Título Original: Wait Until Dark
Género: Thriller psicológico
Director: Terence Young
Intérpretes: Audrey Hepburn, Alan Arkin, Richard Crenna,
Efrem Zimbalist Jr.
Nacionalidad: Británica.
Impresiones
“Sola en la Oscuridad” no se
encuentra entre los trabajos más reputados de Audrey Hepburn y sin embargo yo
diría que está a la altura de los mejores. En este caso pone su encanto y sus
dotes actorales al servicio de un intenso thriller psicológico donde tendrá que
tirar de toda su inteligencia y perspicacia para poder contarlo. Podríamos
definir a esta película como un duelo de inteligencias. El ingenio y trapacería
del mal contra la inteligencia y la voluntad del bien.
No es esperen unas localizaciones
espectaculares o una acción trepidante. Sencillamente el 90% de la película se sitúa en un mismo
interior y no hay persecuciones, disparos o nada remotamente espectacular. Y
sin embargo “Sola en la Oscuridad” acaba siendo una experiencia intensa y
agobiante, participando ligeramente del cine de terror. El secreto es la
continua espada de Damocles que pende sobre una persona que parece el arquetipo
de fragilidad e indefensión. Solo lo parece.
Una muñeca llena de droga acaba
accidentalmente, tras un incidente en el aeropuerto de Nueva York, a la casa de
un fotógrafo que regresa a su casa en el Greenwich Village. El fotógrafo
desconoce el contenido de la muñeca y acaba extraviándola. Un día, en que él
estará fuera de casa toda la jornada, unos criminales tratarán de recuperarla a
toda costa. Sin embargo no han contado con la astucia de la mujer del
fotógrafo, Susy Hendrix (Audrey Hepburn) que, aunque ciega, deberá hacer frente
a sus maquinaciones poniendo incluso su vida en riesgo.
El suspenso en la historia irá
creciendo hasta llegar a cotas muy intensas en las últimas partes del metraje.
Conviene, eso sí, que llevemos con nosotros unas considerables reservas de
suspensión de incredulidad en lugar de tratar de tapar todos los intersticios
que pueda tener la trama. Curiosamente (o no tanto) aunque una de las características
de “Sola en la Oscuridad” sea la supremacía de la inteligencia y la brillantez,
como puede pasar en los thrillers más selectos, siempre hay situaciones o
decisiones de guion que nos puedan parecer chocantes. Sin embargo es un peaje
muy barato para lo que recibiremos en contraprestación: una historia absorbente
que nos exigirá no despegarnos del sillón hasta el segundo final. Perfecta para
pasar un buen “mal rato” junto con Audrey.
Análisis
Dirección: Terence Young es director de las primeras películas de
James Bond y seguramente será recordado por eso. Sin embargo esta pequeña joya
del thriller podría sin problemas su cima como director. De primeras es un
hombre oficio, que conoce su trabajo y que traía los deberes hechos en cuanto a
ritmo e intriga tras hacer las películas del agente 007. Puede que haya incluso
un leve toque “a lo Hitchcock”. De cualquier forma se las apaña para que un
thriller con unos escasos medios nos deje casi sin aliento. Ojo al tramo final
y al progresivo descenso en el terror, contado de una forma magistral.
Actuaciones: La actuación descollante es la de Audrey Hepburn,
perfecta en su papel de ciega. Hace gala de una expresividad capaza de
transmitir no solo la emulación de la ceguera, sino también el brillo de la
inteligencia y la sombra del miedo. Un recital que debe constar entre sus
mejores trabajos. Tampoco está mal acompañado por un joven Alan Arkin en su
papel de siniestro antagonista de Audrey (si bien es un personaje muy peculiar,
un poco mortadeliano) Y Richard Crenna, el futuro coronel Trautman, cumple muy
bien en su papel de esbirro “infiltrado”.
Guion: “Sola en la Oscuridad” se basa en una obra de teatro de
Fredrick Knott, y esa característica se trasvasa eficazmente al celuloide.
Efectivamente la teatralidad es una constante a lo largo de toda la película.
La unidad de acción y tiempo se cumple casi rigurosamente; la vivienda de
Audrey Herburn es prácticamente el único escenario y la acción transcurre en un
tiempo casi real. Que la mayor parte de la película transcurra en interiores
aporta un interesante toque de claustrofobia. El guion no carece de ingenio,
más bien al contrario, si bien como decíamos antes algunas situaciones están
algo forzadas. En cualquier caso estas “licencias” se utilizan astutamente para
generar tensión.
Factura Técnica: En lo visual es francamente es sencilla y carente
de alardes. Podemos poner en el haber el maravilloso uso de la oscuridad en
varias de las escenas más intensas. Destaca la estupenda banda sonora de Henry
Mancini, particularmente siniestra e inquietante; gracias a ella la sensación
de amenaza es intensa y constante.
ZONA SPOILER
-Audrey Hepburn tarda en aparecer
en escena. Los primeros personajes que conocemos son los villanos que, para más
inri, se reúnen en la casa de Susy. Es decir, primero se va pergeñando la
amenaza y luego la protagonista se sumerge en ella poco a poco.
-La astucia de Susy queda patente
bastante pronto. Da la impresión de que conoce a su casa con más precisión que
la gente que ve perfectamente. Como la ceguera se produjo por un accidente se
vislumbra la amargura de Susy en su readaptación.
-El plan empleado por Roat (Alan
Arkin) es de los más alambicado. Organiza un culebrón familiar que involucra al
marido de Susy y monta un teatrillo con sus compinches, desfile de disfraces
incluido. Es un poco forzar las leyes de la lógica pero dentro de sí encierra
una sugerente sensación de ingenio. Todo resulta eficaz.
-La niña la verdad es que es de
lo más echada p’adelante. Los padres la tendrán muy abandonada, pero el peligro
parece emocionarla o divertirla casi como si fuera un juego.
-Las escenas finales que muestran
el duelo entre Susy y Roat es propio de una película de terror. Cómo juega
Terence Young con lo oscuridad, con la sugerencia de la amenaza y con el
desasosiego del espectador.
Escena Favorita
-Hay un momento en que Susy, con ayuda de su vecina, y con su propio ingenio se da cuenta del engaño que está sufriendo. Todo a base de sonidos como los dos tonos de teléfono o le golpeo de las cañerías. Audrey se da cuenta, grita, y a partir de ahí la
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