martes, 24 de marzo de 2020

La Gran Evasión (1963)


Título Original: The Great Scape

Género: Aventuras, Bélico.

Director: John Sturges

Intérpretes: Steve McQueen, Richard Attenborough, Charles Bronson, James Garner

Nacionalidad: Estadounidense



Impresiones

De esta película me gusta hasta el título. Principalmente por una cuestión que es una mezcla de coherencia y coincidencia. “La Gran Evasión” es un título representativo de la película a todos los niveles. Lo es desde el punto de vista argumental: no olvidemos que la película cuenta la planificación y ejecución (el resultado lo dejamos para la zona spoiler) de una fuga de presos de un campo de prisioneros nazi. En segundo lugar, estamos hablando de un arquetipo del “cine de evasión”, etiqueta ómnibus que se usa comúnmente con displicencia y ligereza. En nuestro caso concreto diremos que “La Gran Evasión” entretiene, no requiere ningún esfuerzo del espectador (salvo aguantar casi tres horas) y tiene sentido del espectáculo.



Hay que olvidar la concepción gafapasta del espectador penitente que debe aguantar todo tipo de filosóficas tribulaciones y zozobras de los sublime para conservarse en la gran orden aristocrática del cinéfilo. Hay un tiempo Godard y hay un tiempo para John Sturges. Las virtudes cinematográficas son evidentes: una excelente ambientación, personajes reconocibles e interesantes, dosificación de la intriga, gran filmación de las escenas de acción…

Es una de esas películas que parece que han estado hay desde siempre (hecho matemáticamente correcto para varias generaciones), que es un cine del de toda la vida, de sobremesas de sábado (cuando eran dignas, claro), de reposiciones nocturnas, de incontables horas de disfrute. Las películas son como los viejos amigos que, aunque no frecuentamos con asiduidad, pueden aparecer tras cualquier esquina, en cualquier calle. Yo no puedo recordar cuándo fue la primera vez que vi “La Gran Evasión”, pero recuerdo haberlo hecho en varios lugares y circunstancias. Como el espectador moderno cada vez es más dueño de sus destinos y de sus visionados, años ha, decidí comprarme el DVD para poder verla cuando me pete, que suele ser con cierta frecuencia.



Uno de los secretos de la película, creo, es que tantos los personajes, como los actores que lo interpretan se ganan nuestro cariño.  Repasemos: el encanto zumbón de Hilks (Steve McQueen), el arrojado rey del túnel Velinsky (Charles Bronson), el gran cerebro de Barlett (Richard Attenborough), el ejemplo de compañerismo entre en “el aviador” Henley (James Garner) y el falsificador Blythe (Donald Pleasance)… Todos funcionan como un comando perfectamente engrasado donde se mezclan todo tipo de temperamentos, habilidades y comportamientos. Lo que nos lleva a otro meollo. El magnífico reparto. A lo dicho añadan al habilidoso Sedgwick (James Coburn) y tendrán un auténtico dream team del cine americano de los años 60.

La película ha envejecido estupendamente y se conserva como un fresco ejemplo de intriga, aventuras, acción y cine bélico. A fin de cuentas, eso es lo que significa ser un clásico, seguir estando vigente con el paso de los años, resistir el envite de las nuevas modas. Entonces, sin duda,  “La Gran Evasión” es un gran clásico.

EL argumento es bien conocido, pero lo refrescamos. Un grupo de oficiales británicos y norteamericanos recluidos en un campo de prisiones nazi durante la II Guerra Mundial urden un plan para la fuga de trescientos prisioneros. El tamaño de la evasión es espectacular, pero además de conseguir la libertad, el objetivo colateral será que los alemanes retiren tropas del frente para perseguirlos. De este modo la evasión se convierte en otra forma de hacer la guerra.



Análisis

Dirección: Creo ya haber dicho en alguna crítica anterior que el concepto “artesano” está devaluado hasta niveles ridículos. John Sturges es un artesano, y sin embargo un cineasta enorme; a la altura de los puramente “autores”. En aquellos años John Sturges hizo algunos westerns memorables como “Duelo de Titanes” (1957), “El Último Tren de Gun Hill” (1959) o “Los Siete Magníficos” (1960). Pero se atrevió con intrigas raciales como “Conspiración de Silencio” (1955), aventuras con un tono más dramático como “El Viejo y el Mar” (1955) e incluso ciencia ficción como “Atrapados en el Espacio” (1969). ¿Dónde quiero ir a para con esto? En primer lugar, hablamos de un director bastante versátil. En segundo lugar, todas las películas de Sturges tienen un denominador común: ritmo, espectáculo, entretenimientos… pero todo bajo control. Se apaña para mantenernos pegados a la pantalla no solo con la loable máxima de aburrir, sino de hacerlo con fundamentos cinéfilos. Tanto los momentos de intriga como de acción están rodados magistralmente.

