Título Original: Gone Baby Gone
Género: Thriller, Cine Negro
Director: Ben Affleck
Intérpretes: Casey Affleck, Michelle Monaghan, Ed Harris,
Morgan Freeman
Nacionalidad: Estadounidense.
Impresiones
La cinefilia, casi en bloque,
renegaba, odiaba, detestaba a Ben Affleck. ¿Las razones? Una de serie de
desafortunadas películas con unas muy desafortunadas interpretaciones. O sea,
que Ben Affleck era un paquete; ese era el adagio. Pudieran tener algo de razón,
pero no olvidemos que, por ejemplo, obtuvo el premio a Mejor Actor en el
Festival de Venecia por “Hollywoodland” (2006) y que con veintitantos años
recibió el Oscar al mejor Guion Original, junto con Matt Damon, por “El Indomable Will Hunting” (1997). De
todos modos su imagen como actor no gozaba, en absoluto, de mucha
consideración.
Con “Adiós Pequeña, Adiós” algo
cambió. Comprobamos que detrás de las cámaras Ben Affleck conocía su oficio,
que era competente. Es más, nos dimos cuenta de que tenía una mirada, un toque
de innegable calidad en la puesta de escena. Y en la última fase de tan efusiva
conversión, al menos a título personal, nos quedamos asombrados de que el bueno
de Ben hubiese parido una de las mejores cintas de cine negro en años.
“Adiós Pequeña, Adiós” no busca
hacer amigos o halagar al público. La historia es dura, sórdida e impactante, y
Ben Affleck no rehúye la mirada del mal. Lo que hace es, aceptando unas
convenciones de cierta sutileza,
ofrecernos la mugre, la suciedad, la parte más decadente del Boston
suburbial. Al hacer esto honra el material de partida, que es la novela del
mismo nombre de Dennis Lehane (autor también de las novelas que dieron lugar a
“Mystic River -2003- , “Shutter Island” -2010- o “Vivir de Noche” -2016-, dirigida
también por Ben Affleck)
Hablábamos de la sordidez del
relato, y no es para menos viendo el tema que trata. El secuestro de una niña
pequeña. Dos detectives, Patrick Kenzie (Casey Affleck) y Angela Gennaro
(Michelle Monaghan) reciben el encargo de encontrar el paradero de una niña
desaparecida hace 76 horas. La policía ya está en ello pero sin que nada
fructifique. La pareja de detectives tratará de usar a su favor el conocimiento
del barrio suburbial de Boston donde se desarrolla la acción. El curso de la
investigación les irá metiendo en un microcosmos de crueldad y suciedad donde
se involucrarán más personalmente de lo que quisieran y tendrán que afrontar
dolorosos dilemas morales.
Como thriller es modélico, la
sensación de intriga es casi permanente, las situaciones nos llevan a ratos a
cotas altas de intensidad y los giros son sorprendentes y contundentes. Pero
hay algo más, una sensación de melancolía, de dolor, de la nos es imposible
despegarnos. Al contrario de muchas cintas de cine negro el detective no es un
cínico que esté de vuelta de todo. Casey Affleck es duro pero doliente, lanzado
pero escrupuloso. Otro tanto se podría decir de Michelle Monaghan.
Y a partir de aquí Ben Affleck
inicia una interesante carrera como director. Su siguiente paso será la
aceptable “The Town (Ciudad de Ladrones) (2010), la notable “Argo” (2012) y la
infravalorada “Vivir de Noche” (2016). Su siguiente producto, miedo me da, será
adaptar nuevamente a la pantalla de cine “Testigo de Cargo” de Agatha Christie.
Difícil lo tendrá para siquiera acercarse a lo que hizo Billy Wilder en 1957,
pero veremos qué pasa en 2020. En cualquier caso el dominio de los recursos del
cine clásico es la gran virtud de Ben Affleck y “Adiós Pequeña, Adiós” da buena
fe de ello. Y nos calló la boca, la verdad.
Análisis
Dirección: Ben Affleck puede sentirse orgulloso de su debut. Con
“Adios Pequeña, Adiós” mostró un aplomo y un conocimiento de los recursos
cinematográficos extraordinarios. Sin renunciar a la introspección, la
dirección es vigorosa y dota a la historia de un poderoso ritmo. La
aproximación al cine negro y al thriller no solo es competente, sino de primer
nivel. Affleck recorre sin ningún tipo de problemas el Boston más sombrío, y
sabe captar la tristeza de las historias de Dennis Lehane. También nos deja de
recuerdo interesantes reflexiones y una calculada ambigüedad para que saquemos
nuestras propias conclusiones.
Actuaciones: La adecuación del casting es plena. Todos los actores
encajan milimétricamente en los personajes asignados. Casey Affleck borda su
papel de investigador callejero pero con un acervo de valores que a veces
conculca y otras no; ello nos mostrará un personaje complejo y apasionado.
Michelle Monaghan es el contrapunto, un tanto silencioso, de Casey Affleck y su
diferencia con él a la hora de abordar y juzgar ciertas cosas ayudará al
planteamiento de dudas morales. La veteranía de Ed Harris y Morgan Freeman es
un grado; con su presencia dignifican la película en sus papeles de veterano y
algo trapacero agente de policía y jefe del Departamento de Desaparecidos
respectivamente. Buen reparto que luce a buen nivel.
Guion: La trama policial, ya decíamos, trata un tema tan sensible
como la desaparición y rapto de niños. Esto nos compele a implicarnos
emocionalmente casi como los propios personajes de la película. Así con todo,
la historia de la desaparición puede ser una excusa para tocar ciertas
cuestiones, sobre las personas y su entorno, la moralidad de nuestras acciones,
y si un medio deshonesto es justificado por un bien justo. Pero a todo esto
¿qué acciones son buenas y malas? Por otro lado, los diálogos son afilados e
inteligentes y las situaciones son, a ratos, de una gran intensidad.
Factura Técnica: Perfecto reflejo de la sordidez y la turbiedad, la
película capta sin recato los peores rincones por donde se mueve la película.
Abundan los tugurios, antros y casas de yonquis, pederastas y todo tipo de baja
ralea. Las escenas de acción no son un pegote y hay algunas secuencias que
mueven a la emoción. La realización, es clara, sencilla, pero intachable.
ZONA SPOILER
-Los valores atormentan a Casey
Affleck. Esos valores le llevan a tomar la decisión final, o a juzgar con
cierta indulgencia al lumpen de su barrio. Sin embargo, a veces su furia rebosa
y entonces estalla; véanse p.ej la crudísima secuencia de la casa de yonquis
que culmina con el asesinato del pederasta que ha matado al niño.
-¿Es lícito hacer el mal para
conseguir un bien? ¿Es correcta la idea de fingir un rapto que acaba mal para
que la niña se la lleve Morgan Freeman? ¿Es más correcto que Morgan Freeman se
quede con la niña o denunciarlo para que
vuelva con su madre? ¿Qué es exactamente lo “correcto”? La película toma
partido, pero el último plano nos interpela, nos deja con una duda inquietante.
-También nos habla de la
redención. ¿Puede alguien de hábitos delictivos y peligrosos para su familia
enmendarse? El abuelo de la pequeña (Un Titus Welliver con bigotón, debido a
que paralelamente estaba rodando la serie del oeste de la HBO “Deadwood”) lo
hizo; pasó por la cárcel y abandonó su estilo de vida. ¿Será la madre capaz de
hacerlo?
-En los ambientes y en el tono
desgarrado puede recordar a “Mystic River” de Clint Eastwood, aunque con un
deje más detectivesco. Como decíamos, ambas novelas son de Dennis Lehane.
-Ya de por sí la decisión de
Casey Affleck es difícil, pero denunciar a
Morgan Freeman le acaba costando también a su pareja.
-En el último plano con Casey
Affleck y la pequeña, el primero se pregunta si ha tomado la decisión correcta.
Nosotros también lo hacemos. Al llegar los créditos nuestro ánimo está ya
meditabundo y algo compungido. ¿Es un final completamente feliz?
Escena favorita
-Me quedo con la muerte de Ed
Harris en la azotea. Hay una atmósfera muy peculiar en la escena, un sol
crepuscular y melancólico que va a juego con el ánimo de Casey Affleck, cada
vez más decepcionado y conturbado.
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