martes, 26 de febrero de 2019

Margin Call (2011)


Título Original: Margin Call

Género: Drama.

Director: J.C Chandor.

Intérpretes: Kevin Spacey, Jeremy Irons,  Zachary Quinto, Paul Bettany.

Nacionalidad. Estadounidense



Impresiones

Creo firmemente en la validez del arte en general, y del cine en particular, como instrumento de evasión y fabulación pura; sin embargo sería un error reconocer que también puede ser un perfecto muestrario de las mezquindades humanas, un ente fedatario de la estúpida condición del hombre.
La crisis financiera de 2008, que ya se venía incubando muy peligrosamente, fue el estallido en toda nuestra cara de un nuevo paradigma en el que la extinción de empresas, empleos y ahorros fueron algunas de sus características. 




Recuerdo el día en que Lehman Brothers se fue a tomar por saco, allá por Septiembre de 2008. Por cuestiones laborales, había de tratar con gente involucrada en este mundillo (gestores de fondos, brókeres…) que comenzaron a tirarse de los pelos y a darse golpes en el pecho. El pánico cundió, y lo que vino después es historia. Mejor dicho, una historia que todavía se está escribiendo en tanto en cuanto aún sufrimos las consecuencias de aquella tropelía.



Esta película no sitúa la historia en Lehman Brothers pero se inspira en su quiebra. Una de las cosas que me gusta de “Margin Call, es su unidad de acción y su unidad temporal. Casi toda la película transcurre en algunos despachos de un mismo rascacielos y dura unas veinticuatro horas. Su estilo es seco, posee una precisión cirujana que nos disecciona el día que cambió la historia del capitalismo.
Un mal día, en una firma financiera hay una auténtica purga de empleados que afecta, entre otros, al jefe control de riesgos. Éste parece haber encontrado un pufo bastante importante, pero no le dejan proseguir la investigación debido a su fulminante despido. Antes de salir del edificio entregará un USB con datos sobre el dicho pufo a un analista subordinado suyo que seguirá adelante con su estudio. Lo que encuentra es un resbalón tan descomunal que puede llevarse por la delante la firma y, con ella, el dinero y el trabajo de mucha gente. Y, a la larga, el sistema.



Como el descubrimiento lo hace un soldado raso la mierda irá fluyendo hacia arriba y podremos ir viendo las reacciones de diversos jefecillos y jefazos cuando el suelo empieza a desparecer bajo sus pies.

Aparte de ser un análisis sobre la perversión de las finanzas, “Margin Call” también es un estudio general sobre la relaciones de poder y el límite (si lo hay) de la ambición del ser humano. Utiliza, a ratos, bastante terminología económico-financiera pero en líneas generales no es una película obtusa o críptica.



Análisis

Dirección: J. C Chandor se ha ido haciendo un hueco prestigioso con sus, hasta el momento, tres películas. Todas cercanas al cine independiente. En “Margin Call” la dirección es absolutamente sobria, buscadora de lo esencial, sencilla pero firme. Chandor incide y deja patente su postura pero lo hace buscando cierto distanciamiento, sin cargar tintas o retórica. Aunque el tempo sea lento, la narración nunca se hace pesada. Chandor tienes trazas de buen narrador que no dice que no a los retos; hay tenemos como ejemplo a su siguiente película, “Cuando Todo Esté Perdido” (2013) donde el único actor es Robert Redford tratando de sobrevivir a los desmanes del mar, en su embarcación. Su próximo proyecto es “Triple Frontera”, un thriller para Netflix. En “Margin Call”, Chandor manifiesta una sabiduría tranquila impropia de un debut.

Actuaciones: El presupuesto técnico de la película no es muy elevado pero aun así el reparto es magnífico. Zachary Quinto está muy propio como joven e inteligente analista que descubre el desastre; se trata de un actor infravalorado, más conocido por hacer de Spock en la última tanda de películas de Star Trek (con gran solvencia) o por series de tv como “Heroes” o “American Horror Story”. En “Margin Call” desempeña un papel sobrio y analítico, con algún escrúpulo moral aquí y allá. Kevin Spacey, consideraciones morales aparte, hace un trabajo excelente como veterano ejecutivo de la firma financiera; insensible ante algunas situaciones laborales, mostrará sin embargo cierta sensatez en otras tesituras.

