martes, 20 de agosto de 2019

El Seductor (1971)


Título Original: The Beguiled

Género: Drama, Thriller Psicológico

Director: Don Siegel

Intérpretes: Clint Eastwood, Geraldine Page, Elizabeth Hartman,  Jo Ann Harris.

Nacionalidad: Estadounidense



Impresiones

Don Siegel es un prototipo de director que me gusta. Es, lo que muchos inexplicablemente denuestan, un artesano. Podía dirigir casi cualquier tipo de película y, además, hacerlo con una profesionalidad y una paciencia notables. A bote pronto ha dirigido ciencia ficción/terror (“La Invasión de los Ladrones de Cuerpos” -1956-), cine negro (“Código del Hampa” -1964-), westerns (“El Último Pistolero” -1976-) o películas carcelarias (“Fuga de Alcatraz” -1979-)


Con “El Seductor”, Don Siegel quería hacer una película más personal, una obra que fuera más de “autor”. Y lo consiguió. En efecto, “El Seductor” es una película ciertamente atípica. Para empezar, la atmósfera que consigue Siegel es de una turbiedad claustrofóbica; uno de los pocos casos en los que quiere incomodar realmente al espectador. Usa también unos recursos técnicos más personales, patentes en el trabajo de cámara y montaje.



Mi primer contacto con esta película fue en el ínclito y añorado programa “¡Qué Grande es el Cine”! dejándome una sensación extraña, algo desconcertada. Hay veces que las películas sufren un periodo de maduración interno y acaban creciendo dentro de ti hasta que finalmente deseas volver a verlas con casi la certeza de que esta vez te van a encantar. Esto es más o menos lo que me sucedió con “El Seductor”; tener la sensación de que la película ya estaba lita para verse de nuevo, y con mejores resultados. Pensándolo bien, es bastante coherente que “El Seductor” vaya creciendo, debido a sus características, en sucesivas visualizaciones.

“El Seductor” nos cuenta la historia de John McBurney (Clint Eastwood), un soldado yankee herido durante la Guerra de Secesión que es recogido por una interna de un colegio para señoritas que simpatiza con la Confederación. Al principio el altruismo es solo para que, una vez repuesto, puedan entregarlo al ejército sureño para que haga con él lo que disponga. Sin embargo el encanto y astucia personal de John harán que tanto la estricta directora del centro, Martha Farsworth (Geraldine Page), como las alumnas decidan esconder al soldado. John no puede apenas moverse al tener una pierna rota, pero comienza un juego de seducción con varias de las alumnas que acabará enrareciendo el ambiente hasta lo enfermizo.



Clint Eastwood estrenaría ese mismo año  su debut como director, la también inquietante “Escalofrío en la Noche” en la que se pueden apreciar las enseñanzas de Siegel y, muy probablemente, alguna influencia de “El Seductor”. El tándem Siegel-Eastwood fue muy fructífero, por cierto; aún quedaban  por estrenarse “Harry el Sucio” (1971) y “Fuga de Alcatraz (1979).

Análisis

Dirección: Siegel se ha caracterizado por ser un director directo, certero, al servicio de la película (y no al revés). En “El Seductor” trata de hacer algo más autoral, más personal. Y ciertamente tanto la historia como la aproximación a ella en insólita. Son destacables el uso tenebrista de la luz en interiores (esas lámparas de luz de gas), ciertos aspectos del montaje o el uso de primeros planos. Sin embargo la narración se sigue perfectamente, no es un mejunje  hermético y autocomplaciente. Las virtudes de Siegel como narrador permanecer intactas. ¿Sale glorioso del embate? Totalmente, la película subyuga y (coherentemente con él título) seduce al espectador. Soffia Coppla realizó un remake llamado “La Seducción” en 2017.

