martes, 11 de diciembre de 2018

Cronos (1993)


Título Original: La Invención de Cronos.

Género: Fantástico, Terror.

Director: Guillermo del Toro.

Intérpretes: Federico Luppi, Ron Perlman, Claudio Brook, Margarita Isabel.

Nacionalidad: Mexicana.



Impresiones

El mayor, o uno de los mayores, activos de Guillermo del Toro es su fértil imaginación; su capacidad de imaginar, atrapar y plasmar bellas e interesantes ideas. Esta faceta imaginativa, aparte de en crear mundos, se muestra en coger antiguos y venerables arquetipos y transfundirlos a un nuevo y divergente concepto.  En “Cronos”, que pasa por ser el debut del cineasta mexicano en el largometraje, se coge el concepto de vampirismo y se convierte en algo insólito y novedoso. 

No hay condes transilvanos con la ancestral necesidad de sangre, ni tampoco adolescentes de colmillos largos en su punto máximo de ebullición hormonal (siendo la ausencia de esto segundo un considerable alivio). Tal inventiva, a buen seguro, fue el motivo por el que “Cronos” pasó con éxito por los festivales de Sitges y Cannes.

Guillermo del Toro es un admirador del cine de monstruos, en forma de seres impares o almas torturadas. Pero por los monstruos siente un indisimulado cariño, como si se compadeciese de sus taras o su malditismo . ¿No es eso lo que se ve, en distinto registros, en “Hellboy” (2004) o en “La Forma del Agua (2017)? Además su concepto de monstruo es muy amplio, un mismo ser humano puede ser o devenir en uno. En “Cronos”, por ejemplo, el monstruo, el “freak”, el ser insólito, es un anciano anticuario que suele pasar el tiempo junto con su silente nieta.



He ahí el secreto de que una película de terror permanezca en nuestros pensamientos. Al factor grotesco, hay que añadirle un factor humano, una tribulación que nos pille algo de cerca para que pueda conmovernos más eficientemente. ¿Por qué “La Semilla del Diablo” (1968) me parece tan aterradora? Porque aparte de una historia de brujos y aquelarres, la parte sustancial de la película consiste en una madre embarazada tratando de proteger a su hijo nonato de una conspiración vecinal y esotérica. En “Cronos” es imposible no sentir algo de cariño por el abuelo y su nieta; un símbolo de la inocencia amenazado por fuerzas oscuras y ominosas.



Jesús Gris regenta una tienda de antigüedades y accidentalmente descubre dentro de una figura un curioso artefacto. Este artefacto, aunque Jesús no lo sepa, fue creado en 1536 por el alquimista Uberto Fulcanelli y contiene dentro de sí un extraño insecto. A través de un ingenioso, y doloroso, mecanismo el insecto chupa la sangre de quien lo use y  le inocula una sustancia de propiedades inimaginables: la inmortalidad. Sin embargo, como no podía ser de otra forma, su uso tendrá un precio; todo ello sin contar con que un moribundo empresario (Carlos Brooks), conocedor de las propiedades del artefacto, tratará de hacerse con él como sea a través de su siniestro sobrino (Ron Perlman).



Puede que sea la película más incómoda de Guillermo del Toro; en sus partes más terroríficas intuimos guiños a Cronenberg o a las películas de zombis, pero también hay un hueco para la ternura. Y ese es el encanto de Guillermo: nos enseña a ver a los monstruos con rostro humano.



Análisis

Dirección: Visualmente bascula entre una manera de rodar elegante y una ambientación sórdida. Tiene momentos de estética impactante y levemente sucia, pero bastante imaginativa. Del Toro maneja muy bien la tensión y no le cuesta nada irnos amarrando a la extraña trama. Las escenas de acción están francamente bien rodadas y se sumerge en la parte emotiva de una forma sobria, sin manierismos lacrimógenos. Buena composición de una película inquietante, original y algo triste.

