martes, 26 de marzo de 2019

El Verdugo (1963)


Título Original: El Verdugo

Género: Comedia Negra

Director: Luis García Berlanga

Intérpretes: José Isbert, Nino Manfredi, Emma Penella, José Luis López Vázquez.

Nacionalidad: Española (co-producción con Italia)



Impresiones

El arte español tiene el olfato fino y el talento fácil para reflejar la propia negritud que le rodea. El honorable linaje en que se manifiesta esta tendencia incluye a Quevedo, el esperpento de Valle Inclán, Goya, y, entre otros, también a Berlanga. Y a Rafael Azcona. Nuestro humor negro, todavía presente p.ej en Álex de la iglesia, ha dado suculentos frutos quizá por nuestra propia idiosincrasia y también por la cantidad de excelentes notarios habidos para contarlos.


“El Verdugo” fue capaz de captar el espíritu de la época de un modo tan fidedigno que aún hoy se preserva fresco en sus fotogramas. No creo que su lección sea menor que la de un libro de historia. A los de mi generación, ya nacidos en democracia, el tema del garrote vil nos pilla ya lejos; apenas es un grotesco recuerdo vestigial. Y sin embargo cuando vemos los trastos de matar de Pepe Isbert nos da una innegable sensación de repelús. También es edificante que aprendamos de los desastres pretéritos.



El humor negro, negrísimo, de “El Verdugo” tiene más resonancia porque germina en terreno costumbrista y no se pierde en vacuidades extravagantes. De hecho, la impronta neorrealista de gran parte de la película es indudable. Todo ello hace que todo sea más terrorífico, más cruel.

El vitriolo en Berlanga es consustancial a él mismo, ya desde “Esa Pareja Feliz” (1951) (Dirigida junto a Juan Antonio Bardem) hacía gala de un humor con sabor a esperpento, a zumbona incomodidad de lo que le rodeaba. El culmen del vinagre vendría con las colaboraciones con Rafael Azcona en las tareas de guion. La primera, si no contamos con la película colaborativa de “Las Cuatro Verdades” (1962), fue el largometraje inmediatamente anterior, “Placido” (1961). Estas dos junto con la tronchante e inmisericorde “La Escopeta Nacional” (1978) forman mi trío de películas favoritas del genial Berlanga, que pasa por ser (en general) mi director español favorito de todos los tiempos.



José Luis Rodríguez (Nino Manfredi) trabaja en una funeraria y un día, por accidente, traba amistad con un verdugo encargado de ejecutar la pena capital mediante el garrote vil (Pepe Isbert). Además, se enamora de la hija de éste (Emma Penella) y cuando tienen un desliz y han de casarse por imperativos morales de la época planean irse a vivir al piso que el patronato de funcionarios va a otorgar al verdugo. Sin embargo se jubila unos pocos días antes y la única forma de que mantengan el piso es que José Luis ocupe la plaza de su suegro. José Luis lo hace a regañadientes, pero está aterrorizado ante la idea de recibir un aviso que le obligue a ejercer su nueva y siniestra labor.

¿Se han fijado que, desde hace tiempo, cuando ocurre algo disparatado en el ámbito nacional (lo que cual es bastante común) se dice que es “berlanguiano” o que es digno de una película de Berlanga? Éste es el triunfo del cine de Berlanga, el cineasta que mejor ha sabido dibujar a nuestro país.



Análisis

-Dirección: Técnicamente, Berlanga, es un director más dotado de los que parece. Se nota sobre todo en sus películas más corales, donde es capaz de grabar a una turba de personajes en aparente desorden cuando en realidad están primorosamente dispuestos. En “El Verdugo” no pasa eso, si acaso nos acercaríamos en algunas de las escenas de Palma de Mallorca. Berlanga se sirve en gran parte de la claridad costumbrista del neorrealismo, pero también aporta algún importante detalle; véanse algunas escenas de interiores donde se pone el foco en dos lugares a la vez (p.ej  Pepe Isbert en su habitación y Nino Manfredi abriendo la puerta al cartero). Es notable la sensación de angustia que nos hace pasar en el tramo final de la película gracias a, entre otras cosas, una excelente narración.

