Título Original: Alien
Género: Terror, Ciencia Ficción
Director: Ridley Scott
Intérpretes: Sigourney Weaver, John Hurt, Ian Holm, Tom
Skerrit
Nacionalidad: Estadounidense.
Impresiones
El cine de terror es un género
que ha tenido aportaciones significativas y decisivas en el devenir de la
historia del cine. Piensen, por ejemplo, en algunos de los cúlmenes del
expresionismo alemán como “El Gabinete del Doctor Caligari” (1920) o “M, El Vampiro
de Dusseldorf” (1931); los monstruos de la Universal con Drácula y Frankenstein
a la cabeza; las modestas pero imaginativas películas de la factoría Val Lewton
como “La Mujer Pantera” (1942); los siniestros efluvios góticos de la Hammer,
etc, etc.
Sin embargo ha sido, el terror,
un género sin reconocimiento de premios o distinciones. Solo cinco películas de
terror han nominadas a mejor película en los Oscar a lo largo de la historia:
“El Exorcista” (1973), “Tiburón” (1975), “El Silencio de los Corderos” (1991),
“El Sexto Sentido” (1999), “Déjame Salir” (2017). Y a fe mía que no son pocas
las películas de terror que han cambiado la historia del cine, como para tener
tan exiguo reconocimiento. “Alien”, que ni siquiera estuvo nominada a mejor
película, es una de esas películas.
“Alien” (por cuestiones prácticas
omitiré lo de “El Octavo Pasajero”, que además es cosecha de los distribuidores
españoles) amerita haber llevado al espacio la tipología de miedo que se daban
en otras películas del género. Por ejemplo, el “slasher” o cierta imaginería
gótica convenientemente trasladada a las coordenadas futuristas de los viajes
interestelares. Si bien la película
tiene una idea sencilla, no por ello deja de ser una genialidad. Bien es cierto
que había algunos ligeros “antecedentes” como “Terror en el Espacio” (1965) del
interesante director italiano Mario Bava, o “Dark Star”(1974) dirigida por un
joven John Carpenter (y cuyo coguionista era Dan O’Bannon, casualmente el mismo
que el de “Alien”) . Sin embargo la idea formada, completa y plenamente
desarrollada viene de la mano del film de Ridley Scott
La dirección artística es
fundamental para inspirar en el espectador la sensación de acechanza , de
inminente peligro. La nave Nostromo (uno de los guiños de Ridley a Joseph
Conrad) adquiere la categoría de protagonista adicional convirtiéndose en una
tupida red de laberintos y recovecos que esconden a una terrible criatura. Es,
por lo tanto, el estilo, la imponente puesta en escena, la que añade vigor a la
película.
La susodicha nave Nostromo va en
misión de carga cuando recibe una señal proveniente de un planeta cercano y
desconocido. Simultáneamente la tripulación se despierta de su hibernación y
recibe instrucciones, del ordenador central de la nave, de aterrizar en el planeta
desde donde viene la señal. Lo que allí encuentren, como ya sabrán, acabará
desatando una terrible pesadilla.
Debían ser finales de los ochenta
cuando vi “Alien” por primera vez, mediante un pase por televisión.
Yo tendría
unos ocho años, una edad fácilmente impresionable, pero aparte de que la
censura de mis progenitores creo recordar que hizo efecto, la vi con cierto
distanciamiento, como una sucesión de imágenes sin mucho interés. En la
siguiente década ya sería otra cosa. Azuzada por el estreno de diversas
secuelas, “Alien” se programaba con relativa frecuencia, y a cada visionado
cada vez me fascinaba más la película, ganándose un estatus personal de
película imprescindible.
Decía al principio que “Alien”
cambió la historia del cine. No creo que sea exagerado, la cultura pop ganó un
puñado personajes (particularmente la irrepetible Ripley) o, en el otro
extremo, el temible xenomorfo. Todo ello sin contar con la generosa cantidad de
secuelas que ha habido desde entonces. Algunas muy dignas como “Aliens: el
Regreso” (1986) de James Cameron y otras entre el delirio y la casquería como
“Aliens: El Regreso” (1997). Hasta hoy llegan las reminiscencias, habiéndose
estrenado la última película de la saga hace un par de años, la irregular
“Alien: Covenant”. Y aún nos queda otra para dentro de unos años.
Pero sobre todo el mayor legado
de “Alien” es una forma de hacer las cosas, una fuente de estilo con distintivo
propio. Cuando pasen miedo en una película espacial y sientan la sensación de
estar atrapados entre una aprisionadora nave y la inmensidad del espacio,
piensen en “Alien”. Una de las películas que cambiaron la historia.
Análisis
Dirección: La segunda película de Ridely Scott asegura la presencia
del director británico entre la élite de directores del cine moderno, condición
que sería confirmada por películas posteriores. Se dice que Ridley no estaba
familiarizado con el tipo de terror que le pedían, y los productores le
aconsejaron ver “La Matanza de Texas” (1974) de Tobe Hooper. Al quedar
maravillado por ella decidió aplicar algo de lo visto para “Alien” (ya decíamos
que tenía algo de slasher) con óptimos resultados. La tensión irrespirable, el
inquietante pulso narrativo y el impacto de varias escenas, no hacen sino
refrendar las enormes habilidades narrativas de Ridley Scott y su talento para
recrean ambientes oscuros y ominosos (como haría en “Blader Runner”-1982- o
“Black Rain” -1989-) La mano de Ridley Scott maneja a su antojo las emociones
de los espectadores y los bambolea a golpe de escalofrío.
