Título Original: Der Untergang
Género: Drama, Bélico
Director: Hirschbiegel
Intérpretes: Bruno Ganz, Alexandra María Lara, Corinna
Harfouch, Ulrich Matthes
Nacionalidad: Alemana
Impresiones
“El Hundimiento” es una filmación
a cámara lenta del colapso del edificio del nazismo. El cogollo de la historia
es lo que aconteció en los últimos días de Hitler en el búnker. Recuerdo que cuando se estrenó, yo fui a
verla en unos cines de Madrid en Príncipe Pío, tuvo una razonable éxito,
llegando a estar incluso nominada al Oscar a la mejor película extranjera. La
prensa, en general, destacaba la colosal actuación de Bruno Ganz en su
emulación de Hitler y lo crudo de la plasmación de la historia.
Recuerdo también una discusión,
que afortunadamente hoy no recuerda nadie, sobre la idoneidad de la
representación de Hitler, que se nos presente doliente, débil y enfermo; como
si se fuera condescendiente con el terrible genocida. Para nada de acuerdo. Si
no vieron en la encarnación del mal en estado puro en la actuación de Bruno
Ganz, no sé qué demonios entendieron. Todo lo que hace y dice es de una maldad
trágica y fanática en grado sumo. Si se presenta a Hitler enfermo y alicaído no
es por compasión, es porque realmente ocurrió así. Todo ello por no mencionar
la oceánica cantidad de médicamente que recibía todos los días por parte de su
médico, Theodore Morell. Y aun así, su comportamiento es aterrador; su
desprecio por la vida humana resulta apabullante. Prefiere ver morir a todos su
pueblo (según él incluso lo merece) a capitular.
Es una película muy coral, pero
el personaje que se puede considerar principal es su secretaria Traudl Junge.
¿Por qué ella? Porque es un personaje símbolo. No es nacionalsocialista pero se
ve arrastrada por el nefasto torrente hitleriano; es buena persona , pero
ignora todo lo terrible de Hitler y muestra al dictador una curiosa lealtad.
¿No es una representante del pueblo alemán? De todos aquellos que por
ignorancia, instilada o de cosecha propia, miraron hacia otro lado; de los que
no supieron ver el mal, el huevo de a serpiente que acabaría arrasando Europa.
Quizá, en ese sentido, “El Hundimiento” sea un pliego de descargo en nombre de
Alemania. Quién sabe.
Cinematográficamente la película
es un triunfo. El ambiente es absolutamente claustrofóbico, situando el 80% de
la acción en los pasillos y habitaciones de un búnker; el resto en las
decadentes fiestas de la cancillería y en las derruidas calles de Berlín
mientras los soviéticos estrechan el cerco. El tono es oscuro, no solo
aspectualmente sino también conceptualmente; a través de las historias de los
diversos personajes vemos una serie de actos de crueldad casi inaguantable.
Hirschbiegel hilvana con éxito el arco argumental de todos los actores y hace
un completo y detallado resumen de aquellos momentos para a historia. La
historia de la justa decadencia de un III Reich que entre los escombros de
última hora se mueve entre el fanatismo perseverante del monstruo, junto con
algunos de sus acólitos, y los que tratan de salvar su culo a toda costa. Y
pocos inocentes.
Análisis
Dirección: Hay algo poderoso en la forma de narrar de Hirschbiegel,
bien es cierto que la historia que se cuenta es apta para epatar al espectador,
pero hay que saber estar a la altura. En las situaciones más trágicas o
incómodas el director alemán no tiene reparos en alargarlas y conseguir así un
intenso clímax emocional. No obstante, en ningún momento se ceba
innecesariamente. Las escenas subterráneas son claustrofóbicas y las exteriores
desoladoras. Las escenas de acción, cuando ocurren, no están mal rodadas. Sin
duda la mejor película de Hirschbiegel.
Intérpretes: Hay un pico, un ochomil, una cima que sobresale obre
todos. Bruno Ganz hace una admirable interpretación de Hitler, que requiere
compaginar la vulnerabilidad (como hecho biológico) de un monstruo, con su
maldad incesante e ingénita. Los temblores, la ira, la locura, son
aterradoramente reales. Otro detalle a favor de la película es el
extraordinario parecido de los actores con los personajes reales. En el caso de
Himmler o Goebblels es realmente extraordinario. Lo importante, no obstante, es
el nivel interpretativo. A destacar los intérpretes del matrimonio Goebbels
(Ulrich Matthes y Corinna Harfouch), donde el papel de Magda es particularmente
impactante.
