miércoles, 6 de febrero de 2019

Pulp Fiction (1994)


Título Original: Pulp Fiction.

Género: Thriller, mafia.

Director: Quentin Tarantino.

Intérpretes: John Travolta, Uma Thurman, Samuel L. Jackson, Bruce Willis.

Nacionalidad: Estadounidense.



Impresiones

Hablar de esta película, para mí, es como un imperativo categórico,  una cláusula moral de obligado cumplimiento, la satisfacción de una deuda contraída desde hace mucho. No es fácil escribir, no obstante, sobre una película conocida hasta en lo más recóndito del orbe y que ha contado con un sinnúmero de exégetas desde su estreno hace 25 años. 


No es fácil aporta algo nuevo o desvelar alguna característica relevante que no haya sido ya comentada. Pero aun así tengo que escribir sobre ella; no me queda otra. Por el mero motivo de que es una de mis películas favoritas y sería una pequeña traición olvidarla en estos artículos.

Cuando la vi por primera vez fue por televisión, Telemadrid más concretamente, allá por el año 1997 o 1998. Mi curiosidad por verla acaso tenga su raíz unos años antes, cuando el icónico cartel con Uma Thurman fumando, que ocupaba un lugar preferente en el Metro y en las marquesinas de los autobuses de Madrid, agitó el cóctel de hormonas propias de un adolescente incipiente como servidor. Desde entonces el transporte público, y su servicio de cartelería, de mi ciudad cuenta con mi inquebrantable adhesión.



A modo de recapitulación subjetiva iré desgranando los aspectos que han ido asentando a “Pulp Fiction” como una película personal de referencia. Aparte de Uma Thurman, claro:

-No es nada nuevo, pero sí está presentado de forma nueva: En efecto, historias sobre la chica del gánster, el boxeo amañado, o la localización y exterminio de mindundis poco escrupulosos en el cumplimiento de sus pactos con los mafiosos, ya había habido bastantes. Pero aquí este tipo de narraciones son deconstruidas hasta conseguir algo insolentemente novedoso. Parte del principio, defendido por Godard por ejemplo, de que las películas no deben seguir el canónico juego de comienzo-desarrollo-desenlace. Tarantino fragmenta el tiempo y juega con el como un niño con unos Legos, dejándonos intrigados, curiosos y maravillados. Todo al mismo tiempo. Sin duda una maravillosa travesura elevada a rango de arte.



-Personajes carismáticos y característicos: Tarantino tiene la jugosa virtud de saber dibujar para sus personajes unas peculiaridades distintivas, memorables y a menudo plenas de carisma. Son patrimonio de la cultura popular los hampones Vincent Vega y Jules Winnfield, el boxeador Butch, el líder mafioso Marcellus Wallace y su encantadora esposa Mia Wallace, el impagable Sr. Lobo…. Son personajes chisposos, extravagantes, únicos; prácticamente todos tienen un momento destacado.

-Diálogos brillantes: Curiosamente aunque “Pulp Fiction” sea todo lo opuesto a una película con “mensaje”, tiene una proporción elevadísima de líneas brillantes en su guion. Tarantino tiene un ingenio descomunal para el diálogo, hasta incluso la banalidad más atorrante tiene su correspondencia en una escritura ingeniosa, jolgoriosa y sorprendente. ¿Es fácil sacar oro de una conversación sobre hamburguesas? En absoluto. ¿Y sobre masajes de pies? Menos todavía. Un detalle significativo es que Tarantino explicaba que algunas velocísimas réplicas-contrarréplicas encontraron su inspiración en “Luna Nueva” (1940) de Howard Hawks, asimilando su estilo de incesante mordacidad.



