martes, 18 de diciembre de 2018

La Balada de Buster Scruggs (2018)


Título Original: The Ballad of Buster Scruggs

Género: Western

Director: Joel Coen, Ethan Coen.

Intérpretes: Tim Blake Nelson, James Franco, Tom Waits,  Harry Melling, Zoe Karan

Nacionalidad: Estadounidense



Impresiones

Pues no, no me gusta el concepto de película hechas exclusivamente para plataforma de vídeo por demanda (Netflix en este caso). Como buen reaccionario, en algunas materias, me aferro a los viejos rituales y a los viejos templos. Ir de visita al cine es el resumen de ambos conceptos. Pero como ir de romántico por la vida no es una política muy práctica y, a fin de cuentas, el cine es cine, pues me adaptaré a lo que venga. Tampoco es que no reconozca las utilidades de los nuevos sistemas, yo mismo que arrastro una merma física me viene bien ver películas tranquilamente en casa. Pero mi cariño seguirá en el sistema antiguo, estando el máximo disfrute en la combinación de ambos.


Las películas producidas por Netflix, a decir verdad, tienen una reputación nefasta, como si se dividieran entre chaladuras infumables y baraturas indigeribles. Es una afirmación plausible, aunque este año han hecho algún esfuerzo digno de consideración: la (excesivamente, quizá) hermética “Aniquilación” aunaba a un buen director como Alex Garland, a Natalie Portman y a un complejísimo argumento; “El Jugo de Gerald” me parece una digna adaptación de Stephen King; “El Rey Proscrito” de David Mackenzie; y particularmente “Roma” de Alfonso Cuarón.



“La Balada de Buster Scruggs” se perfilaba hace ya tiempo como un proyecto merecedor de seguimiento; sin duda la noticia de una serie sobre el Oeste  dirigida por los hermanos Coen sonaba muy promisorio.  Reconozco que mi desconfianza aumentó cuando se supo que la serie finalmente sería un largometraje formado por seis episodios; realmente temía un montaje grotesco donde se hubieran liposuccionado artificiosamente los capítulos para que el metraje se adaptara a poco más de dos horas. Los augurios eran diversos, la crítica especializada fue tibia en general, pero de todos modos la película acabó llevándose el premio al mejor guion del Festival de Venecia. Como seguidor de los Coen ¿Qué me cabía esperar?



Bien, pues tras haber visto “La Balada de Buster Scruggs” el veredicto es totalmente favorable. Nos encontramos ante una antología en toda regla, capaz de compendiar todos los lugares frecuentes de los western (peleas en el saloon, partidas de póker, atracos a bancos, caravanas…) y plasmarlos de una manera insólita y asombrosa. De hecho la etiqueta western se queda ciertamente corta, hay comedia negra, violencia alocada,  melancolía, belleza, fatalismo, misterio… Se podrá aducir la falta de coherencia entre los distintos elementos, pero encontramos a cambio la recompensa de no tener absolutamente ni idea de qué tono tendrá el siguiente episodio.



No todo es perfección, el problema de mayor envergadura que tiene “La Balada de Buster Scruggs” es cierta irregularidad; no todas las historias están al mismo nivel. De las que me gustan bastante hay cuatro, otra (la sexta) me gusta moderadamente y la interpretada por Tom Waits (la cuarta) tiende un poco al aburrimiento, si bien no está exenta de ramalazos afortunados. 

Hay que tener como prevención la idea de que hay distintas velocidades en las diversas historias; desde las alocadas y fulgurantes hasta las reflexivas y minuciosas. Esto último, en sí mismo no es un problema, es precisamente la disparidad de ideas lo que convierte a “La Balada de Buster Scruggs” en algo singular y particularísimo (aceptando la irregularidad, eso sí). Desde luego la experiencia de ver “La Balada de Buster Scruggs” merece la pena.



Análisis

Dirección: Si bien en “Valor de Ley” (2010) los hermanos Coen demuestran que conocen a la perfección los resortes del western clásico, en “La Balada de Buster Scruggs” juguetean con todas las convenciones y a veces nos muestran un Oeste contenido y otra un Oeste desaforado y estrafalario. Es un caso claro de ejercicio de estilo que, además, los Coen se encargan de servirlo a modo de menestra, insertando de todo un poco. Los ingeniosos encuadres y movimientos de cámara están ahí, sin olvidarse de las grandes panorámicas paisajísticas dignas del mejor western.

Actuaciones: A la fuerza el reparto es totalmente coral, por lo tanto será cuestión de escrutar lo más destacado.  Tim Blake Nelson (que ya había trabajado con los Coen en “O Broher!” -2000-) está muy bien en su papel de histrión y letal rapsoda en el primer episodio. En la segunda historia no es que haya alguna actuación descollante, las virtudes están en el guion, pero al menos James Franco da el pego. Me parecen muy interesantes las actuaciones del tercer relato a cargo de Liam Neeson y Harry Melling (que será conocido por los seguidores de la saga de Harry Potter), y cómo componen una triste y minimalista soledad.

