martes, 25 de septiembre de 2018

Los Cazafantasmas (1984)


Título original: “Ghostbusters”

Género: Comedia, Fantástico, Terror.

Director: Ivan Reitman .

Intérpretes: Bill Murray, Dan Aykroyd, Harold Ramis, Sigourney Weaver.

Nacionalidad: Estadounidense.



Impresiones

Allá por Febrero de 1990, si mi memoria no me es infiel, mis padres trajeron a casa un artefacto maravilloso, un aparato esencial, una tecnología indiscutible. Un vídeo VHS. En aquellos tiempos, queridos niños, los videoclubs eran negocios florecientes y las cintas vírgenes de 180 minutos eran bienes objeto de compraventa habitual. No tarde mucho en adueñarme del aparatejo, toda vez que el entusiasmo por la magnífica compra me impulsaba a grabar hasta la carta de ajuste. Además, yo era un pequeño locoide de nueve años que basándose en la información del Teleprograma grababa películas o dibujos animados de forma frenética (si algún milennial lee esto igual no se está enterando de mucho). Uno de los hitos fue grabar la primera película emitida por Telecinco tras su puesta de largo: “En Busca de Arca Perdida” (1981).




Sin embargo la primera de todas; la primera película que grabé fue “Los Cazafantasmas” (1984). Y fue un amor a primera vista; en seguida cogí la costumbre de verla irremediablemente todos los sábados por la mañana. Al cabo de los años quizá sea la película que más haya visto en mi vida.
Si hoy la traigo a colación, no solamente es por la recurrente (y ya algo cansina quizá) nostalgia en plan “yo-fui-a-egb-o-espinete-no-existe” sino porque, a mis ojos, sigo pasándolo igual de bien cuando la veo. Es chispeante, ingeniosa, divertida, espectacular y no desdeña la inteligencia (a diferencia de otros blockbusters, sobre todo contemporáneos).  Un buen detalle era la naturaleza del trabajo de los protagonistas. No era la primera vez que alguien, en una película, se dedicada a luchar contra entes paranormales. La novedad era que anteriormente estos profesionales eran médiums revenidos, sacerdotes cariacontecidos, y otros caracteres un tanto mustios de tanto convivir con fantasmas.



En los “Cazafantasmas”, los enemigos de lo sobrenatural son cuatro simpáticos parapsicólogos que se valen de algo similar a la “ciencia” (un colisionador a positrones lo llaman) para almacenar entidades de ultratumba. Por supuesto el planteamiento es fértil en la mezcla de comedia, cine fantástico y terror. La puesta en marcha del negocio, como muy bien dice el título, de cazar fantasmas será el punto de partida de la película. Un caso un tanto peliagudo que afecta a su primera cliente, Dana Barret (Sigourney Weaver), resultará tener un calado peligroso y una magnitud “de proporciones bíblicas.”.

No era extraño en aquellos años el estreno de algunas “comedias de terror”. Quizá Joe Dante o John Landis tenían un empaque más pulp, pero el tono ligero de “Los Cazafantasmas” hace de ella una película verdaderamente accesible. Sin caer, además, en ningún tipo de banalidad o tontería. “Los Cazafantasmas” arrasó en las taquillas de todo el mundo, siendo una de las comedias más taquilleras de la historia hasta ese momento. Éxitos aparte en el patio de butacas, cantidades ingentes de merchandising y memorabilia fueron lanzadas con notable éxito, aunque acaso la mayor pruebas de su triunfo fue la creación de una entrañable serie de dibujos animados inspirada en la película.



Ya puestos, me gusta que según vamos avanzando por el metraje, el nivel de chifladura y efectismo aumenten hasta niveles exorbitantes; siento cierta simpatía por el desmelene total en ciertos géneros como (casualmente) la comedia y lo fantástico, donde lo pintoresco y lo exagerado no solo no me molesta sino que me divierte notablemente. Adviertan, en este caso, que de las tribulaciones causadas por espíritus traviesos, pasamos a una anomalía parapsicológica apocalíptica y arrolladora.

No veo a “Los Cazafantasmas” con indulgencia; este análisis no es un vasallaje a la nostalgia o una reconquista de la infancia. Es una película talentosa, y sabemos que el talento viene y va hasta posarse donde le viene en gana.



Análisis

Dirección: No creo que Ivan Reitman haya pretendido nunca tomarse demasiado en serio (aunque produjo a Cronenberg “Vinieron de Dentro” (1974) y “Rabia” (1977, ojo) pero tiene buen tino para la artesanía y el oficio. En “Los Cazafantasmas” consigue que, aunque la película se remate en un desmadre por todo lo alto, el resultado final sea coherente y cohesionado. La historia está contada con una fluidez admirable y en los mejores momentos consigue que junto a las risas, se vivan momento de cierta inquietud casi cercanos al terror. Es una comedia pero no es un parodia (salvo en un algún momento concreto). Podría ser la mejor la mejor película de Ivan Reitman; desde luego más refinada que “Los Incorregibles Albóndigas” (1979), p.ej. Hay otros títulos interesantes en su filmografía como “Peligrosamente Juntos” (1986) o “Dave, Presidente por un Día” (1993). Y ” Cazafantasmas II” (1989), claro.

Actuaciones: Hay buenos mimbres y más talento del que parece. Sin duda el intérprete más conspicuo es Bill Murray; leyenda de la comedia y, desde un tiempo a esta parte, profuso partícipe del cine indie. Bill interpreta al doctor Peter Venkman, el más graciosete e hilarante de los parapsicólogos. Su humor es la acostumbrada amalgama de payasería excéntrica pero sin excesos gestuales (con el tiempo se haría más hierático, vean “Broken Flowers” de -Jim Jarmush -2005). Dan Aykroyd es el doctor Ray Stanz, uno de los firmes creyentes desde el principio en la tecnología de los Cazafantasmas. Configura uno de los personajes más “normales”, mostrando de todos modos la faceta cómica que casi siempre ha ejercido (salvo excepciones como “Paseando a Miss Daisy -1989-)
Uno de los personajes más característicos de la película es el doctor Egon Spengler, interpretado por Harold Ramis. El doctor Spengler posee una mente irreductiblemente científica; su personalidad es seria y ensimismada, dificultando sus relaciones sociales. Casi me parece un Sheldon Cooper avant la lettre. Harold Ramis consigue que este personaje sea una de las asociaciones más comunes a la hora de pensar en Los Cazafantasmas, de la mano de un personaje hierático y friki. 

Completa el cuarteto de exterminadores de lo paranormal Winston Zeddemore (Ernie Hudson), llegado al equipo en último lugar tras leer en el periódico una oferta de trabajo como “cazafantasma”. Ernie Hudson hace un buen trabajo interpretando a un personaje que ocupa menos metraje, pero es simpático y vivaz. Murray, Aykroyd y Ramis tenían renombre de sobra como comediantes televisivos en EE.UU y en alguna experiencia cinematográfica anterior. “Los Cazafantasmas” sería la vinculación definitiva de todos ellos al celuloide (si bien ya estaban encaminadas). Otro tanto se podría decir de Rick Moranis y su torpe personaje,  Louis Tully.

Guion: No se puede negar que la idea de atrapar y almacenar a fantasmas es ingeniosa. Es cierto que en algunos momentos la película es una sucesión de sketches, pero bien articulados y conformando en realidad una historia que no rehúye mezclar algunas influencias clásicas (Como Abbot y Costello) con otro humor más moderno en plan “Saturday Night Live”. Las referencias al cine fantástico están bien logradas y no son un churro descerebrado. Está firmado por Dan Aykroyd y Harold Ramis.

Factura Técnica: Los efectos especiales son, adecuándose a la naturaleza de la película, francamente espectaculares. Los rayos de los colisionadores a positrones son magníficos y el barroco tercio final de la película sigue pareciendo, a día de hoy, un portento visual. En más de treinta años la parte plástica no ha sufrido ninguna obsolescencia. La parte sonora amerita una buena banda sonora de Elmer Bernstein, prestigiosísimo compositor de películas como “Los Siete Magníficos” (1960) o “La Gran Evasión” (1963), y una selección de canciones bastante carismática. ¿Quién no recuerda el tema compuesto por Ray Parker Jr? También hay otras canciones notables como “Magic” de Mike Smiley.

ZONA SPOILER
-Varias escenas han quedado inevitablemente en la memoria y las retinas de mucha gente. Desde el torpe asalto al fantasma de la biblioteca, a la caza del fantasma verde y ectoplásmico “omnivagante de la clase cinco” (Moquete en la serie de dibujos) en el hotel, o la batalla final contra Gozer en una azotea. Lo del muñeco gigante es para quedarse sin palabras.

-Una de las localizaciones más recordadas es la de la estación de bomberos que sirve de cuartel general y sede a Los Cazafantasmas. Los exteriores se corresponden a una estación situada en Nueva York (ciudad donde transcurre la película), creo recordar que en el barrio de Tribeca. Sin embargo las escenas rodadas para interiores están tomadas en otra estación de bomberos en Los Ángeles.

-El Ecto 1, junto al Delorean de “Regreso al Futuro”, podría uno de los coches más alucinantes del cine de las últimas décadas. Por algún motivo, pero lo es.

-El afán medioambiental de Walter Peck casi provoca el fin del mundo. Ha quedado casi como el malo por antonomasia, incluso por delante de una entidad sumeria como Gozer. No está mal.

-Una gran parte de los diálogos de la película están improvisados. En este aspecto destacaría la escena en la que Rick Moranis da una fiesta en su piso y va desgranando la situación fiscal de sus invitados según llegan. Todo lo dicho por él es una improvisación sobre la marcha.

-En principio uno de los actores iba a ser John Beluhsi, pero falleció con el proyecto aún muy en ciernes. El fantasma “Moquete” sería un homenaje al difunto actor.

Escena Favorita

-Hay un momento de terror que está bastante bien logrado. Sigourney Weaver está hablando tranquilamente en su casa, hablando por teléfono con su madre, cuando vemos que por los bordes de una puerta situada justamente detrás está saliendo un potente fulgor. Al espectador le pilla de improviso, pero al menos lo ve; la pobre Sigoruney en un primer momento no se da cuenta y eso aumenta nuestra desazón. Posteriormente es capturada y poseída por Zuul. Un terror muy dignamente rodado.

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