-Actuaciones: “El Verdugo” se beneficia del magnífico plantel español (más el italiano Manfredi) de la época. Para muestra de ellos podemos fijarnos en la naturalidad pasmosa del grandísimo Pepe Isbert, capaz de darle un toque casi entrañable a un personaje que debiera ser siniestro. Nino Manfredi borda el papel de hombre de a pie arrastrado por el paradigma social de los años 60 en España. Emma Penella también hace una grandísima labor. En las películas de Berlanga los secundarios siempre son esenciales: ahí tenemos, p.ej, a José Luis López Vázquez haciendo de hermano de Nino Manfredi, o a María Luisa Ponte interpretando a la cuñada.

Guion: La dupla Berlanga-Azcona ha dejado algunas de las historias más brillantes del cine español. Mezclan el ojo clínico superdotado para la observación del entorno, con un asombroso humor negro. Viendo un guion de estos dos genios puedes reír, temblar y pensar a la vez. “El Verdugo” es donde llevan al paroxismo su humor negro hasta ser casi grotesco. No escatima referencias a los útiles necesarios para la ejecución y otros detalles de tan siniestra ceremonia. No faltan momentos de carcajada, pero según se acerca el final una anómala angustia se irá apoderando de la historia hasta límites casi crueles. Ni que decir tiene que los diálogos son ocurrentes e inteligentísimos.

Factura Técnica: Buena parte de la estética sigue la pautas neorrealistas con el objetivo de refrendar la faceta costumbrista. Es en general una puesta en escena sencilla pero con apuntes meritorios; como decíamos al principio algunos planos interiores, mostrando varias acciones al unísono, son de gran calidad. También destaca el tramo final donde vuelve el Berlanga más coral.

ZONA SPOILER

-Está claro que la tesis de la película orbita en torno a la condena de la pena de muerte. Lo hace metiendo a una persona de a pie en los zapatos (y de paso metiéndonos a nosotros) de un terrible oficio como el de verdugo. Recuerden el plano, camino de la ejecución, donde Nino Manfredi va conmocionado que el condenado a muerte.

-Sin embargo hay otras vicisitudes que también son objeto de vitriólica alusión. Ahí tenemos el hecho del cirio que se arma cuando Jose Isbert descubre que su hija y Nino Manfredi han tenido relaciones (la película es picarona, por cierto). O el hecho de que ambos tengan que casarse sí o sí cuando ella se queda embarazada. Toda una sobredosis de ranciedad.

-Otro detallito de puritanismo: la escena en la que un iracundo Agustín González quiere pegar a otro tipo porque ha mirado a su mujer.

-También es objeto de ironía que los delitos de honor (osea, provocados por los cuernos) tengan una pena menor.

-Una de las culminaciones del humor negro es la indescriptible argumentación de Pepe Isbert de por qué el garrote vil es más humano que la silla eléctrica.

-También se menciona la cerrazón cultural de la España del momento: en la firma de libros de la feria una pareja pregunta si tienen algo de Bergman o Antonioni. El académica no tiene ni idea de lo que hablan.

-En la firma también se pide un libro dedicado para “Elenita Santonja” (cameo)

-Todo el tramo de Palma de Mallorca es de una tensión creciente. Para el recuerdo el tronchante/siniestro abordaje en las Cuevas del Drach.

-Por cierto, el concurso de Miss Naciones Unidas en Palma de Mallorca también se menciona en la serie de Movistar “Arde Madrid; Ava Gardner tiene que hacer de jurado.

Escena favorita

-Qué cuadro tan desolador: Nino Manfredi gritando “¡No lo haré más!” y Pepe Isbert con el nieto en brazo musitando “Ya, ya, eso decía yo”.

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