Título Original: “Eastern Promises”
Género: Drama, Thriller, Mafias.
Director: David Cronenberg.
Reparto: Viggo Mortensen, Naomi Watts, Vincent Cassel, Armin
Mueller.
Nacionalidad: Coproducción entre Reino Unido – Estados
Unidos – Canadá.
Impresiones
Probablemente sea mi favorita de Cronenberg, y a los que así
pensamos se nos afeó ligeramente la conducta en su momento creyendo, supongo,
que lo acabábamos de descubrirlo como autor. Como si no supiéramos lo que era
la Nueva Carne, las cabezas explotadas de “Scanners” (1981), las mutaciones
entomológicas de “La Mosca” (1986), o el locurón televiso de “Videodrome” (1983).
Y sin embargo sí que me gusta el Cronenberg flirteando con terror; como ejemplo
valga “La Zona Muerta” (1984), quizá de una de las mejores adaptaciones de
Stepehn King, y que por cierto tuve ocasión de ver por primera vez cuando era
pequeño en La 1, en horario de “prime time”. Así que tampoco flipemos, que
Cronenberg no era precisamente un director ignoto. Además venía de hacer otra
película, “clásica”, “Una Historia de Violencia” (2005).
Es mi película favorita de
Cronenberg, digo, porque participa de varios elementos muy favoritos para mí: el
thriller, las mafias, y algo de clasicismo cinematográfico. Acaso esta última
pudiera ser mi cualidad favorita, sobre todo si no entendemos “clásico” como
adocenado, esclerotizado y previsible. Nada de eso señores, en última instancia
podríamos decir que “Promesas del Este” se configura como un intenso drama
criminal con el foco puesto, aquí y allá, en el lado emotivo de sus partícipes.
Hay algo de belleza triste, de desaliento, de cierto fatalismo resignado que
golpea a casi todos los personajes. Y ya puestos, también hay momentos de
genuino “sello Cronenberg” construidos a base de violencia explícita, si bien
de una forma moderada. Y no le hace falta más, la película muerde en base a los
dramas personales en situaciones límite de los protagonistas.
La acción se sitúa en Londres,
donde trabaja de comadrona en un hospital Anna (Naomi Watts). Anna quedará
afectada por la muerte, durante el parto, de una adolescente rusa. A través del
diario que llevaba la joven, Anna tratará de encontrar a su familia para
entregarles a la recién nacida. Sin embargo, esta buena intención será el
inicio de un peligroso apuro que pondrá en peligro su vida y la de su familia.
Dentro de este peligroso entramado jugará un papel importante Nikolai (Viggo
Mortensen), chófer de una adinerada y peligrosa familia rusa y mano derecha del
hijo del clan, el inestable Kirill
(Vincent Cassel).
Todos los personajes en “Promesas
del Este” se encuentran en una encrucijada con la que tendrán que bregar en
función de sus fuerzas y de sus convicciones. Anna deberá decidir si merece la
pena hacer lo correcto aun a costa de mezclarse en asuntos de la mafia rusa;
Nikolai decidir si tiene claras sus prioridades y lealtades; y Kirill reparar
las relaciones con su amenazante padre e interiorizar algunas cuestiones.
El magnífico guion de Steven
Knight (creador de la exitosa serie
“Peaky Blinders” o de la interesante película “Locke” -2013-) lleva consigo
cierto tono social mediante el reflejo, a base de atinadas pinceladas, del
terrible funcionamiento de la mafia rusa y de sus no menos terribles actos. No
es precisamente, por otra parte, el sindicato del crimen más referenciado en el
cine, toda vez que las mafias cinematográficas suelen ser italianas, irlandesas
o, en su defecto, narcotraficantes latinos.
El elemento criminal y las
situaciones más cercanas al intimismo están bien equilibrados y cuando la
película se centra en el primer aspecto no abunda en lo escabroso, ni en lo
melifluo cuando lo hace en el segundo. Al final la coyunda de thriller- drama
acaba dando lugar a una amalgama bien armonizada e integrada.
Si gustan de las películas
“mafiosas” con personajes complejos y de dibujo interesante, esta pequeña
maravilla, si todavía no la han catado, les gustará.
Análisis
Dirección: Cronenberg opta por una puesta en escena sobria y
detallista. Se puede sentir el frío invernal de Londres y la elegancia
sofisticada de algunos interiores. El ritmo es pausado pero posee una cadencia continua
que mantiene al espectador siempre atento. Como decíamos, la dirección es menos
transgresora que la del Cronenberg más visceral, pero aúna la suficiente
contundencia en determinados momentos como para reconocer una de las marcas de
agua del canadiense.
