Título Original: Abre los Ojos
Género: Thriller, Drama, Ciencia Ficción
Director: Alejandro Amenábar
Intérpretes: Eduardo Noriega, Penélope Cruz, Fele Martínez,
Chete Lera.
Nacionalidad: Española
Impresiones
Hay algo anómalo en “Abre los
Ojos” si atendemos a su nacionalidad. Varias de sus ideas son colindantes con
la ciencia ficción y tiene apuntes de thriller enrevesado en su vertiente
psicológica, hasta el punto de flirtear con el surrealismo. No; no ha sido un
caso frecuente en nuestro cine tal combinación.
De algún modo se puede incluir en
la corriente de la ciencia ficción de los años 90 sobre los mundos artificiales
y la naturaleza de la realidad. Ahí tenemos a “Días Extraños” (1995), “Dark
City” (1998), “Matrix” (1999), “Nivel 13” (1999) o “EXistenZ” (1999)… Toda esta
temática daba pie a especulaciones sobre nuestra relación con la realidad, la
alienación, o la elección entre lo cierto o la fantasía. Y es costumbre decir
que Alejandro Amenábar y Mateo Gil, para
escribir el guion, se inspiraron en “Ubik”, la novela de Philip K. Dick (si
bien, que yo sepa, nunca lo han admitido)
“Abre los Ojos” añade un elemento
más. El drama romántico. De hecho, casi el melodrama. También incorpora
referencias incluso al cuento de “La
Bella y la Bestia”. Este factor baña la película de un tono sentimental que,
afortunadamente, nunca supera los límites del empacho diabético.
“Abre los Ojos” es una película
ambiciosa en cuanto a trama y en cuanto a recursos narrativos. No teme meterse
en una historia compleja y desconcertante, donde a veces el espectador no hace
pie, y también en la que la forma tiene tanta importancia como el fondo. Existe
un ánimo audaz de sorprender al espectador, de ejercer trucos de
prestidigitador cuidadosamente elaborados, pero insertados de una forma que
resulte atractiva de ver y de seguir.
Es una película de una generación
joven (tanto en dirección como en el reparto), de veintitantos años, con
juventud, entusiasmo y ganas de impresionar. Y ello conlleva una serie de
virtudes y defectos. Por un lado la valentía, la frescura y el entusiasmo; por
otro algunos signos de inmadurez que indican que algunas situaciones podían
haber sido resultas de otra manera. Afortunadamente no hay muchos momentos
donde ocurre esto último. Para Amenábar “Abre los Ojos” es su película menos
lograda. Acaso, el realizador, vea el cine ahora de otra manera, pero debo
discrepar de su propio criterio. Tiene una serie de elementos que la hacer muy
particular y, a mis ojos, valiosa.
Se nos cuenta la historia de
César (Eduardo Noriega), un atractivo y adinerado joven que en su fiesta de
cumpleaños le levanta la chica a su mejor amigo, Pelayo (Fele Martínez). Esta
chica es Sofía (Penélope Cruz) y todo parece indicar que hay la química
suficiente entre ellos para iniciar una relación. No obstante Nuria (Najwa
Nimri), una antigua conquista de César, recoge a éste poco después en coche y
en lo que podría ser un ataque de celos y locura, estrella el vehículo en lo
que se convierte en un grave accidente de tráfico. Cuando se despierta del
accidente, César tiene el rostro horriblemente desfigurado. A partir de ahí
comienza un auténtico descenso a los infiernos que lo llevará a un mundo
ilógico y cada vez más alejado de la realidad. Nosotros nos enteraremos de la
historia mediante el relato que hacer César, a posteriori, a un psiquiatra
(Chete Lera) en un centro de salud mental donde está recluido.
Análisis
Dirección: Amenábar contaba con 25 años, pero sus aspiraciones
cinematográficas volaban bastante alto. “Abre los Ojos” conceptual y
narrativamente es una película de cierta ambición, que mezcla géneros y tonos,
y que no renuncia a anonadar y confundir al espectador. De todo ello Amenábar
sale airoso. La mezcla de géneros está amalgamada sin que queden muchos
resquicios y aunque en algún momento se acerca al fárrago, no transgrede
ninguna línea de comprensibilidad. Visualmente hay algunos momentos
destacables: la ya célebre escena en la Gran Vía, algunos momentos en la
discoteca o en la Torre Picasso…
Actuaciones: Sin lugar a dudas hay en el reparto nombre importantes
del cine español como Penélope Cruz o Eduardo Noriega. En general el reparto es
bastante cumplidor. Curiosamente mi actuación favorita pasa por ser la de Chete
Lera, en su papel de dedicado psiquiatra que poco a poco irá teniendo una
inesperada evolución. Penélope Cruz hace
un buen papel, sabiendo darle al papel de Sofía un fuerte encanto. Fele
Martínez está más controlado y sereno que en “Tesis” (1996), y eso se agradece;
si bien su personaje tiene todavía algo de inquieto. El peso de la película,
como puede suponerse, recae en su mayor parte en Eduardo Noriega que se adapta
bien al papel de Narciso devenido en Fantasma de la Ópera. Es una actuación, si
bien no particularmente brillante, sí meritoria y apropiada. Mencionar también
a Najwa Nimri, cuya faceta de hermetismo uno poco ido de la olla es aprovechada
perfectamente por Amenábar.
