martes, 18 de septiembre de 2018

Detour -El Desvío- (1945)


Título Original: “Detour”

Género: Cine Negro

Director: Edgar G. Ullmer

Reparto: Tom Neal, Ann Savage, Claudia Drake, Edmund McDonald.

Nacionalidad: Estadounidense.



Impresiones

Edgar G. Ulmer fue un director que siempre tuvo que bregar, dentro de la serie z, con presupuestos irrisorios, medios casi ridículos, y  cortísimos periodos  para rodar. La única película de cierto desahogo económico que dirigió fue “Satanás” (1934), una adaptación de Edgar Allan Poe para la Universal.

Tanta película menesterosa y baratucha tiene una explicación un tanto culebronesca. Ullmer tuvo un romance con una supervisora de guiones de la Universal que resultaba ser la mujer de un familiar de Carl Laemmle (jefazo de los estudios), quien se ocupó diligentemente de que ningún gran estudio volviera a contratarle.



La carrera de Ullmer es delirante. Se trató de uno de los numerosos cineastas alemanes que emigraron a Hollywood en los años 20/30; y  no tenía mal abolengo. Había sido ayudante de dirección de Murnau y en su Alemania natal había dirigido “Los Hombres del Domingo” (1927), un semidocumental en colaboración con p.ej Fred Zinemann y Robert Siodmark. Y Billy Wilder al guion.

Tras el accidentado lío de faldas su carrera se fue comercialmente a freír espárragos, pero nos dejó una serie de baratas obras de arte. “Detour” es la más renombrada de ellas, hasta el punto de haberse convertido de una película de auténtico culto. Algunos directores como Christopher Nolan se declaran admiradores acérrimos de “Detour”.



“Detour” es una película baratísima y rodada a toda prisa. En concreto costó 20.000 dólares y se rodó ¡en seis días! Y aun así es fascinante. ¿Por qué? Sencillamente porque Ullmer tuvo una capacidad casi milagrosas para aprovecha cada centavo de presupuesto y sobre todo porque supo hacer de la necesidad virtud y aprovechar la falta de medios para conseguir una atmósfera absolutamente singular. ¿Qué los decorados que tenemos para simular una calle son limitados? Pues hacemos que no se note; llevamos la oscuridad del expresionismo hasta el paroxismo y añadimos efectos de niebla a mansalva. El resultado es una atmósfera lúgubre, sórdida, agobiante, casi onírica. Seguro que a David Lynch le encanta esta película.

La trama es un enorme flashback en el que un pianista, Al Roberts, que toca en un depauperado local de Nueva York mantiene una relación con la cantante de la orquesta, Sue Harvey. Ésta, al ver que su carrera no acaba de despegar, decide marcharse a probar suerte a Los Ángeles. En un principio Al se queda en Nueva York, pero al cabo de poco se arrepiente y decide viajar también a Los Ángeles… haciendo autostop (juzguen ustedes la distancia). El flashback, narrado por el propio Al,  nos cuenta la auténtica odisea pesadillesca de viaje, y todos los nefastos avatares con los que se irá encontrando. Una desgraciada concatenación de acontecimientos convertirán a Al en un potencial perseguido por la ley, circunstancia aprovechada por uno de los personajes que le saldrán al paso durante el viaje: la diabólica femme fatale Vera; causa de su infortunio junto con el primer conductor que recoge al pianista, el misterioso Charles Haskell.



La película tiene  dentro de su guion un desasosegante toque existencialista, donde el destino pone la zancadilla una y otra vez al protagonista. Todos los acontecimientos del viaje son una especie de versión extendida de la Ley de Murphy (si bien puede haber matices que analizaremos más tarde) lo que junto al tenebrismo de la película, deja al espectador fascinado e incómodo. Desde luego ese ambiente onírico que mencionábamos antes tiene más parentesco con una pesadilla que con un relato naturalista al uso, envolviéndonos a los espectadores en un embaucador enigma.

Análisis

Dirección: El atractivo de esta película proviene de la combinación de bajo presupuesto y elevado talento. Lo que podía haber sido una chapuza sin paliativos se convierte en un excelente trozo de cine gracias a la excepcional inventiva de Ullmer, que compensa la falta de medios con sombras, nieblas y otros recursos tenebristas. Nunca se ponderará lo suficiente las aportaciones del expresionismo alemán al cine negro americano (y si encima el director es oriundo de Alemania ni les digo). Ullmer es un demiurgo que ordena y trata sus limitados recursos con una sapiencia deslumbrante.

