martes, 28 de mayo de 2019

Sola en la Oscuridad (1967)

Título Original: Wait Until Dark

Género: Thriller psicológico

Director: Terence Young

Intérpretes: Audrey Hepburn, Alan Arkin, Richard Crenna, Efrem Zimbalist Jr.

Nacionalidad: Británica.



Impresiones

“Sola en la Oscuridad” no se encuentra entre los trabajos más reputados de Audrey Hepburn y sin embargo yo diría que está a la altura de los mejores. En este caso pone su encanto y sus dotes actorales al servicio de un intenso thriller psicológico donde tendrá que tirar de toda su inteligencia y perspicacia para poder contarlo. Podríamos definir a esta película como un duelo de inteligencias. El ingenio y trapacería del mal contra la inteligencia y la voluntad del bien.


No es esperen unas localizaciones espectaculares o una acción trepidante. Sencillamente el  90% de la película se sitúa en un mismo interior y no hay persecuciones, disparos o nada remotamente espectacular. Y sin embargo “Sola en la Oscuridad” acaba siendo una experiencia intensa y agobiante, participando ligeramente del cine de terror. El secreto es la continua espada de Damocles que pende sobre una persona que parece el arquetipo de fragilidad e indefensión. Solo lo parece.



Una muñeca llena de droga acaba accidentalmente, tras un incidente en el aeropuerto de Nueva York, a la casa de un fotógrafo que regresa a su casa en el Greenwich Village. El fotógrafo desconoce el contenido de la muñeca y acaba extraviándola. Un día, en que él estará fuera de casa toda la jornada, unos criminales tratarán de recuperarla a toda costa. Sin embargo no han contado con la astucia de la mujer del fotógrafo, Susy Hendrix (Audrey Hepburn) que, aunque ciega, deberá hacer frente a sus maquinaciones poniendo incluso su vida en riesgo.



El suspenso en la historia irá creciendo hasta llegar a cotas muy intensas en las últimas partes del metraje. Conviene, eso sí, que llevemos con nosotros unas considerables reservas de suspensión de incredulidad en lugar de tratar de tapar todos los intersticios que pueda tener la trama. Curiosamente (o no tanto) aunque una de las características de “Sola en la Oscuridad” sea la supremacía de la inteligencia y la brillantez, como puede pasar en los thrillers más selectos, siempre hay situaciones o decisiones de guion que nos puedan parecer chocantes. Sin embargo es un peaje muy barato para lo que recibiremos en contraprestación: una historia absorbente que nos exigirá no despegarnos del sillón hasta el segundo final. Perfecta para pasar un buen “mal rato” junto con Audrey.



Análisis

Dirección: Terence Young es director de las primeras películas de James Bond y seguramente será recordado por eso. Sin embargo esta pequeña joya del thriller podría sin problemas su cima como director. De primeras es un hombre oficio, que conoce su trabajo y que traía los deberes hechos en cuanto a ritmo e intriga tras hacer las películas del agente 007. Puede que haya incluso un leve toque “a lo Hitchcock”. De cualquier forma se las apaña para que un thriller con unos escasos medios nos deje casi sin aliento. Ojo al tramo final y al progresivo descenso en el terror, contado de una forma magistral.

Actuaciones: La actuación descollante es la de Audrey Hepburn, perfecta en su papel de ciega. Hace gala de una expresividad capaza de transmitir no solo la emulación de la ceguera, sino también el brillo de la inteligencia y la sombra del miedo. Un recital que debe constar entre sus mejores trabajos. Tampoco está mal acompañado por un joven Alan Arkin en su papel de siniestro antagonista de Audrey (si bien es un personaje muy peculiar, un poco mortadeliano) Y Richard Crenna, el futuro coronel Trautman, cumple muy bien en su papel de esbirro “infiltrado”.

Guion: “Sola en la Oscuridad” se basa en una obra de teatro de Fredrick Knott, y esa característica se trasvasa eficazmente al celuloide. Efectivamente la teatralidad es una constante a lo largo de toda la película. La unidad de acción y tiempo se cumple casi rigurosamente; la vivienda de Audrey Herburn es prácticamente el único escenario y la acción transcurre en un tiempo casi real. Que la mayor parte de la película transcurra en interiores aporta un interesante toque de claustrofobia. El guion no carece de ingenio, más bien al contrario, si bien como decíamos antes algunas situaciones están algo forzadas. En cualquier caso estas “licencias” se utilizan astutamente para generar tensión.

Factura Técnica: En lo visual es francamente es sencilla y carente de alardes. Podemos poner en el haber el maravilloso uso de la oscuridad en varias de las escenas más intensas. Destaca la estupenda banda sonora de Henry Mancini, particularmente siniestra e inquietante; gracias a ella la sensación de amenaza es intensa y constante.

ZONA SPOILER

-Audrey Hepburn tarda en aparecer en escena. Los primeros personajes que conocemos son los villanos que, para más inri, se reúnen en la casa de Susy. Es decir, primero se va pergeñando la amenaza y luego la protagonista se sumerge en ella poco a poco.

-La astucia de Susy queda patente bastante pronto. Da la impresión de que conoce a su casa con más precisión que la gente que ve perfectamente. Como la ceguera se produjo por un accidente se vislumbra la amargura de Susy en su readaptación.

-El plan empleado por Roat (Alan Arkin) es de los más alambicado. Organiza un culebrón familiar que involucra al marido de Susy y monta un teatrillo con sus compinches, desfile de disfraces incluido. Es un poco forzar las leyes de la lógica pero dentro de sí encierra una sugerente sensación de ingenio. Todo resulta eficaz.

-La niña la verdad es que es de lo más echada p’adelante. Los padres la tendrán muy abandonada, pero el peligro parece emocionarla o divertirla casi como si fuera un juego.

-Las escenas finales que muestran el duelo entre Susy y Roat es propio de una película de terror. Cómo juega Terence Young con lo oscuridad, con la sugerencia de la amenaza y con el desasosiego del espectador.

Escena Favorita

-Hay un momento en que Susy, con ayuda de su vecina, y con su propio ingenio se da cuenta del engaño que está sufriendo. Todo a base de sonidos como los dos tonos de teléfono o le golpeo de las cañerías. Audrey se da cuenta, grita, y a partir de ahí la

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