martes, 23 de octubre de 2018

El Ministerio del Miedo (1944)


Título Original: The Ministry of Fear.

Género: Intriga, Espionaje.

Director: Fritz Lang

Intérpretes: Ray Milland, Marjorie Reynolds, Carl Esmond, Hilary Broke.

Nacionalidad: Estadounidense.



Impresiones
Tengo una especie de regla general, manía si quieren, a la hora de inspeccionar o evaluar películas. Aquéllas que son desmitificadas, o directamente vilipendiadas,  por sus directores tienden casi siempre a gustarme. Quizá me gustan porque acaban siendo, casi siempre, películas arrinconadas y olvidadas injustamente a causa de la mala reputación y mala nota expandida por una gran autoridad: el autor. Pero el autor, por mucho que lo admiremos, no siempre ha de tener el mismo juicio que nosotros, ni nosotros ir a rebufo fielmente de lo que él piense.


A Fritz Lang nunca le gustó demasiado, o eso dijo, “El Ministerio del Miedo”, aduciendo constantes intromisiones del productor y otros problemas relacionados con la libertad artística. Sin embargo, el talento de los artistas realmente grandes se filtra entre las dificultades, respira con tal fuerza que sus bufidos acaban arremetiendo y derribando cualquier puerta que se le cierre. Sin necesidad de ponernos hiperbólicos, podemos decir que “El Ministerio del Miedo” podría haber salido de otra forma si Fritz Lang hubiera tenido control sobre el proyecto, pero aun así es una magnífica película cuajada de no pocos elementos propios del director vienés.



“El Ministerio del Miedo” se encuadra dentro de las películas “antinazis” de Fritz Lang, que incluyen títulos como “El Hombre Atrapado” (1941), “Los Verdugos También Mueren” (1943) o “Clandestino y Caballero” (1946). No es un asunto sin importancia, dejando aparte las numerosas películas de propaganda de la época, el nazismo tocaba muy de cerca a Fritz Lang; fue uno de los numerosos directores que tuvieron que dejar Alemania tras el dramático ascenso de Hitler al poder.



Fritz Lang dota al “Ministerio del Miedo” de un clima oscuro, casi paranoico, muy sugestivo e intrigante a base varios elementos. Por una parte, desde el punto de vista gráfico, utiliza muy acertadamente una fotografía totalmente hija del expresionismo alemán; ejemplares claroscuros, brillantes juegos de sombras y una atmósfera lúgubre. Por otro lado, el protagonista acaba de salir de un manicomio (genial comienzo) y aunque en un momento dado se explica por qué fue internado, hay veces que tememos por su salud mental o incluso cuestionamos sus “motivos”.



Stephen Neal, interpretado por Ray Miland, abandona, por lo tanto, el sanatorio mental donde estaba recluido y poco después, sin comerlo ni beberlo, se ve envuelto en una sórdida trama relacionada con el espionaje nazi. La acción se desarrolla en la Segunda Guerra Mundial y se sitúa en Londres, donde aparte de los bombardeos alemanes puede haber otros peligros ocultos. No diremos mucho más al respecto, no somos amigos de desvelar más que lo imprescindible, pero el pobre señor Neal tendrá que enfrentarse a situaciones muy fuera de lo común no sabiendo muy en quién confiar. Nosotros, eso sí, disfrutaremos de lo lindo.



Análisis

Dirección: Fritz Lang siempre se me representa como un director turbio, quizá por su toque expresionista, o por su gusto por lidiar con personajes en el filo del lado oscuro. Ahí teníamos en Alemania a su Dr. Mabuse y a su M. En EE.UU cuando afronta el thriller o el cine negro, es el más negro de todos. Algo de eso pasa con “El Ministerio del Miedo”, que en otras manos podría haber una entretenida historia de espías. Con Fritz Lang todo parece más inquietante, más tenebroso. Su forma de entender la intriga no está muy lejos de Hitchcock, hay de algo de “39  Escalones” (1935) en esta película (si bien “Los Espías -1928- de Fritz Lang está de por medio); del mismo modo que en “En Con la Muerte en los Talones” (1959) hay algo quizá de “El Ministerio del Miedo”. ¿Influencias mutuas? Vaya usted a saber, pero la intriga que genera Fritz Lang en esta película es de las de mantenerse pegado al sillón.

Actuaciones: No es que contase Fritz Lang con una constelación de estrellas para esta película, pero el protagonista si fue alguien de cierta relevancia en Hollywood. Nos referimos a Ray Milland, que participó en joyas como  “Días sin Huella” (1945) de Billy Wilder o  “Crimen Perfecto” de Alfred Hitchcock (1954). Milland se las apaña para encarnar con oficio a un hombre que se ve metido en una situación ajena, peligrosa y compleja. No tiene el toque de galán de, por ejemplo, Cary Grant o Gregory Peck pero no carece de apostura; añade, además un interesante matiz nervioso, casi paranoico.
El resto del reparto está compuesto por una serie de intérpretes sin excesivo renombre pero con bastante oficio. El añadido romántico lo pone Marjorie Reynolds, uno de los pocos apoyos que encontrará Ray Miland en su odisea, y que propiciará que acabe surgiendo una chispa romántica. Sin grandes florituras, en este apartado la película cumplidora.

Guion: El origen está en una novela de Graham Greene, lo que de entrada es casi un seguro de calidad. Es una historia de espionaje e intriga durante la Segunda Guerra Mundial que trata un tema conspiranoico como el de la infiltración del enemigo en casa propia. No es un tema baladí, teniendo en cuenta que la guerra estaba en curso cuando se estrenó la película y que la idea era bastante inquietante. La historia flirtea con la inverosimilitud, cosa que personalmente no me importa en absoluto en una película a cambio de una fascinación bellamente construida. Y ciertamente hay momentos realmente fascinantes y, en algunos casos, inesperados, dada la naturaleza de la historia.

Factura técnica: Uno de los puentes fuertes de la película. Es destacadísimo el uso que se hace del expresionismo alemán de la mano de uno de sus pioneros. Los contrastes de luz y sombra y el inquietante uso de la  negritud en la fotografía dan un aura fascinante a “El Ministerio del Miedo”, a veces intrigante, a veces onírica.  Fritz Lang puede armar una película visualmente interesante con cuatro duros, véase por ejemplo “La Casa del Río” (1950). Estupenda en este apartado.

ZONA SPOILER

-La verdad es que el detonante de la trama de la película es tan prosaico como rocambolesco. ¿Ganar una tarta en una feria y que la tarta contenga un microfilm con planes de los Aliados? Normal que te persigan los nazis.

-Supongo que la película acojonaría bastante a los ingleses, habida cuenta de que hay una red de colaboradores nazis en todas la áreas: librerías, sastrerías, y por supuesto en el Misterio de Defensa (Miedo). Es muy de la época que uno de los conspiradores sea un psicoanalista, había cierta fascinación en Hollywood por el tema en aquellos años.

-No puedes fiarte de nadie ni de nada, por supuesto. El director de una Asociación de Madres de las Naciones Libres puede ser un traidor nazi y una bolsa llena de libros puede ser en realidad el recipiente de un explosivo.

-La escena de la gente refugiándose en el metro de Londres durante un bombardeo alemán es muy interesante. Aparte de ser inquietante, es un reflejo fidedigno de una situación bastante común en tiempos de guerra.

Escena Favorita

La escena de la sesión de espiritismo es apabullante. Si antes he declarado mi amor por el expresionismo alemán, no tengo más remedio que adorar esta secuencia. Oscura, tétrica y tensa, durante unos momentos casi nos trasladamos a una película de terror. Y además está contada de una forma admirable, manteniendo la tensión hasta el fortuito desenlace. Puede que a Fritz Lang le interesase el espiritismo, recordemos una mítica escena de esta temática en “El Doctor Mabuse” (1922).


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