Actuaciones: Federico Luppi es una garantía de calidad. El argentino pone en “Cronos” toda su sapiencia, elegancia y talento al servicio de un personaje en una situación peligrosa que cuando alcanza el patetismo lo hace sin aspavientos ni teatralidades farragosas. Ron Perlman, en su papel de villano (más bien uno de los villanos) está creíble y ajustado; su presencia física y su facilidad para interpretar personajes un tanto hoscos posibilitan un buen hacer en papeles así. Acudiendo a la nostalgia he de decir que aún le sigo recordando principalmente por su papel del estrafalario Salvatore en “El Nombre de la Rosa” (1986). Volvería a trabajar con Del Toro en “Hellboy” (2004) y “Hellboy II” (2008). Margarita Isabel, como la callada nieta de Jesús Gris, y Tamara Shanath como Aurora Gris cumplen a la perfección. Luppi volvería a trabajar con Del Toro en “El Espinazo del Diablo” (2002).

Guion: Como ya decíamos, la historia parte de una singular revisión del vampirismo, cambiando buena parte de su mitología y eliminando cualquier atisbo de romanticismo. Los diálogos son parcos y el peso de la película recae sobre todo en el poder de las imágenes. Otro tema importante que trata la historia, es lo referente a la inmortalidad. ¿Cuáles serían sus efectos? ¿Conviene arriesgarlo todo por ella? Por no mencionar la elección entre el bien y mal, ciertos afectos familiares, y el “encaje” que tendrían a día de hoy las antiguas historias y leyendas. Guillermo del Toro demuestra ingenio y conocimiento de los terrores clásicos para así poder transgredirlos mejor.

Factura Técnica: La fotografía corre a cargo de Guillermo Navarro, colaborador en muchas películas de Del Toro y ganador de un Óscar por “El Laberinto del Fauno” (2006). Su trabajo es bueno, y la atmósfera sórdida y tétrica impregna a la película y al espectador (véase) en situaciones como la funeraria y el horno crematorio). La música es cumplidora, aumentando la sensación fundamental de drama siniestro. Sin alardes la dirección técnica es bastante resultona.

ZONA SPOILER

-El inicio, contado en tercera persona y hablando de alquimistas y misterios varios, es como si fuera la introducción a un cuento fantástico. En ese punto nuestra imaginación comienza a alzar el vuelo.

-Es recomendable ver la película con subtítulos, cosa harto fácil en estos tiempos. El hecho de que Ron Perlman hable casi todo en inglés puede causar desconcierto, pero en realidad añade más verismo.

-La escena en el crematorio puede ser altamente desagradable, por lo agobiante y desagradable del entorno y por lo que allí se “cocina”, claro.

-A parte del vampirismo también hay guiños el cine de zombis, no hay más que ver el aspecto putrefacto de Jesús Gris en el tramo final de la película. Estéticamente también hay algo de Cronenberg en la transformación de Jesús; pienso sobre todo en “La Mosca” (1986).

-Es cierto que hay un vínculo de cariño entre Jesús, Aurora y la nieta, pero está muy matizado. Es enternecedor que prácticamente la única palabra que diga Mercedes, la nieta, sea “abuelo”, pero Del Toro no abusa de esos tics. Hay algo de frialdad en los afectos.

-El malo, y no lo digo como algo peyorativo, tiene algo como de cómic. Un multimillonario enfermo que hará lo que sea para hacerse con el artefacto. Incluso tiene un sicario en la figura de su sobrino (Ron Perlman) que, como finalmente se revela, no es muy de fiar.

-Da mal rollo es artefacto de la inmortalidad. Me llegan a producir dolor físico las escenas en que se clava en la piel de Jesús Gris. Tremendo como alancea la epidermis.

-La inmortalidad tiene un precio probablemente indeseable y abominable. Entre otras cosas el hambre perpetua de sangre. Lo que nos lleva a…

Escena favorita

-Hay un momento de tal decadencia vital y física que casi asusta. Ocurre cuando vemos que Jesús lame con angustia y necesidad una mancha de sangre, del corte que se ocasionado otra persona, en el suelo del cuarto de baño de la sala de fiestas donde se celebra el año nuevo. Un pobre anciano se tiene que rebajar a tales acciones por su accidental inmortalidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario