martes, 23 de abril de 2019

Adiós Pequeña, Adiós (2007)


Título Original: Gone Baby Gone

Género: Thriller, Cine Negro

Director: Ben Affleck

Intérpretes: Casey Affleck, Michelle Monaghan, Ed Harris, Morgan Freeman

Nacionalidad: Estadounidense.



Impresiones

La cinefilia, casi en bloque, renegaba, odiaba, detestaba a Ben Affleck. ¿Las razones? Una de serie de desafortunadas películas con unas muy desafortunadas interpretaciones. O sea, que Ben Affleck era un paquete; ese era el adagio. Pudieran tener algo de razón, pero no olvidemos que, por ejemplo, obtuvo el premio a Mejor Actor en el Festival de Venecia por “Hollywoodland” (2006) y que con veintitantos años recibió el Oscar al mejor Guion Original, junto con Matt Damon,  por “El Indomable Will Hunting” (1997). De todos modos su imagen como actor no gozaba, en absoluto, de mucha consideración.


Con “Adiós Pequeña, Adiós” algo cambió. Comprobamos que detrás de las cámaras Ben Affleck conocía su oficio, que era competente. Es más, nos dimos cuenta de que tenía una mirada, un toque de innegable calidad en la puesta de escena. Y en la última fase de tan efusiva conversión, al menos a título personal, nos quedamos asombrados de que el bueno de Ben hubiese parido una de las mejores cintas de cine negro en años.



“Adiós Pequeña, Adiós” no busca hacer amigos o halagar al público. La historia es dura, sórdida e impactante, y Ben Affleck no rehúye la mirada del mal. Lo que hace es, aceptando unas convenciones de cierta sutileza,  ofrecernos la mugre, la suciedad, la parte más decadente del Boston suburbial. Al hacer esto honra el material de partida, que es la novela del mismo nombre de Dennis Lehane (autor también de las novelas que dieron lugar a “Mystic River -2003- , “Shutter Island” -2010- o “Vivir de Noche” -2016-, dirigida también por Ben Affleck)

Hablábamos de la sordidez del relato, y no es para menos viendo el tema que trata. El secuestro de una niña pequeña. Dos detectives, Patrick Kenzie (Casey Affleck) y Angela Gennaro (Michelle Monaghan) reciben el encargo de encontrar el paradero de una niña desaparecida hace 76 horas. La policía ya está en ello pero sin que nada fructifique. La pareja de detectives tratará de usar a su favor el conocimiento del barrio suburbial de Boston donde se desarrolla la acción. El curso de la investigación les irá metiendo en un microcosmos de crueldad y suciedad donde se involucrarán más personalmente de lo que quisieran y tendrán que afrontar dolorosos dilemas morales.



Como thriller es modélico, la sensación de intriga es casi permanente, las situaciones nos llevan a ratos a cotas altas de intensidad y los giros son sorprendentes y contundentes. Pero hay algo más, una sensación de melancolía, de dolor, de la nos es imposible despegarnos. Al contrario de muchas cintas de cine negro el detective no es un cínico que esté de vuelta de todo. Casey Affleck es duro pero doliente, lanzado pero escrupuloso. Otro tanto se podría decir de Michelle Monaghan.

Y a partir de aquí Ben Affleck inicia una interesante carrera como director. Su siguiente paso será la aceptable “The Town (Ciudad de Ladrones) (2010), la notable “Argo” (2012) y la infravalorada “Vivir de Noche” (2016). Su siguiente producto, miedo me da, será adaptar nuevamente a la pantalla de cine “Testigo de Cargo” de Agatha Christie. Difícil lo tendrá para siquiera acercarse a lo que hizo Billy Wilder en 1957, pero veremos qué pasa en 2020. En cualquier caso el dominio de los recursos del cine clásico es la gran virtud de Ben Affleck y “Adiós Pequeña, Adiós” da buena fe de ello. Y nos calló la boca, la verdad.



