Título Original: El Verdugo
Género: Comedia Negra
Director: Luis García Berlanga
Intérpretes: José Isbert, Nino Manfredi, Emma Penella, José
Luis López Vázquez.
Nacionalidad: Española (co-producción con Italia)
Impresiones
El arte español tiene el olfato
fino y el talento fácil para reflejar la propia negritud que le rodea. El
honorable linaje en que se manifiesta esta tendencia incluye a Quevedo, el
esperpento de Valle Inclán, Goya, y, entre otros, también a Berlanga. Y a Rafael
Azcona. Nuestro humor negro, todavía presente p.ej en Álex de la iglesia, ha
dado suculentos frutos quizá por nuestra propia idiosincrasia y también por la
cantidad de excelentes notarios habidos para contarlos.
“El Verdugo” fue capaz de captar
el espíritu de la época de un modo tan fidedigno que aún hoy se preserva fresco
en sus fotogramas. No creo que su lección sea menor que la de un libro de
historia. A los de mi generación, ya nacidos en democracia, el tema del garrote
vil nos pilla ya lejos; apenas es un grotesco recuerdo vestigial. Y sin embargo
cuando vemos los trastos de matar de Pepe Isbert nos da una innegable sensación
de repelús. También es edificante que aprendamos de los desastres pretéritos.
El humor negro, negrísimo, de “El
Verdugo” tiene más resonancia porque germina en terreno costumbrista y no se
pierde en vacuidades extravagantes. De hecho, la impronta neorrealista de gran
parte de la película es indudable. Todo ello hace que todo sea más terrorífico,
más cruel.
El vitriolo en Berlanga es
consustancial a él mismo, ya desde “Esa Pareja Feliz” (1951) (Dirigida junto a
Juan Antonio Bardem) hacía gala de un humor con sabor a esperpento, a zumbona
incomodidad de lo que le rodeaba. El culmen del vinagre vendría con las
colaboraciones con Rafael Azcona en las tareas de guion. La primera, si no
contamos con la película colaborativa de “Las Cuatro Verdades” (1962), fue el
largometraje inmediatamente anterior, “Placido” (1961). Estas dos junto con la
tronchante e inmisericorde “La Escopeta Nacional” (1978) forman mi trío de
películas favoritas del genial Berlanga, que pasa por ser (en general) mi
director español favorito de todos los tiempos.
José Luis Rodríguez (Nino
Manfredi) trabaja en una funeraria y un día, por accidente, traba amistad con
un verdugo encargado de ejecutar la pena capital mediante el garrote vil (Pepe
Isbert). Además, se enamora de la hija de éste (Emma Penella) y cuando tienen
un desliz y han de casarse por imperativos morales de la época planean irse a
vivir al piso que el patronato de funcionarios va a otorgar al verdugo. Sin
embargo se jubila unos pocos días antes y la única forma de que mantengan el
piso es que José Luis ocupe la plaza de su suegro. José Luis lo hace a
regañadientes, pero está aterrorizado ante la idea de recibir un aviso que le
obligue a ejercer su nueva y siniestra labor.
¿Se han fijado que, desde hace
tiempo, cuando ocurre algo disparatado en el ámbito nacional (lo que cual es
bastante común) se dice que es “berlanguiano” o que es digno de una película de
Berlanga? Éste es el triunfo del cine de Berlanga, el cineasta que mejor ha
sabido dibujar a nuestro país.
Análisis
-Dirección: Técnicamente, Berlanga, es un director más dotado de
los que parece. Se nota sobre todo en sus películas más corales, donde es capaz
de grabar a una turba de personajes en aparente desorden cuando en realidad
están primorosamente dispuestos. En “El Verdugo” no pasa eso, si acaso nos
acercaríamos en algunas de las escenas de Palma de Mallorca. Berlanga se sirve
en gran parte de la claridad costumbrista del neorrealismo, pero también aporta
algún importante detalle; véanse algunas escenas de interiores donde se pone el
foco en dos lugares a la vez (p.ej Pepe
Isbert en su habitación y Nino Manfredi abriendo la puerta al cartero). Es notable
la sensación de angustia que nos hace pasar en el tramo final de la película
gracias a, entre otras cosas, una excelente narración.