-Abundancia de referencias a la cultura pop: “Pulp Fiction” es una auténtica sinfonía pop, por su metraje deambulan continuos guiños a (por ejemplo) series de tv (“Happy Days”, “Green Acres”), a las películas y música de los años 50 (Douglas Sirk, Buddy Holly, Marilyn Monroe, Chuck Berry), o a asuntos varios como La Hormiga Atómica o “Los Cañones de Navarone” (1961). Del mismo modo en subsiguientes películas hará uso de su mitología particular para homenajear al Spaguetti Western o a las películas de artes marciales; incluyendo, por ejemplo, pequeños papeles para Sonny Chiba o Franco Nero. Toda esta visión cultural Tarantino nos la ofrece de una manera respetuosa y divertida, en muchos casos reivindicando subgéneros lejos de los halagos de la intelectualidad más sesuda.



Análisis

Dirección: Brillante y traviesa a un tiempo, Tarantino nos ofrece una puesta en escena trufada de algunos encuadres y travelling magníficos. Hay escenas tan archisabidas que acaso no las demos importancia pero que están rodadas de una manera primorosa; véase el celebérrimo baile de Travolta y Thurman. Por otra parte, todo parece indicar que si una película dura 153 minutos y que va a pasarse por la piedra el tiempo cronológico, estaremos ante una película densa y ardua. Nada más lejos de la realidad, “Pulp Fiction”  se ve con gran facilidad; Tarantino domina el ritmo de la película de tal modo que nos mantiene siempre alerta, gozando de cada tramo de película. Sin duda alguna la dirección es enérgica y bien dotada.

Actuaciones: Tarantino es, por así decirlo, un rescatador de carreras, un reanimador de trayectorias a veces en declive. A John Travolta hacía bastante que no lo tomaban muy en serio, a pesar del éxito de las películas de “Mira Quien Habla”, y Pulp Fiction volvió a colocarle sólidamente en el mapa (con dispar fortuna posterior, eso sí). Su personaje de Vincent Vega es carismático y tiene momentos estelares, como el del conocidísimo baile (Travolta volviendo a una pista de baile); además  Travolta clava el registro de colocado durante gran parte de la cita con Mia, detalle quizás baladí pero no exento de mérito. Para mí la actuación más meritoria de toda le película es la de Samuel L. Jackson en su papel de Jules Winnfield, cada gesto, cada diálogo, tiene una energía eléctrica que casi se echa a Pulp Fiction a las espaldas. Cuando amenaza, cuando filosofa, cuando encañona, se come a cachos la película; la devora. Por su parte Uma Thurman rara vez ha estado tan magnética y atrayente como en “Pulp Fiction”. Tarantino siempre ha sacado lo mejor de ella.

Bruce Willis está bastante propio como rudo boxeador metido en asuntos turbios. Mención aparte merecen los secundarios, a menudo divertidos y bordeando la genialidad, en las películas de Quentin Tarantino. Reconocimiento especial para Harvey Keitel en el papel del inigualable señor Lobo (Winston Wolf), un hombre que se dedica a… solucionar problemas.

Guion: Me imagino a Tarantino pasándoselo pipa escribiendo el guion, variando el orden cronológico, insertando sentencias memorables, usando lo grotesco y lo violento con una pasmosa ironía y vertiendo su fetichismo cultural en ingeniosas referencias. “Pulp Fiction”  es un thriller violento, con todos los elementos necesarios para que haya acción a raudales… salvo que no hay acción; apenas unos pocos disparos. El resto de tropelías son, digamos, más estáticas (ver spoiler, en el caso de haya alguien que todavía no haya visto la película), aunque poderosas. Es principalmente una película que se sostiene sobre el ingenio, los diálogos y en estrambóticos personajes viviendo estrambóticas situaciones. Y “Pulp Fiction” es uno de los depósitos de diversión más grandes que yo haya disfrutado en forma de película.