Intérpretes: Clint Eastwood está magnífico; cuando pretende seducir a las chicas del internado es creíble, mostrando una vis gamberra y perversa; cuando se ve agobiado por el clima de irrespirable tensión y venganza se nota inquietud, expresividad, miedo. Todo resulta creíble a pesar de la extraña peripecia. Geraldine Page lidia exitosamente con un papel que tiene que conjugar la rectitud moral con un fuego interno que intenta disimular, siendo el resultado final una estupenda actuación. Las chicas de la escuela de señoritas, sin alardes, están bien escogidas en cuanto a casting, son pequeños arquetipo de bondad, ingenuidad, perversión; aunque dentro de todas ellas, en un momento dado, bulla un clima tenso y violento.

Guion: Basada en la novela de Thomas Cullinam, la historia filmada por Siegel en un mezcolanza entre épocas, tonos y peripecias un tanto fuera de lo normal. Tiene lugar durante la Guerra de Secesión, pero no se dice mucho sobre la contiendo; tampoco tiene que ver mucho con el western. Cuando parece que puede derivar en un drama romántico, “El Seductor” se oscurece hasta rayar casi con el terror. Se busca la claustrofobia como base principal de la inquietud, y la conversión de unas mujeres ingenuas en extrañas captoras del protagonista. Abundan las referencias más o menos implícitas al sexo, a la lascivia y a los efectos y peligros de la represión. Me recuerda un poco a “La Residencia” de Chicho Ibáñez Serrador. Tremendo final.

Factura Técnica: La intencionalidad de Siegel es la que acaba marcando la tónica general. Encuadres atípicos, buscar la expresividad con primeros planos, tenebrismo interior. EL trabajo no es tan clásico como en otros trabajos del director. Se suele decir que Siegel no domina del todo este registro y que en manos de otro director la película hubiera salido más natural. Discrepo, “El Seductor” libera a Siegel de su (magnífico, por cierto) clasicismo y le da la oportunidad de explorar nuevos palos. No hay nada que parezca forzado, imprudente o negligente en “El Seductor”.

ZONA SPOILER

-La película empieza fuerte con el beso que da John a la niña que lo rescata. Es el primer paso de un camino de perversión. Todo en plano del arte, claro. Es como mostrar el enrarecimiento de las relaciones humanas en situaciones extremas, incluso de supervivencia (como la guerra, en este caso)

-John es muy habilidoso en su trato con las alumnas y la directora. Su encanto personal, nacido del cálculo, tiene algo de innato, de instintivo. Es un papel que representa a la perfección. Lo que sigue después bascula entre las pasiones desatadas y la “planificación” de John.

-Las alumnas van cubriendo varios arquetipos. Está la joven de 17 años, fogosa y con las hormonas a punto de ebullición; la abnegada, obediente y (aunque se resista) enamoradiza; la niña, ingenua, pero no tan inocente en toda circunstancia…

-Hay, quizá, una censura implícita a la represión y a cierta educación autoritaria y conservadora. Las chicas no saben casi nada sobre las relaciones o la vida, están preservadas de todo lo mundano,  lo que hace que sus reacciones sean imprevisibles. Tanto para amar, como para infringir dolor o castigar.

-John no podía prever que los celos de las chicas iban a tener un componente tan dramático y, sobre todo, tan dañino para él. Elegir ir a la habitación de una de las alumnas en lugar de otra ocasiona el desencadenamiento de la catástrofe. También tenemos la sensación de que John, de algún modo, es castigado por su conducta (si bien recordemos que no deja de ser un prisionero de guerra)

-Una de las imputaciones más dolorosas que he visto en el cine.

-Sorprende la frialdad con la que deciden matar a John y cómo ejecutan el plan durante la cena con setas. La escena es magnífica y netamente tensa. Ojo a la conversación mientras amortajan a John. Lo que nos asusta de ella es que sea tan intrascendente, tan cotidiana. Sobre todo por la macabra tarea que están realiando.

Escena favorita

-Damas y caballeros, la cirugía de amputación de pierna de John es terror puro. Primero, por lo que tiene de disimulada venganza; segundo por la propia brutalidad de la situación (una rotura de pierna que, además está astillada; tercero. Siegel lo firma de tal modo de que no vemos (casi nada) pero lo sentimos todo. Impresiona.


No hay comentarios:

Publicar un comentario