Título Original: Pulp Fiction.
Género: Thriller, mafia.
Director: Quentin Tarantino.
Intérpretes: John Travolta, Uma Thurman, Samuel L. Jackson,
Bruce Willis.
Nacionalidad: Estadounidense.
Impresiones
Hablar de esta película, para mí,
es como un imperativo categórico, una
cláusula moral de obligado cumplimiento, la satisfacción de una deuda contraída
desde hace mucho. No es fácil escribir, no obstante, sobre una película
conocida hasta en lo más recóndito del orbe y que ha contado con un sinnúmero
de exégetas desde su estreno hace 25 años.
No es fácil aporta algo nuevo o
desvelar alguna característica relevante que no haya sido ya comentada. Pero
aun así tengo que escribir sobre ella; no me queda otra. Por el mero motivo de
que es una de mis películas favoritas y sería una pequeña traición olvidarla en
estos artículos.
Cuando la vi por primera vez fue
por televisión, Telemadrid más concretamente, allá por el año 1997 o 1998. Mi
curiosidad por verla acaso tenga su raíz unos años antes, cuando el icónico
cartel con Uma Thurman fumando, que ocupaba un lugar preferente en el Metro y
en las marquesinas de los autobuses de Madrid, agitó el cóctel de hormonas
propias de un adolescente incipiente como servidor. Desde entonces el
transporte público, y su servicio de cartelería, de mi ciudad cuenta con mi
inquebrantable adhesión.
A modo de recapitulación
subjetiva iré desgranando los aspectos que han ido asentando a “Pulp Fiction”
como una película personal de referencia. Aparte de Uma Thurman, claro:
-No es nada nuevo, pero sí está
presentado de forma nueva: En efecto, historias sobre la chica del gánster, el
boxeo amañado, o la localización y exterminio de mindundis poco escrupulosos en
el cumplimiento de sus pactos con los mafiosos, ya había habido bastantes. Pero
aquí este tipo de narraciones son deconstruidas hasta conseguir algo
insolentemente novedoso. Parte del principio, defendido por Godard por ejemplo,
de que las películas no deben seguir el canónico juego de
comienzo-desarrollo-desenlace. Tarantino fragmenta el tiempo y juega con el
como un niño con unos Legos, dejándonos intrigados, curiosos y maravillados.
Todo al mismo tiempo. Sin duda una maravillosa travesura elevada a rango de
arte.
-Personajes carismáticos y
característicos: Tarantino tiene la jugosa virtud de saber dibujar para sus
personajes unas peculiaridades distintivas, memorables y a menudo plenas de
carisma. Son patrimonio de la cultura popular los hampones Vincent Vega y Jules
Winnfield, el boxeador Butch, el líder mafioso Marcellus Wallace y su
encantadora esposa Mia Wallace, el impagable Sr. Lobo…. Son personajes
chisposos, extravagantes, únicos; prácticamente todos tienen un momento
destacado.
-Diálogos brillantes:
Curiosamente aunque “Pulp Fiction” sea todo lo opuesto a una película con
“mensaje”, tiene una proporción elevadísima de líneas brillantes en su guion.
Tarantino tiene un ingenio descomunal para el diálogo, hasta incluso la
banalidad más atorrante tiene su correspondencia en una escritura ingeniosa,
jolgoriosa y sorprendente. ¿Es fácil sacar oro de una conversación sobre
hamburguesas? En absoluto. ¿Y sobre masajes de pies? Menos todavía. Un detalle
significativo es que Tarantino explicaba que algunas velocísimas
réplicas-contrarréplicas encontraron su inspiración en “Luna Nueva” (1940) de
Howard Hawks, asimilando su estilo de incesante mordacidad.
