Título Original: To Be or not to Be
Género: Comedia
Director: Ernst Lubitsch
Intérpretes: Jack Benny, Carole Lombard, Robert Stack,
Stanley Ridges.
Nacionalidad: Estadounidense
Impresiones
Ahora que discutimos sobre
chistes aparentemente perniciosos o que nos ofendemos por la supuesta
banalización de ciertos temas solo por ser tratados con humor, conviene
recordar a “Ser o no Ser”. No solamente por hacer humor sobre los nazis y su
envite a Europa y al mundo, sino por la simultaneidad; “Ser o no Ser” se rueda
mientras la II Guerra Mundial está en su apogeo y el mundo contiene la
respiración. Eso sí que es humor con dos cojones. Satirizar a la escoria de la
humanidad cuando no sabes si aún puede ganar y enseñorearse de la civilización.
“Ser o no Ser” empieza apostando
fuerte desde el principio con una magistral secuencia inicial, que luego
comentaremos en la zona spoiler, y después
no ceja en la ridiculización del mal absoluto. Cierto es que, desde
hacía algún tiempo, Hollywood ya venía poniendo en el punto de mira al III
Reich; las películas antinazis o, por denominarlas de algún modo
“propagandísticas”, fueron numerosas. Ahí tenemos a “Casablanca” (1942),
“Náufragos” (1944), “Los Verdugos También Mueren” (1943), “El Gran Dictador”
(1940), “La Señora Miniver” (1942)…
Sin embargo comedias sobre este
asunto no hubo tantas aparte de “Ser o no Ser”, la excepción podría ser “El
Gran Dictador” e incluso ésta tiene numerosos posos de drama. El caso es
que Lubitsch salió victorioso del
envite, “Ser o no Ser” es una vitriólica película sobre la mezquindad del
nazismo, no hay banalización ninguna y además es un edificante entretenimiento
de primera magnitud.
La trama nos sitúa en el verano
de 1939 en Polonia, es decir a punto de comenzarse la catástrofe de la II Guerra
Mundial. Una compañía teatral polaca sufre, como toda Varsovia, las penalidades
de la invasión alemana. Sin embargo su implicación va a ser mayor de lo que la
compañía podía esperar. Un devaneo amoroso de la actriz María Tura (Carole
Lombard) con un aviador polaco hará que llegue a sus oídos el doble juego del
Profesor Siletsky, presunto intelectual antinazi, que puede acabar con la
resistencia polaca. La Compañía de Teatro de Jospeh Tura (Jack Benny) -el marido de María Tura y actor principal de
la compañía- usará de sus mañas
actorales para desbaratar el plan y, por añadidura, salvar sus propias vidas.
Evidentemente “Ser o no Ser” no
ganó ninguna batalla ni evitó una masacre de proporciones inaguantables, pero
entonces (y también ahora) proporcionó una vía de lucidez y sabiduría para
humillar a la tiranía y hacernos ver, mediante una farsa, toda su podredumbre.
Para eso también sirve el humor
Análisis
Dirección: Antes de nada ¿qué es el “Toque Lubitsch”? Es un humor
consistente en sugerir más que en mostrar; en la construcción de un andamiaje
argumental sofisticado, elegante, que encierra dentro de sí un gran arsenal de
ironía. Es una definición proximal pero más o menos ilustrativa. Lubitsch
empapa su humor de una sofisticación plena de doble que le servía, por ejemplo,
para lidiar con la santurronería del Código Hays y otras hierbas. Además el
ritmo de la película es óptimo; rápido pero sin perder el control, no hay
segundo sobrante ni nada que no esté en su sitio. La comedia como un engranaje
perfecto.
Actuaciones: Muy destacable es la actuación de Carole Lombard. Elegante,
encantadora y carismática; cuando aparece en la pantalla se adueña totalmente
de la película. Una de las pocas cosas tristes de “Ser o no Ser” es saber que
murió poco después de rodar la película (ni siquiera pudo ver el estreno)
debido a un accidente de aviación mientras se trasladaba a un evento para
promocionar bonos de guerra. Nos queda como legado, entre otras cosas, su
seductora actuación en ésta su última película. Jack Benny, por su parte, hace
un estupendo trabajo en el papel de Joseph Tura. Su comicidad es contenida y
sobria, pero guarda para sí algunos de los momentos más hilarantes. A destacar
también los papeles de Robert Stack, actor de larga trayectoria en Hollywood, como “amante” de María Tura y a Sig Ruman en
el papel del Coronel Herhardt, personaje tronchante por lo histriónico y
ridículo que puede resultar.
Guion: Tiene la encomiable virtud de ridiculizar el nazismo y
ridiculizar los mecanismos de los nefastos totalitarismos. La comicidad se
divide entre los gags propios de los problemas internos de la compañía de
teatro y el vitriolo vertido sobre el nazismo en forma de algunos personajes
como el Coronel Herhardt, ridículos pero genuinamente crueles. Me remite a lo dicho
de “El Toque Lubitsch”, la película satiriza desde la sofisticación. No es una
vomitona sin fundamento. Al margen de la predominancia humorística hay una
trama de espionaje bien insertada y que no está mal tratada, tiene la
suficiente entidad como para que no sea una parodia absoluta. La inteligencia y
la lucidez de guion sobrepasa lo coyuntural de la época y aún podemos encontrar
valiosas lecciones y reflexiones.
Factura Técnica: Sin alardes innecesarios la puesta en escena es
elegante, con cuidados interiores propios de las comedias sofisticadas de la
época. La mayor parte de la trama transcurre en estos interiores, aunque
también hay eventualmente algunos exteriores que muestran la destrucción de
Varsovia. La estupenda fotografía es obra de Rudolph Maté, que con
posterioridad iniciaría una carrera propia como productor que incluye algunos
títulos interesantes.
ZONA SPOILER
-La secuencia inicial, con lo que
parece ser Hitler paseándose por Varsovia pero que en realidad es un actor de
la compañía teatral, es de lo más llamativa. Y sin embargo ya nos deja caer la
idea de su “hambre voraz” para devorar países. Si hoy es atrevido imagínense en
1942. La escena se remata con un niño reconociendo al actor. Puro Lubitsch
-Que ese actor de la compañía
quiera interpretar a Shylock también tendrá su sentido. Recordemos que es el
personaje judío de “El Mercader de Venecia” de Shakespeare con aquel monólogo
de: “¿Si nos pinchan no sangramos…”
-El toque Lubitsch: sugerir un
conato de infidelidad con el monólogo del “Ser o no Ser” de Shakespeare. Y que
Jopeh Tura ande más despistado que un pato en un garaje al respecto también.
-El personaje del Coronel Ehrhardt
es la base de la sátira nazi de la película. Es un tipo altisonante, ridículo,
pero esencialmente cruel (en Inglaterra le llaman “Campo de Concentración”
Ehrhardt)
-No es una película de “cine
dentro del cine” sino de “teatro dentro del cine”. Casi toda la película es una
charada de la compañía de teatral.
-Otra memorable parodia del nazismo:
la de obedecer sin cuestionar ninguna orden. Joseph Tura disfrazado de Hitler
ordena a dos nazis que se tiren del avión y ellos obedecen sin chistar.
Escena Favorita
-Siempre me hizo mucha gracia el
momento en que Joseph Tura se disfraza del Profesor Siletsky y le encierran con
el verdadero para que se desmorone. Tura hace un afeite de barba, Ehrhardt
queda en ridículo y echa la culpa a … ¡Shultz!
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