números musicales se comen prácticamente la película.
-Actuaciones: El protagonista absoluto es Javier Gurruchaga. Está estupendo
creando ese personaje con influencias del personaje de Jerry Lewis en “El
profesor chiflado”, inseguro, infantil (enganchado a su madre), entrañable. Se
aprecia la evolución del personaje, cuyo nombre coincide con el del actor, de
Javier Gurruchaga a Tony Volante cuando se convierte en cantante; podemos ver
cómo gana en genio y en poderío. Además, Javier interpreta también a su propio
padre, el cantante Orlando Carrera y a un presentador de televisión más
histriónico que él mismo en futuras aventuras televisivas. Mención aparte merecen
las caracterizaciones de Javier para números musicales como el de “El pirata” o
“Doctor Doc”; en esta última sus gustos y homenaje a Lon Chaney están más que
patentes. Popocho está inestimable como actor mímico, muy reminiscente del cine
mudo evidentemente (la escena del sidecar que se queda sin gasolina es un claro
homenaje al cine mudo por parte del dúo Javier-Poper), si bien tiene solamente
un par de palabras de guion: “Hollywood” y “órdenes, órdenes”. Esperanza Roy
también merece un aplauso en ese papel de amantísima madre. Diva en decadencia,
ofrece para ese personaje una interpretación intencionadamente sobreactuada que
resulta muy graciosa y que no sé si habrá servido en parte en el futuro de
inspiración a Antonia San Juan y su personaje de Stella Reynolds en “La Que Se
Avecina” (siempre con matices). Manolo Gómez Bur está como siempre está, dentro
de su registro, algo ya mayorcito en esta película, pero dándole caché a todo
esto. Y más en ese sentido abunda Fernando Fernán-Gómez, breve pero suficiente
y solemne en su papel de director de Bancobank. Paola Dominguín lo dice todo
con ciertas miradas y paseos. No llega al nivel de mutismo de Ayestarán, pero
casi. Su presencia que embelesa y enamora a Javier hasta el infinito, es
suficiente para darle el punto a la película.
-Guion: Explicado de una forma rápida y viendo la primera mitad de
la película, la cosa podría explicarse de una forma muy fácil: pamplinas
reniega de sus dotes para ser cantante, se enamora de una diosa bellísima y a
regañadientes acepta el cambio de vida para intentar seducirla... Ojo, que
empiezo ya a saco con SPOILERS. Lo normal sería que finalmente consiga que ella
caiga a sus brazos y fueron felices y comieron perdices, ¿no? Pues qué va. La película
termina con Javier hecho un pobre perdedor, compuesto y sin su chica. Esto es
típico de Azcona, con esos finales irreverentes y que salían por donde menos te
lo esperaban. Ahí la película demuestra maestría y hace que en lugar de
terminar empachado de dulce (como para algunos puede suponer el hilarante
delirio de “El príncipe encantado”, con Javier en la nieve vestido cuando
mosquetero esperando a una doña Inés que encarna Paola), acabes riéndote con
ese tono irónico y desencantado con el que Javier canta de nuevo la gloriosa
apertura de la película “Es solo cine, pero me gusta”.
-Factura técnica: Estamos ante una película sin aspavientos, con los
efectos justos, pero que en muchos casos funcionan (como por ejemplo en la
apertura, con los títulos iniciales, que resulta sensacional e invita a ver lo
que venga después). Dispone de algunas grabaciones en exteriores, pero mucho de
su metraje se desarrolla en decorados como el club “Las Palmeras” o la casa de
Javier y su madre. Debido a que la he visto solamente en una calidad bastante
mejorable (la que hay en Youtube, de vhs ripped), tampoco puedo emitirles un
juicio muy asentado. Una pena que no esté editada en dvd con un limpiado o
pulido de negativos.
ZONA SPOILER
Aunque ya me he quedado
a gusto durante lo escrito hasta ahora, vamos a lo bestia en esta sección.
-La película, si
intentamos ponernos serios, no deja de ser una tremenda putada: el personaje de
Javier es obligado casi a dejar su trabajo en banca, donde es muy feliz para
ser cantante y de esa forma conseguir conquistar el amor de la secretaria del
inspector del banco, cosa que no logra. Pero lo que sucede finalmente es que
Javier se termina yendo a Hollywood (tras la gran canción y escena de despedida
de Popocho -que también está en el complot-), pero no triunfa, sino que termina
aderezando hamburguesas (eso sí, de forma muy profesional y solvente) en una
cadena de comida rápida a la vez que nos canta con cierta mala leche eso de
“Cine, y solo solo solo, cine...”.
-La línea entre la
comedia y el drama también está presente en el primer desencanto que Javier se
encuentra en su imposible con Paola. Tras ir de punta en blanco con flores a la
salida del banco, y ver que ella es recogida por su novio en un pedazo de moto,
Javier entra en depresión profunda, con los acordes de “El príncipe encantado”
de fondo, y nos regala unas intentonas de suicidio en la cocina de su casa, que
desembocan en un Popocho al rescate, que le rocía con su inseparable petaca y
le lanza una cerilla para que Javier se descongele tras pasar la noche en el
interior de la nevera.
-Todo resulta un
montaje para embaucar al pobre Javier. El personaje que aparece al principio de
la propia película no es otro que el padre de Javier, Orlando Carrera, que
convence al director (Fernán-Gómez) para que le deporte a una oficina para
empleados inadaptados y que así se vea forzado a dejar el banco. Todo es una
especie de “Show de Truman”, ya que la oficina o sucursal y sus empleados son
falsos (actores pagados por Orlando para la pantomima) y la guapa Paola no es
otra que la hija de Fernán-Gómez.
-Los homenajes al cine
son evidentes, ya desde la canción de cabecera con Javier en una sala de
butacas rojas vacías y por duplicado en la pantalla grande. La ya citada antes
escena de guiño al cine mucho es una pequeña joyita insertada en el tramo
inicial de la película. El cine expresionista, e incluso el esperpento, con
esas escenas en la sucursal del destierro también está presente, y
posteriormente se aprecia en el histriónico Doctor Doc en el número musical de
esta canción.
-Javier no deja de
llevarse tortazo tras tortazo con Paola. La escena tras interpretar la canción
“Bésame, tonta” en televisión dedicada a ella, en la que ella termina yendo al
camerino a pedirle a Javier un autógrafo y a confesarle que le gusta mucho su
música a su novio, es una puñalada trapera de campeonato. Antes, la escena de
la auto-entrevista de Javier y después, la escena en la discoteca con Popocho y
Javier ahogando sus penas en el alcohol y bailando de forma algo tosca, también
son pasajes que considero destacables.
ESCENA FAVORITA
En una película musical,
es muy fácil llevarse por una escena en la que la música funciones y case a la
perfección. Creo que funciona muy bien esa despedida en la escalera del avión
con “Hay un lugar” cantada por Javier. No obstante, cito esta, pero me quedo
con la comentada escena del suicidio frustrado, en la que ante una gran
decepción Javier se encuentra roto. Demuestra una interpretación sublime por su
parte; por otros motivos, pero en estos días que no me encuentro muy allá y me
supone de alguna forma una terapia verla, aunque creo que no resolveré meterme
en la nevera como hace Javier.
Artículo escrito por Victor Prats (DMR)
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