-Abundancia de referencias a la
cultura pop: “Pulp Fiction” es una auténtica sinfonía pop, por su metraje
deambulan continuos guiños a (por ejemplo) series de tv (“Happy Days”, “Green
Acres”), a las películas y música de los años 50 (Douglas Sirk, Buddy Holly,
Marilyn Monroe, Chuck Berry), o a asuntos varios como La Hormiga Atómica o “Los
Cañones de Navarone” (1961). Del mismo modo en subsiguientes películas hará uso
de su mitología particular para homenajear al Spaguetti Western o a las
películas de artes marciales; incluyendo, por ejemplo, pequeños papeles para
Sonny Chiba o Franco Nero. Toda esta visión cultural Tarantino nos la ofrece de
una manera respetuosa y divertida, en muchos casos reivindicando subgéneros
lejos de los halagos de la intelectualidad más sesuda.
Análisis
Dirección: Brillante y traviesa a un tiempo, Tarantino nos ofrece
una puesta en escena trufada de algunos encuadres y travelling magníficos. Hay
escenas tan archisabidas que acaso no las demos importancia pero que están
rodadas de una manera primorosa; véase el celebérrimo baile de Travolta y
Thurman. Por otra parte, todo parece indicar que si una película dura 153
minutos y que va a pasarse por la piedra el tiempo cronológico, estaremos ante
una película densa y ardua. Nada más lejos de la realidad, “Pulp Fiction” se ve con gran facilidad; Tarantino domina el
ritmo de la película de tal modo que nos mantiene siempre alerta, gozando de
cada tramo de película. Sin duda alguna la dirección es enérgica y bien dotada.
Actuaciones: Tarantino es, por así decirlo, un rescatador de
carreras, un reanimador de trayectorias a veces en declive. A John Travolta
hacía bastante que no lo tomaban muy en serio, a pesar del éxito de las
películas de “Mira Quien Habla”, y Pulp Fiction volvió a colocarle sólidamente
en el mapa (con dispar fortuna posterior, eso sí). Su personaje de Vincent Vega
es carismático y tiene momentos estelares, como el del conocidísimo baile
(Travolta volviendo a una pista de baile); además Travolta clava el registro de colocado
durante gran parte de la cita con Mia, detalle quizás baladí pero no exento de
mérito. Para mí la actuación más meritoria de toda le película es la de Samuel
L. Jackson en su papel de Jules Winnfield, cada gesto, cada diálogo, tiene una
energía eléctrica que casi se echa a Pulp Fiction a las espaldas. Cuando
amenaza, cuando filosofa, cuando encañona, se come a cachos la película; la
devora. Por su parte Uma Thurman rara vez ha estado tan magnética y atrayente
como en “Pulp Fiction”. Tarantino siempre ha sacado lo mejor de ella.
Bruce Willis está bastante propio
como rudo boxeador metido en asuntos turbios. Mención aparte merecen los
secundarios, a menudo divertidos y bordeando la genialidad, en las películas de
Quentin Tarantino. Reconocimiento especial para Harvey Keitel en el papel del
inigualable señor Lobo (Winston Wolf), un hombre que se dedica a… solucionar
problemas.
Guion: Me imagino a Tarantino pasándoselo pipa escribiendo el
guion, variando el orden cronológico, insertando sentencias memorables, usando
lo grotesco y lo violento con una pasmosa ironía y vertiendo su fetichismo
cultural en ingeniosas referencias. “Pulp Fiction” es un thriller violento, con todos los
elementos necesarios para que haya acción a raudales… salvo que no hay acción;
apenas unos pocos disparos. El resto de tropelías son, digamos, más estáticas
(ver spoiler, en el caso de haya alguien que todavía no haya visto la
película), aunque poderosas. Es principalmente una película que se sostiene
sobre el ingenio, los diálogos y en estrambóticos personajes viviendo
estrambóticas situaciones. Y “Pulp Fiction” es uno de los depósitos de
diversión más grandes que yo haya disfrutado en forma de película.