Actuaciones: No es el punto fuerte de la película. Digamos que en  general el reparto es competente pero sin ninguna floritura. Lo que sí está lograda es la adecuación de los semblantes de los actores al arquetipo que representan. Por ejemplo, Tom Neal (Al Roberts) tiene cara de buen tipo, algo resignado; Claudia Drake (Sue Harvey) la tiene de ternura inocente; Ann Savage (Vera) tiene un perfil aguileño absolutamente adecuado para encarnar a la malvada de la película. El desempeño, por lo tanto, es normalito pero el casting sí que sería adecuado. Nadie del reparto tuvo una carrera particularmente exitosa.

Guion: Ya comentábamos que es una historia sobre el fatum, sobre un destino cruel que se ceba en una persona. Sin embargo hay algo de ambiguo en la historia. ¿Dice el protagonista la verdad? En algún momento del flashback el propio Al nos pregunta algo así como “¿me creen usted? “o nos dice “sé que no me van a creer”. Acaso todas las fatalidades sean culpa suya y esté tratando de convencernos (o convencerse) de los contrario. Todo muy hipotético, pero no del todo ilógico. A fin de cuentas las muertes y acontecimientos funestos desafían la verosimilitud. Hay varias coincidencias muy lejos de las leyes de la probabilidad ¿Pesadilla, realidad, invento? A saber qué será historia de Al Roberts.

Factura Técnica: “Detour” rebosa de un expresionismo barato, inteligente e intenso. Abundan los claroscuros, las sombras y los trucos (como la espesísima niebla de una fascinante secuencia) para disimular la precariedad de los escenarios. Casi todas las escenas son nocturnas o interiores y por lo tanto la sensación de claustrofobia es notable. La fascinante y anómala atmósfera es el pilar básico a partir del cual se construyen el resto de virtudes de la película.

ZONA SPOILER

-La primera fatalidad es que haciendo autostop te recoja un embaucador (Haskell) que se muere mientras le das un relevo al volante. Cae, se golpea, y piensas que la policía puede sospechar de ti. Entonces… ¡decides adoptar su identidad para engañar a la policía!

-Ya con el coche de Haskell y sabiendo que tu situación puede ser muy apurada recoges a una  autoestopista. Tú mismo. Pero te das cuenta de que todos los hados se han puesto en tu contra cuando la autoestopista reconoce el coche de Haskell, porque había montado anteriormente con él,  y llega a la conclusión de que lo has asesinado. Entonces decide hacerte la vida imposible a base de una clase magistral de chantaje. Tienes que darle toda la pasta que llevaba Haskell (que no era calderilla) y además vais a vender su coche y repartiros las ganancias.

-Peeero, resulta que el padre de Haskell sale en los periódicos y es un millonario moribundo que busca a su hijo para que herede. El caso es que Haskell se había ido de casa de adolescente y Al Roberts tiene cierto parecido. Vera le ordena a Al que se presente en casa de Haskell senior como su hijo; quizá nadie note la diferencia. Vera ha estado chantajeando a Al desde que le conoció, amenazando con denunciarle a la policía.

-El caso es que cuando la tensión entre ellos ha llegado a su punto límite y parece que va a haber un conflicto final, Vera (que está bastante borracha) se encierra en su habitación del hotel para llamar a la policía y tiene la etílica idea de pasarse el cable teléfono alrededor del cuello. Al, que está al otro lado de la puerta, tira fuertemente del cable sin saber lo que está haciendo Vera. Y contra todo pronóstico, pero a consecuencia de ello, Vera muere estrangulada.

-Y todo esto nos lo cuenta Al, en un gigantesco flashback, desde un bar de carretera esperando en que cualquier momento la policía se eche encima de él. ¿Y ahora díganme?¿Es posible un destino tan sumamente adverso o es un cuento que ha maquinado Al, que en realidad ha matado a dos personas voluntariamente (A Haskell por su pasta y a Vera para librarse de ella)? Será un pálpito mío, pero algo ambiguo sí que es.

Escena Favorita

No es una escena decisiva, pero resume bastante bien el espíritu de Ullmer. Se trata de un paseo que dan Al y Sue por las calles de Nueva York, en realidad un decorado,  con una niebla tan densa que no se ve casi nada más en pantalla que a la pareja. Probablemente no había decorados a la altura y la niebla sirvió para taparlos, pero Ullmer aprovechó la circunstancia para recrear una excelente atmósfera lúgubre y onírica. Encontrar un hallazgo artístico partiendo de la necesidad. 

Fuentes: IMDB - Filmaffinity - Wikipedia - Los Tesoros de la Cripta (Juan Manuel de Prada)


1 comentario:

  1. Esta pelicula es toda una joya,es increible como se adelanto a su epoca,una historia demencial donde llegas a la conclusion de que talvez todo lo que ha narrado el protagonista no ocurrio en realidad o que el destino y la fatalidad le han hundido , la influencia de esta pelicula en Lost Higth Way (Carretera Perdida) del director David Lynch es evidente,realmente no sabemos si al final todo lo que cuenta el protagonista es real o algo que este ha inventado .

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