-Actuaciones: “El Verdugo” se
beneficia del magnífico plantel español (más el italiano Manfredi) de la época.
Para muestra de ellos podemos fijarnos en la naturalidad pasmosa del grandísimo
Pepe Isbert, capaz de darle un toque casi entrañable a un personaje que debiera
ser siniestro. Nino Manfredi borda el papel de hombre de a pie arrastrado por
el paradigma social de los años 60 en España. Emma Penella también hace una
grandísima labor. En las películas de Berlanga los secundarios siempre son
esenciales: ahí tenemos, p.ej, a José Luis López Vázquez haciendo de hermano de
Nino Manfredi, o a María Luisa Ponte interpretando a la cuñada.
Guion: La dupla Berlanga-Azcona ha dejado algunas de las historias
más brillantes del cine español. Mezclan el ojo clínico superdotado para la
observación del entorno, con un asombroso humor negro. Viendo un guion de estos
dos genios puedes reír, temblar y pensar a la vez. “El Verdugo” es donde llevan
al paroxismo su humor negro hasta ser casi grotesco. No escatima referencias a
los útiles necesarios para la ejecución y otros detalles de tan siniestra
ceremonia. No faltan momentos de carcajada, pero según se acerca el final una
anómala angustia se irá apoderando de la historia hasta límites casi crueles.
Ni que decir tiene que los diálogos son ocurrentes e inteligentísimos.
Factura Técnica: Buena parte de la estética sigue la pautas
neorrealistas con el objetivo de refrendar la faceta costumbrista. Es en
general una puesta en escena sencilla pero con apuntes meritorios; como
decíamos al principio algunos planos interiores, mostrando varias acciones al
unísono, son de gran calidad. También destaca el tramo final donde vuelve el
Berlanga más coral.
ZONA SPOILER
-Está claro que la tesis de la
película orbita en torno a la condena de la pena de muerte. Lo hace metiendo a
una persona de a pie en los zapatos (y de paso metiéndonos a nosotros) de un
terrible oficio como el de verdugo. Recuerden el plano, camino de la ejecución,
donde Nino Manfredi va conmocionado que el condenado a muerte.
-Sin embargo hay otras
vicisitudes que también son objeto de vitriólica alusión. Ahí tenemos el hecho
del cirio que se arma cuando Jose Isbert descubre que su hija y Nino Manfredi
han tenido relaciones (la película es picarona, por cierto). O el hecho de que
ambos tengan que casarse sí o sí cuando ella se queda embarazada. Toda una
sobredosis de ranciedad.
-Otro detallito de puritanismo:
la escena en la que un iracundo Agustín González quiere pegar a otro tipo
porque ha mirado a su mujer.
-También es objeto de ironía que
los delitos de honor (osea, provocados por los cuernos) tengan una pena menor.
-Una de las culminaciones del
humor negro es la indescriptible argumentación de Pepe Isbert de por qué el
garrote vil es más humano que la silla eléctrica.
-También se menciona la cerrazón
cultural de la España del momento: en la firma de libros de la feria una pareja
pregunta si tienen algo de Bergman o Antonioni. El académica no tiene ni idea
de lo que hablan.
-En la firma también se pide un
libro dedicado para “Elenita Santonja” (cameo)
-Todo el tramo de Palma de
Mallorca es de una tensión creciente. Para el recuerdo el tronchante/siniestro
abordaje en las Cuevas del Drach.
-Por cierto, el concurso de Miss
Naciones Unidas en Palma de Mallorca también se menciona en la serie de
Movistar “Arde Madrid; Ava Gardner tiene que hacer de jurado.
Escena favorita
-Qué cuadro tan desolador: Nino
Manfredi gritando “¡No lo haré más!” y Pepe Isbert con el nieto en brazo
musitando “Ya, ya, eso decía yo”.
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