Simon Baker, o sea “El Mentalista, hace de “chico maravilla”, es decir, de uno de los grandes jefes que ha llegado a su posición en tiempo record. Un tanto arrogante, se verá envuelto de lleno en una difícil pugna de poder. Uno de sus rivales en esa pugna será Demi Moore, responsable en gran medida de los despidos y de un negligente control de riesgos; hará lo que sea para mantenerse a flote.  Y el jefazo supremo, el dueño del chiringuito, el mandamás, es un excepcional Jeremy Irons; su personaje es un cínico inmisericorde que vive por y para el dinero y que, para mal mayor, está en la cima del organigrama.  Muy destacable también es el papel de Paul Bettany como mordaz y amoral jefe intermedio que, cosa curiosa, se las apaña para ser simpático Destacar, por último, la breve pero interesante aparición de Stanley Tucci como jefe de riesgos que es despedido; ojo a un monólogo suyo.
El denominador común de todas las actuaciones es la sobriedad, la contención. Eso da a la película una apariencia aún más inquietante, resaltando la fatídica concepción moral de algunos de los personajes.

Guion: Piensen que no se trata solamente de la historia del derrumbe de una firma financiera. Es una explicación de cómo se concretó la amenaza de una crisis que iba a cambiar el mundo; es la historia de cómo cayó la primera pieza del dominó. La película no es neutral, tiene discurso, pero no es en absoluto panfletaria. Su serenidad llama a la reflexión más que a las entrañas. Un acierto es que la película transcurra casi toda durante una noche que, ante el inicio de la alarma, irá congregando cada a más gente. Así se consigue dar una sensación de urgencia, de alerta roja, sin recurrir a la exasperación o al barroquismo. Entre reunión y reunión se respira un ambiente de tensa calma, de espera inquieta. Aun así, por mucha contención que haya las grotescas ideas y comportamiento de algunos personajes nos dará que pensar.

Factura Técnica: “Margin Call” es una película independiente que transcurre, en su mayoría, en interiores. Por lo tanto no hay nada particularmente llamativo en este aspecto. Lo mejor son los planos nocturnos de Nueva York en las escasas incursiones en el exterior, que son bastante plásticos.

ZONA SPOILER

-El inicio de la película es una imagen icónica de nuestro tiempo. Empleados de finanzas, en realidad de cualquier sector, recogiendo sus cosas en una caja y saliendo cabizbajos a la calle.

-El meollo es éste. La firma tiene una serie de activos, de los que se llamarán tóxicos, basados en hipotecas y que tiene una alta volatilidad (es decir, que pueden invertir su tendencia con mucha facilidad; son valores muy variables). Como el apalancamiento (relación entre crédito y el capital propio) es muy alto, estos valores tienden a estar más tiempo del deseable en los libros. Si uno de esos cambios, fruto de los activos tan volátiles, representa una bajada entonces las pérdidas serán abismales; mayores que la capitalización de la empresa. La quiebra, vamos. Varios de los peces gordos implicados proponen vender al día siguiente, y a toda leche, todos esos valores peligrosísimos. Con dos consecuencias: pronto se correrá la voz de que algo pasa y tendrán que aceptar un precio de compra bajísimo, con las consiguientes pérdidas. La siguiente consecuencia va implícita: la pérdida de confianza por parte del resto de actores financieros hará que nadie quiere negociar con ellos. La firma está condenada y, probablemente, con ella el resto del sector.

-La capacidad de arrastre de lo dicho anteriormente es gigantesca para la sociedad. Hipotecas, despidos, ahorros volatilizados…

-Sin embargo no todos pierden. O al menos no pierden todos de igual forma. Vean el discurso final de Jeremy Irons sobre el capitalismo, su historia y cómo él seguirá viviendo a tutiplén a pesar de todo.

-Se pone énfasis en el fallo de los encargados del control de riesgos. En realidad “control” podría ser la palabra clave. La ambición lleva a hacer cosas muy estúpidas cuando solo te dejas llevar por el fulgor del presente. Lo de “control” también se podría aplicar al estado, pero buscando un equilibro; tampoco es cuestión de sovietizarse. En fin, divago.

-Un dato quizá secundario pero elocuente a su modo. El amigo de Zachary Quinto tiene un interés, rayano en la obsesión, de conocer cuál es el sueldo de los demás. El dinero como idolatría.

-Paul Bettany tiene una visión muy cínica. Sus clientes, “la gente”, también fueron ambiciosos y se beneficiaron mientras pudieron sin preocuparse demasiado. Al final es la absurda condición humana la que lleva a su propia autodestrucción.

Escena Favorita

-Me encanta el discurso de Stanley Tucci cuando Paul Bettany va a buscarle para atemperar la vorágine que se ha desatado… a pesar de haber sido despedido el día anterior. El personaje de Stanley responde haciendo memoria de cuando trabajaba como ingeniero, haciendo un cálculo espectacular de cuánto tiempo ha ahorrado a la gente ayudando a construir un puente. Hizo algo útil, real, productivo por la gente. Sin embargo trabajar en un banco de inversión es colaborar en un mundo de volátiles quimeras.

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