Y cómo no Alexandra Maria Lara
hace un papel bastante digno de Traudl Junge. No es fácil compaginar la
compasión que siente por Hitler con la mirada cada vez más horrorizada ante su
maldad. Alexandra sale airosa del desafío. Un par de personajes más me llaman
la atención: Eva Braun (Juliane Köhler) y su alienado desenfado, y la mirada
decidida y lúcida del médico, doctor Schenk (Christian Berkel,). Si bien de
este último solo se nos muestra la faceta positiva; en Matthausen-Gusen había
llevado a cabo terribles experimente con humanos.
Guion: Es una fiel reflejo de los últimos días del III Reich.
Podemos ir viendo el armazón de la historia a través de la aparición de varios
personajes. Por ejemplo, si aparece Albert Speer (el arquitecto de Hitler,
interpretado por Heino Ferch) se habla de su despedida de Berlín y cómo afecta
a Hitler. Los fragmentos del matrimonio Goebbels son particularmente
aterradores y conforman algunas escenas difíciles de olvidar. Las traiciones de
Himmler y Goering hace que la tensión crezca por momentos. Esta multitud de
pequeñas historias van construyendo una historia en la que el aglutinante es la
mirada de Traudl Junge.
Factura Técnica: Poco tiene que envidiar a una producción
estadounidense. Las imágenes exteriores dan una terrible sensación de verismo,
de decadencia y de muerte. Las imágenes del bunker son opresivas, y se nos
sirven a base travelling y un buen llevado montaje. La fotografía, en cualquier
caso deja una sensación de grisura notable. Como bien corresponde a la historia
que se cuenta.
ZONA SPOILER
-La primera escena, con la prueba
de mecanografía, vemos que se va a formar un extraño vínculo entre Traudl Junge
y Hitler. No obstante, al inicio ya tenemos unas declaraciones de la propia
Traudl en la que lamenta haber estado al servicio del dictador y no haber visto
ciertas cosas.
-Muchos elementos son clásicos
dentro de la historiografía de aquellos días: Hitler moviendo divisiones
inexistentes y con aspecto de estar medio drogado; las “espantás” de Himmer Y
Göering ; el matrimonio con Eva Braun; el dictado del testamento político...
-Los personajes ficticios dan
juego en los exteriores. Ahí tenemos al niño soldado que abate tre tanques
rusos y es condecorado con Hitler, además de renegar de su padre. Duele
enormemente ver a unos chiquillos dispuestos a dar la vida de una forma tan
devota por el Führer.
-La grandilocuencia de los
proyectos que tenía Hitler con el arquitecto Albert Speer casi asusta. Una
ciudad megalómana y grandilocuente que solo se quedó en maqueta. Precisamente
ante esta maqueta Hitler rememora sus ”planes” para Europa.
-Hitler echa pestes de los
generales por incompetentes y desobedientes. Lo dice alguien que no pasó de
cabo. Fueron suyas algunas decisiones nefastas para e ejército alemán durante l
guerra. En cuanto a desobedientes… será ya al final, pues muchas órdenes
descabelladas fueron cumplidas rigurosamente (que se lo pregunten a Von Paulus
en Stalingrado)
-Traudl empieza a cambiar de
parecer respecto a su jefe cuando comienza a escuchar las apabullantes
barbaridades que dice sobre el pueblo en particular y la humanidad en general.
En realidad podemos dividir a la gente del búnker, sea jerárquicamente lo que
sea, en dos grupos: los afecto a Hitler, cegados por el fanatismo y fieles a su
juramento, o los que ven el disparate de proporciones colosales que se está produciendo.
-Al final de la película la
Traudl Junge real vuelve a aparecer en su vejez lamentado no haber viso
realmente al monstruo que era Hitler desde el principio. Y pone de ejemplo a Sophie Schöll para decirnos que la juventud no
era excusa. En realidad es probable que hable por muchos alemanes.
Escena favorita
-Es absolutamente pavoroso el
momento en que Magda Goebels va administrando el somnífero a sus hijos para
luego darles el veneno moral. Tal subversión de los que debe ser una madre nos
impacta profundamente; se nos queda en la memoria al salir del cine.
Hirschbiegel no hace elipsis, nos muestra todos los pasos que da Magda para
envenenar a sus hijos uno por uno. Decide que lo veamos. El fanatismo nazi es plasmado
de una forma íntimamente aterradora. Magda no quería que sus hijos vivieran en
un mundo sin nacionalsocialismo.
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