En general, salvo Chete Lera,
todos los protagonistas principales eran de una generación de veinteañeros que
desempeñaban el papel de prometedores intérpretes. La idea, la imagen, el
concepto, de jóvenes universitarios, inteligentes, y modernos de los noventa
supongo que está más o menos bien representando. En cualquier caso, en ese
ambiente se desenvuelve “Abre los Ojos”.
Guion: Vamos a dar por sentado que no hay inspiración en “Ubik” de
Philip K. Dick. Que una película española se interne en los senderos de la
ciencia ficción es ya motivo de aplauso y satisfacción. Aparte de las películas
que he mencionado arriba podría haber cierta similitud con “La Escalera de
Jacob” (1990), por aquello del salto entre géneros y la caída en los infiernos
del protagonista. Algunos conceptos son realmente atrevidos, y la dualidad y
confusión de realidades, a título personal, me parece una idea sugestiva. Tiene
algunos elementos un tanto juveniles, lo cual no tiene por qué ser un problema
significativo. Firman Alejandro Amenábar y Mateo Gil.
Factura Técnica: Es sumamente meritorio que una película
relacionada con la ciencia ficción se base más en las ideas que en los efectos
especiales. Más bien podríamos decir que es ciencia ficción sin aditivos
tecnológicos. Lo cual no quiere decir qué no tengo algunas imágenes realmente
poderosas. Algunas de ellas las hemos citado ya (Gran Vía, Torre Picasso, el
momento “bifronte” de la discoteca…) Amenábar se las apaña para dotar de un
ambiente irreal a “Abre los Ojos” sin recurrir a grandes fastos. Ojo al guiño
Hitchcock.
ZONA SPOILER
-La Gran Vía vacía sigue siendo
una imagen casi icónica del cine español, o al menos del cine español de la
época. Forma parte de un sueño, siendo el primer adelanto de la confusión de
realidades que llegará más adelante.
-El inicio parece el de un drama
juvenil, con jóvenes encantadores y guapos en misiones seductoras en fiestones
varios. Sin embargo todo deviene en un drama de mayor calado, un meteórico
descenso a los infiernos y finalmente un despegue (controlado) de la realidad.
-La banda sonora incluye
canciones interesantes. En la fiesta suena “El Detonador EMX3” de Chucho (cuyo
video musical incluía a su vez imágenes de la película). En la discoteca
“Rising Son” de Massive Attack que, por cierto, suena apropiadísima.
-Hablando de la discoteca.
¿Localizan el cameo de Alejandro Amenábar?
-El hecho de que el relato nos
provenga del propio César desde un manicomio/prisión en el que ha sido
encerrado por asesinato, nos hace estar tensos pensando en cuál habrá sido el
asesinato y cómo lo habrá hecho. Por supuesto a esto añadimos los hechos cada
más inexplicables que relata César.
-Una vez el relato de César
alcanza el momento presente quizá el mayor foco de tensión está en las extrañas
de los sueños de éste.
-El truco final, el giro
definitivo, es la criogenización, la construcción de un mundo ficticio. Es una
duda cartesiana sobre si el mundo circundante que nos rodea es real o bien una
ensoñación.
-Descubrir esto es más duro de lo
que parece. Significa que las dos personas más queridas por César (Sofía y
Pelayo) murieron hace muchísímo tiempo (y de paso todo el mundo que conocía).
Aunque lo de la criogenización sea cierto, César deberá enfrentarse a un mundo
extraño. Por mucho que la ciencia pueda resucitarle y darle un nuevo rostro, se
encontrará en un futuro probablemente ininteligible.
-Muy interesante el personaje de
Chete Lera. Parece que es una creación pura, un personaje sin correlato en la
vida real. Por eso, quizá, se resista de forma dramática a la explicación del
mundo ensoñado.
Escena favorita
-Puede que las haya más poderosas
visualmente, pero la escena de la discoteca en la que César se pone la máscara
al revés y, a contraluz, parece una especie de géminis, un ser bifronte, es
totalmente sugerente. Es la dualidad de César, la dualidad realidad/ficción,
realidad/sueño.
Buena reseña, mis felicitaciones y mi agradecimiento.
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