martes, 7 de mayo de 2019

Ser o no Ser (1942)


Título Original: To Be or not to Be

Género: Comedia

Director: Ernst Lubitsch

Intérpretes: Jack Benny, Carole Lombard, Robert Stack, Stanley Ridges.

Nacionalidad: Estadounidense



Impresiones

Ahora que discutimos sobre chistes aparentemente perniciosos o que nos ofendemos por la supuesta banalización de ciertos temas solo por ser tratados con humor, conviene recordar a “Ser o no Ser”. No solamente por hacer humor sobre los nazis y su envite a Europa y al mundo, sino por la simultaneidad; “Ser o no Ser” se rueda mientras la II Guerra Mundial está en su apogeo y el mundo contiene la respiración. Eso sí que es humor con dos cojones. Satirizar a la escoria de la humanidad cuando no sabes si aún puede ganar y enseñorearse de la civilización.


“Ser o no Ser” empieza apostando fuerte desde el principio con una magistral secuencia inicial, que luego comentaremos en la zona spoiler, y después  no ceja en la ridiculización del mal absoluto. Cierto es que, desde hacía algún tiempo, Hollywood ya venía poniendo en el punto de mira al III Reich; las películas antinazis o, por denominarlas de algún modo “propagandísticas”, fueron numerosas. Ahí tenemos a “Casablanca” (1942), “Náufragos” (1944), “Los Verdugos También Mueren” (1943), “El Gran Dictador” (1940), “La Señora Miniver” (1942)…



Sin embargo comedias sobre este asunto no hubo tantas aparte de “Ser o no Ser”, la excepción podría ser “El Gran Dictador” e incluso ésta tiene numerosos posos de drama. El caso es que  Lubitsch salió victorioso del envite, “Ser o no Ser” es una vitriólica película sobre la mezquindad del nazismo, no hay banalización ninguna y además es un edificante entretenimiento de primera magnitud.



La trama nos sitúa en el verano de 1939 en Polonia, es decir a punto de comenzarse la catástrofe de la II Guerra Mundial. Una compañía teatral polaca sufre, como toda Varsovia, las penalidades de la invasión alemana. Sin embargo su implicación va a ser mayor de lo que la compañía podía esperar. Un devaneo amoroso de la actriz María Tura (Carole Lombard) con un aviador polaco hará que llegue a sus oídos el doble juego del Profesor Siletsky, presunto intelectual antinazi, que puede acabar con la resistencia polaca. La Compañía de Teatro de Jospeh Tura (Jack Benny)  -el marido de María Tura y actor principal de la compañía-  usará de sus mañas actorales para desbaratar el plan y, por añadidura, salvar sus propias vidas.

Evidentemente “Ser o no Ser” no ganó ninguna batalla ni evitó una masacre de proporciones inaguantables, pero entonces (y también ahora) proporcionó una vía de lucidez y sabiduría para humillar a la tiranía y hacernos ver, mediante una farsa, toda su podredumbre. Para eso también sirve el humor



Análisis

Dirección: Antes de nada ¿qué es el “Toque Lubitsch”? Es un humor consistente en sugerir más que en mostrar; en la construcción de un andamiaje argumental sofisticado, elegante, que encierra dentro de sí un gran arsenal de ironía. Es una definición proximal pero más o menos ilustrativa. Lubitsch empapa su humor de una sofisticación plena de doble que le servía, por ejemplo, para lidiar con la santurronería del Código Hays y otras hierbas. Además el ritmo de la película es óptimo; rápido pero sin perder el control, no hay segundo sobrante ni nada que no esté en su sitio. La comedia como un engranaje perfecto.

Actuaciones: Muy destacable es la actuación de Carole Lombard. Elegante, encantadora y carismática; cuando aparece en la pantalla se adueña totalmente de la película. Una de las pocas cosas tristes de “Ser o no Ser” es saber que murió poco después de rodar la película (ni siquiera pudo ver el estreno) debido a un accidente de aviación mientras se trasladaba a un evento para promocionar bonos de guerra. Nos queda como legado, entre otras cosas, su seductora actuación en ésta su última película. Jack Benny, por su parte, hace un estupendo trabajo en el papel de Joseph Tura. Su comicidad es contenida y sobria, pero guarda para sí algunos de los momentos más hilarantes. A destacar también los papeles de Robert Stack, actor de larga trayectoria en Hollywood,  como “amante” de María Tura y a Sig Ruman en el papel del Coronel Herhardt, personaje tronchante por lo histriónico y ridículo que puede resultar.

Guion: Tiene la encomiable virtud de ridiculizar el nazismo y ridiculizar los mecanismos de los nefastos totalitarismos. La comicidad se divide entre los gags propios de los problemas internos de la compañía de teatro y el vitriolo vertido sobre el nazismo en forma de algunos personajes como el Coronel Herhardt, ridículos pero genuinamente crueles. Me remite a lo dicho de “El Toque Lubitsch”, la película satiriza desde la sofisticación. No es una vomitona sin fundamento. Al margen de la predominancia humorística hay una trama de espionaje bien insertada y que no está mal tratada, tiene la suficiente entidad como para que no sea una parodia absoluta. La inteligencia y la lucidez de guion sobrepasa lo coyuntural de la época y aún podemos encontrar valiosas lecciones y reflexiones.

Factura Técnica: Sin alardes innecesarios la puesta en escena es elegante, con cuidados interiores propios de las comedias sofisticadas de la época. La mayor parte de la trama transcurre en estos interiores, aunque también hay eventualmente algunos exteriores que muestran la destrucción de Varsovia. La estupenda fotografía es obra de Rudolph Maté, que con posterioridad iniciaría una carrera propia como productor que incluye algunos títulos interesantes.

ZONA SPOILER

-La secuencia inicial, con lo que parece ser Hitler paseándose por Varsovia pero que en realidad es un actor de la compañía teatral, es de lo más llamativa. Y sin embargo ya nos deja caer la idea de su “hambre voraz” para devorar países. Si hoy es atrevido imagínense en 1942. La escena se remata con un niño reconociendo al actor. Puro Lubitsch

-Que ese actor de la compañía quiera interpretar a Shylock también tendrá su sentido. Recordemos que es el personaje judío de “El Mercader de Venecia” de Shakespeare con aquel monólogo de: “¿Si nos pinchan no sangramos…”

-El toque Lubitsch: sugerir un conato de infidelidad con el monólogo del “Ser o no Ser” de Shakespeare. Y que Jopeh Tura ande más despistado que un pato en un garaje al respecto también.

-El personaje del Coronel Ehrhardt es la base de la sátira nazi de la película. Es un tipo altisonante, ridículo, pero esencialmente cruel (en Inglaterra le llaman “Campo de Concentración” Ehrhardt)

-No es una película de “cine dentro del cine” sino de “teatro dentro del cine”. Casi toda la película es una charada de la compañía de teatral.

-Otra memorable parodia del nazismo: la de obedecer sin cuestionar ninguna orden. Joseph Tura disfrazado de Hitler ordena a dos nazis que se tiren del avión y ellos obedecen sin chistar.

Escena Favorita

-Siempre me hizo mucha gracia el momento en que Joseph Tura se disfraza del Profesor Siletsky y le encierran con el verdadero para que se desmorone. Tura hace un afeite de barba, Ehrhardt queda en ridículo y echa la culpa a … ¡Shultz!

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