Factura técnica: Basémonos en principios muy sencillos. Hay una
imparable retahíla de escenas que han
ingresado en el bagaje de cualquier cinéfilo medio. Entre bailes, inyectables
punzantes, torturas en sótanos y otras lindezas, “Pulp Fiction” ha conseguido
grabarse en todas nuestras retinas. No solamente por el ingenio del guion, sino
por la fortaleza visual de Tarantino. Hay detalles técnicos magníficos, encuadres
insólitos (igual de juguetones que el guion) y una fusión antológica de imagen
y sonido, consiguiendo que Dick Dale y su “Misirlou” o “Son of the Preacher
Man” de Dusty Springfield sean parte indivisible de cada fotograma.
ZONA SPOILER
-El inicio es ya un auténtico
juguete malicioso. Diálogos tan livianos como absolutamente geniales sobre
hamburguesas o masajes de pies, dejan paso a una escena tensa donde el desayuno
se vuelve un tanto sangriento. Por cierto, vean los extraños encuadres a lo
largo de los pasillos mientras Jules y Vincent van dialogando.
-La parte de la cita entre
Vincent y Mia tiene momentos estelares de filmación. El largo travelling de
entrada al restaurante Jack Rabbit
Slim’s, por mucho que se inspire en “Uno de los Nuestros” (1990), es majestuoso.
Por no mencionar el baile, que nos sumerge de una forma casi táctil en el
meollo, ya de por sí, cargado de sensualidad; por cierto, inspirado en la
película “Banda Aparte” (1964) de Jean-Luc Godard.
-¿Qué cojones habrá en el
maletín?
-La escena de la inyección de
adrenalina sobre el corazón de Mia es realmente morbosa, y sin embargo (aunque
haga pupa) extrañamente nos divertimos con ella. Uno de los superpoderes de
Tarantino es sacar un extrañísimo humor de situaciones que, a priori, nos
tienen la más mínima gracia.
-De hecho, algunos personajes
secundarios tienen un sentido del morbo desarrolladísimo. Por ejemplo Esmarelda
Villalobos, la taxista que pregunta a Butch qué si siente al matar a un hombre
con una parsimonia escalofriante.
-Ejemplo de tragicomedia: La
inenarrable aparición de Christopher Walken para contar a Butch la historia del
reloj de su padre. Ahora imagínense lo que supone llevar un reloj metido en el
culo durante varios años. Cielos.
-Lo de la tienda empeños y lo que
acontece en su sótano es el non plus ultra de la morbosidad. Y sin embargo a su
modo es tronchante, sobre todo por alguna perla de diálogo.
-La recurrencia a un “milagro” en
un primer visionado me pareció incoherente. Pero qué más da. A “Pulp Fiction”
no se la ama por la coherencia.
-Si el señor Lobo no está entre
los mejores personaje secundarios de la historia, yo ya no sé.
-Invariablemente, la primera que
vez que ves Pulp Fiction y llegas a la escena final, el atraco de Tim Roth y
Amanda Plummer, acabas preguntándote qué
carajo estás viendo. Jules Winnfield se convierte en un iluminado, convencido
de la necesidad de un cambio de vida. Incluso encuentra sentido a su célebre
cita bíblica (Ezequiel 25,17), que por cierto es inventada en su mayor parte.
Escena Favorita
-Butch consigue escapar del
sótano de la tienda de empeño, pero recapacita y discurre que si consigue
rescatar a Marsellus quizá éste deje de perseguirle para castigar su engaño
boxístico. Nada mejor, entonces, que coger una katana y acabar con Seth y su
compinche. En efecto, Butch consigue “el perdón” de Marsellus; sin embargo lo
mollar del asunto es el diálogo. Las sentenciosas y fatídicas frases de
Marsellus son memorables: “Estoy a mil jodidas millas de estar bien”; “Voy a
llamar a dos negros empapados en crack con un soplete y unos alicates para que
disequen a este colega”; “Practicaremos el medievo con su culo”; “esto quedará
entre tú yo y este violador que va a pasar lo poco que le queda de vida en un
dolor espantoso y apabullante”. Recuerdo una reunión con amigos en las que nos
descojonamos de risa en esta parte. ¿Será qué éramos un poco morbosos? En
cualquier me sigue pareciendo indescriptible.
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