Actuaciones: “Alien” supone el alumbramiento de un personaje de
entidad y carisma importantísimos, Ellen Ripley. No dejó de ser una pequeña
revolución que el principal antagonista del monstruoso xenomorfo fuese una
mujer. Se veía venir desde el casting, donde Ridley Scott se la imaginó
haciendo cara al alien desde el principio. Es casi un personaje de Howard
Hawks, lleno de determinación, valor y profesionalidad. Elementos comunes en
muchos de sus papeles.
Los secundarios tienen buen
nivel, dando lugar a un pequeño microcosmos dentro de la nave Nostromo. Ahí
tenemos al codicioso y sarcástico mecánico Parker (Yapeth Kotto) y su secuaz
Brett (Harry Dean Stanton), el inquietante oficial científico Ash (Ian Holm),
el jefe Dallas (Tom Skerritt), la atribulada oficial de navegación Lambert
(Veronica Catwright) y al sufrido copiloto Kane (John Hurt). Cada cual, sobre
todo si ves desde el prisma de un fan de la serie, tiene su huequecito en la
historia de la cultura pop.
Guion: Es el caso de un guion que fue progresivamente pasando por
un largo proceso de depuración, pero cuya idea embrionaria se la debemos a Dan
O’Bannon con la inestimable ayuda de Ronald Shusett (pareja que repetiría en
“Desafío Total” -1990-). Incluso es productor Walter Hill añadió algunas ideas
como, por ejemplo, el personaje de Ash. Hay cosas muy interesantes en el diseño
de la historia. Para empezar la historia se “gotiquiza”, los corredores
tortuosos, tétricos y amenazantes ya no eran privativos de las casas encantadas
victorianas. Ahora, los alienígenas con malas purgas se podían pasear por ellos
en el entorno de una nave espacial. Por otro lado, la película adquiere el tono
de un slasher, género que se estaba desarrollando con fuerza en los setenta
(ahí tienen “La Última Casa a la Izquierda -1972 o “La Matanza de Texas”
-1974-) pero canalizado en “Alien” de una forma elegante, oscura y fantasiosa.
Y sobre todo cumple con el cometido del guion de una buena película de terror,
ofrecernos situaciones que nos quitan el aliento y nos hacen castañetear los
dientes.
Factura Técnica: Uno de los puntos fuertes. Empezando por la parte
del diseño; Hans Rudi Giger hizo un extraordinario trabajo pergeñando el
aspecto del alien, y el prestigioso dibujante Jean Giraud “Moebius “diseñó los
trajes espaciales. Todo ello por no mencionar los efectos especiales de Stan
Winston. El acabado es de una sordidez, aterradora y exquisita, consiguiendo
una imagen idiosincrática que ha sido continua fuente de inspiración desde
1979. La emulación del planeta donde se encuentra los huevos de alien es
magnífica. La cámara de Ridley Scott se mueve contundente o suave según se
requiera; para ejemplo de lo segundo revisar en la película el inicio con el
despertar de la tripulación. La oscura banda sonora de Jerry Goldsmith es,
también, digna de mención.
ZONA SPOILER
-También podríamos hablar de
“Madre” el ordenador que gobierna la nave y que pérfidamente oculta a la
tripulación el objeto real de la misión. Si tenemos en cuenta a Hal 9000 de
“2001” llegamos a la conclusión de que los ordenadores son el peor enemigo del
astronauta.
-Cuántos desastres se hubieran
evitado si hubieran hecho caso a Ripley desde el inicio y no hubieran dejado
subir al infectado Kane.
-Una parte de la película es una
genuina lucha de poderes. Ripley se enfrenta a Ash por haber dejado entrar la
criatura en la nave y a su vez censura a Dallas por apoyar a Ash. En general
Ripley no solamente es un personaje arrojado, sino también el más riguroso y
sensato de todos.
-Algunos críticos refieren el
carácter sexual de “Alien”, como si la acción del xenomorfo de pegarse al
huésped y de implantar su embrión en él, fuera una especie de violación. Un
poco freudiano llegar a esa conclusión, ¿no?
-La tripulación es sacrificable,
dice Madre. La corporación que envía a la Nostromo es bastante cruel. Cuidado
para quién trabajas.
-“Nostromo” es el nombre de un
libro de Joseph Conrad, escritor muy vinculado a Ridley Scott en sus comienzos.
“Los Duelistas” (1977), una adaptación de otra novela de Conrad ambientada en
las Guerras Napoleónicas, había sido su
debut dos años antes. Y recordemos que en 1979 Coppola estrenó Apocalypse Now,
inspirada libremente en “El Corazón de las Tinieblas”, del escritor británico
(que estuvo presente de diversos modos en el cine del momento)
-La ya célebre escena en la que
el alien sale de las entrañas de Kane fue rodada sin que el resto de actores
supieran qué iba a pasar. Ridley Scott quería que el terror del reparto fuera
genuino y, mirando las caras de los actores durante la escena, a fe que lo
consiguió.
-Una mención merece el último
informe que graba Ripley tras haber mandado al bicho a las tinieblas
exteriores, pasando lista a los componentes de la tripulación. Fin de la
transmisión.
Escena Favorita
-Por cómo está compuesta,
planificada y filmada, me quedo con la muerte de Brett. Está rodada de una
forma paciente, de tensa calma, con un alarmante virtuosismo. El culmen será la
terrorífica aparición del alien, ya grandecito. Y todo esto mientras Brett
buscaba al gatito Jonzieeeeeee.
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