Actuaciones: Uno de los puntos fuertes de la película. La ejecución
de Viggo Mortensen y Vincent Cassel es particularmente sobresaliente. El
primero transmite, a través del chófer Nikolai, una rudeza pétrea pero
permeable y en muchas ocasiones ambigua. Se trata de un personaje atractivo, un
solvente profesional al servicio de la mafia rusa pero que no parece compartir
el nefasto código moral de la misma. Vincent Cassel en un papel algo más histriónico,
pero en su justa medida, da vida al hijo inconsciente y atormentado del jefe
del clan; hay algo peligroso y vulnerable a un tiempo dentro de él. La relación
entre los dos se podrá ver desde varias perspectivas, todas importantes para la
película.
Es de justicia resaltar también a
Naomi Watts, notable en su papel de matrona corajuda y valiente, unida a la
criatura abandonada por una especie de vínculo maternal. Su serena testarudez
es uno de los motores de la película y probablemente, a priori, es el personaje
más irrenunciablemente ético.
Guion: En una buen película de mafias se agradece una calculada
dosis de ambigüedad; que los personajes disten de ser lo que externamente
aparentan; que los personajes no sean marmóreos y posean contradicciones
interesantes para plantear dilemas morales. En este sentido el guion tiene
bastantes puntos a su favor. Un hijo de un hampón puede ser un capullo
psicópata en una escena y alguien completamente vulnerable y roto al cabo de un
rato; un hombre frío y profesional al servicio de una mafia puede albergar
sentimientos e intenciones bondadosas. Esa sutileza en el dibujo de los
personajes ayuda a la disección, digna de un hábil cirujano, de la mafia rusa
operativa en Londres. Por muy clásico que se ponga, el escalpelo de Cronenberg
siempre da miedo. Y consigue que esa turbiedad se transfiera al ya de por sí
turbio guion de Steven Knight.
Factura técnica: Tal como comentábamos, la puesta en escena es
sobria y detallista. En algunos momentos la fotografía alcanza la excelencia;
véanse los tonos rojizos del restaurante ruso de Semyon, como si la turbulencia
de la sangre estuviera rondando a los que allí habitan. Los momentos más
violentos son de una dureza extraordinaria, sin ahorrar naturalismo o
brutalidad. Y además Cronenberg se las apaña para que la violencia se
desvincule del efectismo, incorporándola de forma coherente a la historia.
Mención también para la exquisita partitura del siempre interesante Howard
Shore.
ZONA SPOILER
-Hay un giro de guion fundamental
en la película que nos hace recalibrar nuestra impresión sobre los personajes.
Resulta que Nikolai es un topo del FSB (herederos del KGB) dentro de la
organización mafiosa de Semyon, con la colaboración de Scotland Yard.
-Esto no hace sino confirmar los
contradictorios comportamientos de Nikolai. Algo no nos encajaba en él, sus
esporádicas buenas acciones contrastaban con su cargo dentro de una
organización criminal. Ahora entendemos, por ejemplo, el dinero que entrega a
la esclava sexual ucraniana para que abandone la organización de Symeon.
-Me resulta muy inteligente que
el diario de la chica rusa se vaya conociendo a lo largo de la película, ayuda
a profundizar en la mezquina sordidez del entorno criminal en que se ha visto
atrapada.
-Interesante el personaje de
Kirill. Comete actos detestables (ordenar un asesinato que luego traerá graves
consecuencias) pero también observamos que está lejos del nivel de maldad de su
padre; a veces parece un hombre roto y zascandil. Su relación con Nikolai es
bastante intensa, dando a entender una posible atracción sexual. Su escena con
el bebé en brazos al lado del Támesis es absolutamente desgarradora.
-Aparte de una férrea
determinación y principios morales ¿tiene que ver que Anna haya perdido un
bebé, según se da a entender, para que sienta ese instintivo sentimiento de
protección hacia la niña abandonada? Un instinto que la lleva a meterse en
lugares poco recomendables. De hecho, al final (muy coherentemente) acaba
adoptando a la niña.
-No hay película de mafia sin una
traición como Dios manda. La maniobra de Semyon de hacer creer a los chechenos
que Nikolai es en realidad Kirill es tan astuta como desalmada. Lo que nos
lleva a…
Escena Favorita
La pelea en la sauna entre
Nikolai y los chechenos en sencillamente brutal. Cronenberg no trata de
suavizar ningún aspecto y se siente libre para no retirar la cámara ante
tejidos rasgándose, fracturas, borbotones de sangre y todo tipo de agresión.
Tiene una naturalidad que salpica al espectador, cosa que se refuerza por la insistencia
de Viggo Mortensen en rodar él toda la secuencia. Ni dobles ni gaitas. Es la
escena que más permanece tras haber visto la película y es tan dolorosa como
admirable.
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