Reconoceré que la actuación de Tom Waits, en el cuarto capítulo, es buena. De hecho, el personaje le viene que ni pintado. Sin embargo los problemas los tengo con aridez de la historia. En el quinto relato quien destaca, sin duda alguna, es Zoe Caran, aportando una estupenda ingenuidad, hermosa y trágica. En el último segmento me gusta la presencia zumbona, pero un tanto siniestra, de Brendan Gleeson y la poderosa Tyne Daly. Quizá es apartado no sea en el que más destaque la película, pero aun así nos deja personajes para posteridad. Yo me quedaría, como pódium, con Tim Blake Nelson, 

Harry Melling y Zoe Caran.

Guion: Hay en todo el conjunto una gratificante sensación de libertad, casi de anarquía, creativa. Los hermanos Coen no ponen las bridas a sus historias y en su magnífica diversidad hay conjunto único que no hace que no nos preocupemos de la coherencia. Imaginativos manejando el género clásico por antonomasia, muestran que todavía se pueden tratar viejos temas de forma distinta. El nexo común entre todas las historias es el fatalismo, a veces presentado como comedia salvaje, otra veces de una manera furiosamente triste. No todas las historias están al mismo nivel, pero el fresco es fascinante.

Factura Técnica: Los Coen aprovechan todas las vertientes estéticas que un western puede ofrecer, particularmente en lo que a paisajes se refiere. Valles, desfiladeros, llanuras y ríos embellecen la factura de la película. Los encuadres y movimientos de cámara son insólitos y, dentro del registro particular de los hermanos Coen, bastante reconocibles. Es, por lo tanto, una meritoria película desde el punto de vista visual. Se puede hablar también de la música, esencial en varios relatos incluso de forma narrativa; es una música totalmente imbuida de folklore, con amplia influencia del country.

ZONA SPOILER

-Primer relato: Como personaje carismático y peculiar no cabe oposición alguna a Buster Scruggs (Tim Blake Nelson). Se trata de una especie de trovador del oeste, letal, parlanchín y tremendamente seguro de sí mismo. Aparte de su chulería ingeniosa, nos quedamos con el impagable momento en que nos da toda una lección de cómo usar una mesa desportillada con fines ofensivos. Eso sí, olvidó tener en cuenta que siempre hay alguien más rápido que tú. Comedia negra a tutiplén.

-Segundo relato: La comedia negra llega a  ser jocosamente cruel a costa del cowboy atracador (James Franco) que tras enfrentarse con descacharrantes obstáculos (mucho ojo al empleado de banca rebozado de sartenes) es  perseguido por un destino funesto que se permite ponerlo siempre al borde la muerte. Es como un destino final en el oeste. El pobre James Franco no morirá ahorcado en primera instancia pero sí lo hará mediante una carambola a tres bandas. Eso sí, viendo a una chica hermosa.

-Tercer relato: Cambio de tono absoluto y tajante en tono y estilo. Los Coen utilizan la máxima de Hemingway sobre relatos que decía que debían sugerir más que contar abiertamente. Eso nos pasa con los personajes de Liam Neeson y Harry Melling. No tenemos ni idea de cómo  el personaje de este último llegó a convertirse en un mero torso humano, ni de cómo nació su espectáculo, o ni tan siquiera de si habla fuera del teatrillo. La sensación de decadencia va siendo cada vez mayor, según avanzan las estaciones y el invierno va dejando sin público a los dos pobres diablos. El final, con el probable asesinato de Harry Melling vuelve a ser desolador.

-Cuarto relato: La historia que menos me gusta, y miren que me cae bien Tom Waits. La factura ciertamente es buena y tiene algún momento destacado, como Tom Waits robando un huevo en un nido,  pero se me hace un poco árida en función sobre todo de su duración. Sin embargo la actuación es buena y el giro de guion es interesante. Al librarse de la muerte el buscador de oro, matar al ladrón y dejar el valle tenemos como resultado la menos fatalista de las historias.

-Quinto relato: La tendencia desde el tercer segmento es reducir el ritmo frenético de los dos primeros; tendencia intensificado en esta historia. Probablemente sea mi favorita; desde luego es la más romántica. Narrativamente se toma su tiempo, va dibujando bien los personajes y consigue calar progresivamente al espectador. Busca, y consigue, la complicidad del espectador mediante la bondad un tanto ingenua de los dos personajes principales. Asistimos con agrado al incipiente romance entre Alice (tremenda Zoe Kazan) y Billy. La muerte de Alice tras la refriega con el grupo de indios y el papelón, solo sugerido, de jefe de la caravana de darle la noticia a Billy nos deja francamente helados. Tremenda.

-Sexto relato: Mantiene cierto parecido con “Los Odiosos Ocho” de Tarantino, a fin de cuentas gran parte del episodio se compone a base de una conversación en una diligencia. Los diálogos y los extravagantes personajes efectivamente son muy tarantinianos; pero la astucia, la virtud del giro de la parte final, es cómo  todo acaba desembocando en una especie de historia de terror gótico. Es ese toque el que hace el capítulo realmente interesante; por lo demás es ingeniosos pero sin destacar.

Escena Favorita

-Me encantan los momentos en que Harry Melling recita su repertorio en la función del tercer episodio. A lo misterioso del personaje, a la buena actuación, hay que sumarle la calidad de los textos: un poema de Percy Shelley, un fragmento de Shakespeare, un discurso de Lincoln… El conjunto es enigmático, melancólico y fascinante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario