Título Original: “Detour”
Género: Cine Negro
Director: Edgar G. Ullmer
Reparto: Tom Neal, Ann Savage, Claudia Drake, Edmund
McDonald.
Nacionalidad: Estadounidense.
Impresiones
Edgar G. Ulmer fue un director
que siempre tuvo que bregar, dentro de la serie z, con presupuestos irrisorios,
medios casi ridículos, y cortísimos
periodos para rodar. La única película
de cierto desahogo económico que dirigió fue “Satanás” (1934), una adaptación
de Edgar Allan Poe para la Universal.
Tanta película menesterosa y
baratucha tiene una explicación un tanto culebronesca. Ullmer tuvo un romance
con una supervisora de guiones de la Universal que resultaba ser la mujer de un
familiar de Carl Laemmle (jefazo de los estudios), quien se ocupó
diligentemente de que ningún gran estudio volviera a contratarle.
La carrera de Ullmer es
delirante. Se trató de uno de los numerosos cineastas alemanes que emigraron a
Hollywood en los años 20/30; y no tenía
mal abolengo. Había sido ayudante de dirección de Murnau y en su Alemania natal
había dirigido “Los Hombres del Domingo” (1927), un semidocumental en
colaboración con p.ej Fred Zinemann y Robert Siodmark. Y Billy Wilder al guion.
Tras el accidentado lío de faldas
su carrera se fue comercialmente a freír espárragos, pero nos dejó una serie de
baratas obras de arte. “Detour” es la más renombrada de ellas, hasta el punto
de haberse convertido de una película de auténtico culto. Algunos directores
como Christopher Nolan se declaran admiradores acérrimos de “Detour”.
“Detour” es una película
baratísima y rodada a toda prisa. En concreto costó 20.000 dólares y se rodó
¡en seis días! Y aun así es fascinante. ¿Por qué? Sencillamente porque Ullmer
tuvo una capacidad casi milagrosas para aprovecha cada centavo de presupuesto y
sobre todo porque supo hacer de la necesidad virtud y aprovechar la falta de
medios para conseguir una atmósfera absolutamente singular. ¿Qué los decorados
que tenemos para simular una calle son limitados? Pues hacemos que no se note;
llevamos la oscuridad del expresionismo hasta el paroxismo y añadimos efectos
de niebla a mansalva. El resultado es una atmósfera lúgubre, sórdida,
agobiante, casi onírica. Seguro que a David Lynch le encanta esta película.
La trama es un enorme flashback
en el que un pianista, Al Roberts, que toca en un depauperado local de Nueva
York mantiene una relación con la cantante de la orquesta, Sue Harvey. Ésta, al
ver que su carrera no acaba de despegar, decide marcharse a probar suerte a Los
Ángeles. En un principio Al se queda en Nueva York, pero al cabo de poco se
arrepiente y decide viajar también a Los Ángeles… haciendo autostop (juzguen
ustedes la distancia). El flashback, narrado por el propio Al, nos cuenta la auténtica odisea pesadillesca
de viaje, y todos los nefastos avatares con los que se irá encontrando. Una
desgraciada concatenación de acontecimientos convertirán a Al en un potencial
perseguido por la ley, circunstancia aprovechada por uno de los personajes que
le saldrán al paso durante el viaje: la diabólica femme fatale Vera; causa de
su infortunio junto con el primer conductor que recoge al pianista, el
misterioso Charles Haskell.
La película tiene dentro de su guion un desasosegante toque
existencialista, donde el destino pone la zancadilla una y otra vez al
protagonista. Todos los acontecimientos del viaje son una especie de versión
extendida de la Ley de Murphy (si bien puede haber matices que analizaremos más
tarde) lo que junto al tenebrismo de la película, deja al espectador fascinado
e incómodo. Desde luego ese ambiente onírico que mencionábamos antes tiene más
parentesco con una pesadilla que con un relato naturalista al uso,
envolviéndonos a los espectadores en un embaucador enigma.
Análisis
Dirección: El atractivo de esta película proviene de la combinación
de bajo presupuesto y elevado talento. Lo que podía haber sido una chapuza sin
paliativos se convierte en un excelente trozo de cine gracias a la excepcional
inventiva de Ullmer, que compensa la falta de medios con sombras, nieblas y
otros recursos tenebristas. Nunca se ponderará lo suficiente las aportaciones
del expresionismo alemán al cine negro americano (y si encima el director es
oriundo de Alemania ni les digo). Ullmer es un demiurgo que ordena y trata sus
limitados recursos con una sapiencia deslumbrante.
Actuaciones: No es el punto fuerte de la película. Digamos que
en general el reparto es competente pero
sin ninguna floritura. Lo que sí está lograda es la adecuación de los
semblantes de los actores al arquetipo que representan. Por ejemplo, Tom Neal
(Al Roberts) tiene cara de buen tipo, algo resignado; Claudia Drake (Sue
Harvey) la tiene de ternura inocente; Ann Savage (Vera) tiene un perfil aguileño
absolutamente adecuado para encarnar a la malvada de la película. El desempeño,
por lo tanto, es normalito pero el casting sí que sería adecuado. Nadie del
reparto tuvo una carrera particularmente exitosa.