Análisis

Dirección: Ben Affleck puede sentirse orgulloso de su debut. Con “Adios Pequeña, Adiós” mostró un aplomo y un conocimiento de los recursos cinematográficos extraordinarios. Sin renunciar a la introspección, la dirección es vigorosa y dota a la historia de un poderoso ritmo. La aproximación al cine negro y al thriller no solo es competente, sino de primer nivel. Affleck recorre sin ningún tipo de problemas el Boston más sombrío, y sabe captar la tristeza de las historias de Dennis Lehane. También nos deja de recuerdo interesantes reflexiones y una calculada ambigüedad para que saquemos nuestras propias conclusiones.

Actuaciones: La adecuación del casting es plena. Todos los actores encajan milimétricamente en los personajes asignados. Casey Affleck borda su papel de investigador callejero pero con un acervo de valores que a veces conculca y otras no; ello nos mostrará un personaje complejo y apasionado. Michelle Monaghan es el contrapunto, un tanto silencioso, de Casey Affleck y su diferencia con él a la hora de abordar y juzgar ciertas cosas ayudará al planteamiento de dudas morales. La veteranía de Ed Harris y Morgan Freeman es un grado; con su presencia dignifican la película en sus papeles de veterano y algo trapacero agente de policía y jefe del Departamento de Desaparecidos respectivamente. Buen reparto que luce a buen nivel.

Guion: La trama policial, ya decíamos, trata un tema tan sensible como la desaparición y rapto de niños. Esto nos compele a implicarnos emocionalmente casi como los propios personajes de la película. Así con todo, la historia de la desaparición puede ser una excusa para tocar ciertas cuestiones, sobre las personas y su entorno, la moralidad de nuestras acciones, y si un medio deshonesto es justificado por un bien justo. Pero a todo esto ¿qué acciones son buenas y malas? Por otro lado, los diálogos son afilados e inteligentes y las situaciones son, a ratos, de una gran intensidad.

Factura Técnica: Perfecto reflejo de la sordidez y la turbiedad, la película capta sin recato los peores rincones por donde se mueve la película. Abundan los tugurios, antros y casas de yonquis, pederastas y todo tipo de baja ralea. Las escenas de acción no son un pegote y hay algunas secuencias que mueven a la emoción. La realización, es clara, sencilla, pero intachable.

ZONA SPOILER

-Los valores atormentan a Casey Affleck. Esos valores le llevan a tomar la decisión final, o a juzgar con cierta indulgencia al lumpen de su barrio. Sin embargo, a veces su furia rebosa y entonces estalla; véanse p.ej la crudísima secuencia de la casa de yonquis que culmina con el asesinato del pederasta que ha matado al niño.

-¿Es lícito hacer el mal para conseguir un bien? ¿Es correcta la idea de fingir un rapto que acaba mal para que la niña se la lleve Morgan Freeman? ¿Es más correcto que Morgan Freeman se quede con la niña  o denunciarlo para que vuelva con su madre? ¿Qué es exactamente lo “correcto”? La película toma partido, pero el último plano nos interpela, nos deja con una duda inquietante.

-También nos habla de la redención. ¿Puede alguien de hábitos delictivos y peligrosos para su familia enmendarse? El abuelo de la pequeña (Un Titus Welliver con bigotón, debido a que paralelamente estaba rodando la serie del oeste de la HBO “Deadwood”) lo hizo; pasó por la cárcel y abandonó su estilo de vida. ¿Será la madre capaz de hacerlo?

-En los ambientes y en el tono desgarrado puede recordar a “Mystic River” de Clint Eastwood, aunque con un deje más detectivesco. Como decíamos, ambas novelas son de Dennis Lehane.

-Ya de por sí la decisión de Casey Affleck es difícil, pero denunciar a  Morgan Freeman le acaba costando también a su pareja.

-En el último plano con Casey Affleck y la pequeña, el primero se pregunta si ha tomado la decisión correcta. Nosotros también lo hacemos. Al llegar los créditos nuestro ánimo está ya meditabundo y algo compungido. ¿Es un final completamente feliz?

Escena favorita

-Me quedo con la muerte de Ed Harris en la azotea. Hay una atmósfera muy peculiar en la escena, un sol crepuscular y melancólico que va a juego con el ánimo de Casey Affleck, cada vez más decepcionado y conturbado.







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