Factura técnica: Basémonos en principios muy sencillos. Hay una imparable retahíla  de escenas que han ingresado en el bagaje de cualquier cinéfilo medio. Entre bailes, inyectables punzantes, torturas en sótanos y otras lindezas, “Pulp Fiction” ha conseguido grabarse en todas nuestras retinas. No solamente por el ingenio del guion, sino por la fortaleza visual de Tarantino. Hay detalles técnicos magníficos, encuadres insólitos (igual de juguetones que el guion) y una fusión antológica de imagen y sonido, consiguiendo que Dick Dale y su “Misirlou” o “Son of the Preacher Man” de Dusty Springfield sean parte indivisible de cada fotograma.

ZONA SPOILER

-El inicio es ya un auténtico juguete malicioso. Diálogos tan livianos como absolutamente geniales sobre hamburguesas o masajes de pies, dejan paso a una escena tensa donde el desayuno se vuelve un tanto sangriento. Por cierto, vean los extraños encuadres a lo largo de los pasillos mientras Jules y Vincent van dialogando.

-La parte de la cita entre Vincent y Mia tiene momentos estelares de filmación. El largo travelling de entrada al restaurante  Jack Rabbit Slim’s, por mucho que se inspire en “Uno de los Nuestros” (1990), es majestuoso. Por no mencionar el baile, que nos sumerge de una forma casi táctil en el meollo, ya de por sí, cargado de sensualidad; por cierto, inspirado en la película “Banda Aparte” (1964) de Jean-Luc Godard. 

-¿Qué cojones habrá en el maletín?

-La escena de la inyección de adrenalina sobre el corazón de Mia es realmente morbosa, y sin embargo (aunque haga pupa) extrañamente nos divertimos con ella. Uno de los superpoderes de Tarantino es sacar un extrañísimo humor de situaciones que, a priori, nos tienen la más mínima gracia.

-De hecho, algunos personajes secundarios tienen un sentido del morbo desarrolladísimo. Por ejemplo Esmarelda Villalobos, la taxista que pregunta a Butch qué si siente al matar a un hombre con una parsimonia escalofriante.

-Ejemplo de tragicomedia: La inenarrable aparición de Christopher Walken para contar a Butch la historia del reloj de su padre. Ahora imagínense lo que supone llevar un reloj metido en el culo durante varios años. Cielos.

-Lo de la tienda empeños y lo que acontece en su sótano es el non plus ultra de la morbosidad. Y sin embargo a su modo es tronchante, sobre todo por alguna perla de diálogo.

-La recurrencia a un “milagro” en un primer visionado me pareció incoherente. Pero qué más da. A “Pulp Fiction” no se la ama por la coherencia.

-Si el señor Lobo no está entre los mejores personaje secundarios de la historia, yo ya no sé.

-Invariablemente, la primera que vez que ves Pulp Fiction y llegas a la escena final, el atraco de Tim Roth y Amanda Plummer,  acabas preguntándote qué carajo estás viendo. Jules Winnfield se convierte en un iluminado, convencido de la necesidad de un cambio de vida. Incluso encuentra sentido a su célebre cita bíblica (Ezequiel 25,17), que por cierto es inventada en su mayor parte.

Escena Favorita

-Butch consigue escapar del sótano de la tienda de empeño, pero recapacita y discurre que si consigue rescatar a Marsellus quizá éste deje de perseguirle para castigar su engaño boxístico. Nada mejor, entonces, que coger una katana y acabar con Seth y su compinche. En efecto, Butch consigue “el perdón” de Marsellus; sin embargo lo mollar del asunto es el diálogo. Las sentenciosas y fatídicas frases de Marsellus son memorables: “Estoy a mil jodidas millas de estar bien”; “Voy a llamar a dos negros empapados en crack con un soplete y unos alicates para que disequen a este colega”; “Practicaremos el medievo con su culo”; “esto quedará entre tú yo y este violador que va a pasar lo poco que le queda de vida en un dolor espantoso y apabullante”. Recuerdo una reunión con amigos en las que nos descojonamos de risa en esta parte. ¿Será qué éramos un poco morbosos? En cualquier me sigue pareciendo indescriptible.

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