Guion: Ya comentábamos que es una historia sobre el fatum, sobre un
destino cruel que se ceba en una persona. Sin embargo hay algo de ambiguo en la
historia. ¿Dice el protagonista la verdad? En algún momento del flashback el
propio Al nos pregunta algo así como “¿me creen usted? “o nos dice “sé que no me
van a creer”. Acaso todas las fatalidades sean culpa suya y esté tratando de
convencernos (o convencerse) de los contrario. Todo muy hipotético, pero no del
todo ilógico. A fin de cuentas las muertes y acontecimientos funestos desafían
la verosimilitud. Hay varias coincidencias muy lejos de las leyes de la
probabilidad ¿Pesadilla, realidad, invento? A saber qué será historia de Al
Roberts.
Factura Técnica: “Detour” rebosa de un expresionismo barato,
inteligente e intenso. Abundan los claroscuros, las sombras y los trucos (como
la espesísima niebla de una fascinante secuencia) para disimular la precariedad
de los escenarios. Casi todas las escenas son nocturnas o interiores y por lo
tanto la sensación de claustrofobia es notable. La fascinante y anómala atmósfera
es el pilar básico a partir del cual se construyen el resto de virtudes de la
película.
ZONA SPOILER
-La primera fatalidad es que
haciendo autostop te recoja un embaucador (Haskell) que se muere mientras le
das un relevo al volante. Cae, se golpea, y piensas que la policía puede
sospechar de ti. Entonces… ¡decides adoptar su identidad para engañar a la
policía!
-Ya con el coche de Haskell y
sabiendo que tu situación puede ser muy apurada recoges a una autoestopista. Tú mismo. Pero te das cuenta
de que todos los hados se han puesto en tu contra cuando la autoestopista
reconoce el coche de Haskell, porque había montado anteriormente con él, y llega a la conclusión de que lo has
asesinado. Entonces decide hacerte la vida imposible a base de una clase magistral
de chantaje. Tienes que darle toda la pasta que llevaba Haskell (que no era
calderilla) y además vais a vender su coche y repartiros las ganancias.
-Peeero, resulta que el padre de
Haskell sale en los periódicos y es un millonario moribundo que busca a su hijo
para que herede. El caso es que Haskell se había ido de casa de adolescente y
Al Roberts tiene cierto parecido. Vera le ordena a Al que se presente en casa
de Haskell senior como su hijo; quizá nadie note la diferencia. Vera ha estado
chantajeando a Al desde que le conoció, amenazando con denunciarle a la
policía.
-El caso es que cuando la tensión
entre ellos ha llegado a su punto límite y parece que va a haber un conflicto
final, Vera (que está bastante borracha) se encierra en su habitación del hotel
para llamar a la policía y tiene la etílica idea de pasarse el cable teléfono
alrededor del cuello. Al, que está al otro lado de la puerta, tira fuertemente
del cable sin saber lo que está haciendo Vera. Y contra todo pronóstico, pero a
consecuencia de ello, Vera muere estrangulada.
-Y todo esto nos lo cuenta Al, en
un gigantesco flashback, desde un bar de carretera esperando en que cualquier
momento la policía se eche encima de él. ¿Y ahora díganme?¿Es posible un
destino tan sumamente adverso o es un cuento que ha maquinado Al, que en
realidad ha matado a dos personas voluntariamente (A Haskell por su pasta y a
Vera para librarse de ella)? Será un pálpito mío, pero algo ambiguo sí que es.
Escena Favorita
No es una escena decisiva, pero resume
bastante bien el espíritu de Ullmer. Se trata de un paseo que dan Al y Sue por
las calles de Nueva York, en realidad un decorado, con una niebla tan densa que no se ve casi
nada más en pantalla que a la pareja. Probablemente no había decorados a la
altura y la niebla sirvió para taparlos, pero Ullmer aprovechó la circunstancia
para recrear una excelente atmósfera lúgubre y onírica. Encontrar un hallazgo
artístico partiendo de la necesidad.
Fuentes: IMDB - Filmaffinity - Wikipedia - Los Tesoros de la Cripta (Juan Manuel de Prada)
Esta pelicula es toda una joya,es increible como se adelanto a su epoca,una historia demencial donde llegas a la conclusion de que talvez todo lo que ha narrado el protagonista no ocurrio en realidad o que el destino y la fatalidad le han hundido , la influencia de esta pelicula en Lost Higth Way (Carretera Perdida) del director David Lynch es evidente,realmente no sabemos si al final todo lo que cuenta el protagonista es real o algo que este ha inventado .
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