Intérpretes: Tal como decíamos, un reparto de lujo. Steve McQueen estaba en la cima de su encanto y carisma. En su chulería denota su procedencia; tan solo James Garner, Jud Taylor y él son de procedencia americana (los demás son de la Commonwealth). Donald Pleasance, aunque al principio nos resulta un poco estirado, a posteriori formará junto con James Garner uno dúo con algunos momentos realmente conmovedores. Richard Attenborough es el “cerebro”, el elaborador de planes, cerebral, inteligente y con una peculiar filosofía de vida (ver zona spoiler). Dos iconos de los géneros de acción, aventuras y bélico (o sea, de los moviditos) como James Coburn aportan robustez a la trama.
En general se trata de una película coral, donde la interacción e idiosincrasia de cada uno de ellos es fundamental. Como si dijéramos, es una película de personajes. Son como la tesela de un bonito mosaico. No hemos mencionado a más, pero hay una serie de personajes secundarios que también suman al total.

Guion: A veces se mira a “La Gran Evasión” con condescendencia porque no es retrato fiel de la vida en los campos de concentración de la II Guerra Mundial. Se aduce, entre otras cosas, que los prisioneros casi parecen estar más en un balneario que en un campo de prisioneros. De momento tengamos en cuenta que se trata de un campo de prisioneros donde los internados son militares, lo cual hace que el régimen de cautividad fuese distinto. Además, Von Luger, el jefe del campo, no parece tan afecto a Hitler como las despreciables SS (lo cual no quiere decir que sea un santo; desde luego que no lo es). En cualquier caso, el campo tampoco es precisamente un picnic, y alguno de los prisioneros notará la angustia de la reclusión de forma dramática. Aunque también hay que reconocer que la película no es ningún documental y es posible muchos aspectos se hayan blanqueado. En ese aspecto “Traidor en el Infierno” (1953) de Billy Wilder puede que sea más fidedigna.

En cualquier caso, no estamos hablando de un documental, con lo que las reglas que se aplican son las de la ficción. Una virtud de la historia es que nunca baja su nivel de interés durante las casi tres horas de duración. Para ello recurre a varios métodos: la meticulosidad del plan de evasión, la intriga de la ejecución, la relación entre los personajes. Se dosifica muy bien la existencia de picos y valles en cuanto a tensión se refiere. Es decir, en “La Gran Evasión” las subidas y bajas de intensidad se hacen grácilmente y con sutileza. El guion es un prodigio de amenidad, enganche y emoción.

Factura Técnica: El aspecto de la película es inmejorable. Las escenas que requieren más planificación y filigranas, o sea las de acción y ejecución del plan fuga, están rodadas primorosamente. Da igual que sean claustrofóbicas o electrizantes, que de las dos hay. Algunas imágenes, como la de Steve McQueen con la moto, forman parte del imaginario popular del cine clásico. Por si fuera poco, la banda sonora de Elmer Bernstein es de primera categoría, no solo el pegadizo tema principal, el acompañamiento musical es una parte esencial de “La Gran Evasión”. Como botón de muestra escuchen el siniestro tema que acompaña a la ejecución de la fuga.

ZONA SPOILER

-Barlett se hace ver pronto como el más idóneo para dirigir la fuga. Es el jefe de la Organización X, una especie de comando especialista en fugas. Sin duda es el que mayor capacidad de mando y organización tiene.

-La imagen de Hilts jugando con la pelota en la “nevera” (la celda de castigo) es una de las imágenes que perviven en la memoria colectiva de los cinéfilos. Hilts parece ser tan inteligente como Barlett, pero es anárquico e indisciplinado. Una de las tareas de Barlett será precisamente atraerle a la causa.

-No me negarán que elaboración del brebaje a base de patatas que destilan los americanos con motivo del 4 de Julio no es una imagen divertida.

-Que precede al hundimiento moral de Ives, que prácticamente se inmola al lanzarse contra la verja.

-Son conmovedores algunos ejemplos de compañerismo. Véase el caso de claustrofobia que sufre Velinsky (muy de repente) y cómo Dickes se ofrece a ir con él con perjuicios de su vida. Del mismo modo la ceguera de Blythe hará de que Hendley le acompañe en todo momento. Este segundo caso es más trágico. Son capturados y ejecutados por los alemanes cuando ya parece que iban a escapar en avión; es quizá la escena más triste de la película.

-La claustrofobia conseguida durante la huida por el túnel es digna de mención. Hay algo opresivo que hace que el espectador casi sufra la misma falta de aire que los protagonistas. Magistral muestra de suspense prolongado.

-Qué ironía que a Barlett y a Mac los pillen con el viejo truco de provocar una respuesta en inglés en lugar de alemán. Justo un truco que se supone que habían ensayado.

-Sedgwick, el tío, se va dando un paseo en bici, se enconde un tren, llega a Francia y con ayuda de la Resistencia (ojo a la escena) consigue llegar a… España. Junto con con Dykes y Velinski, que roban un bote y llegan hasta un mercante sueco, es el único que sobrevive.

-La persecución en moto con Hilts de protagonista es espectacular y, probablemente, una de las escenas que más se recuerda de la película. La acción está firmada de forma precisa y elegante.

Escena Favorita

-El fusilamiento de Barlett, Mac, Cavendish y otros. Todo forma parte de un engaño, parece que van de regreso hacia el campo de prisioneros. Hacen una parada para estirar las piernas y esparcirse un poco. Barlett hace una reflexión curiosa: planear la evasión durante meses y estar atento a toda la compleja casuística le ha hecho sentirse lleno. Llega a decir “que nunca había sido tan feliz en su vida”. Siempre encontré llamativa esa frase. ¿Alguien recluso en un campo nazi puede ser feliz? Quizá lo que Barlett nos quiere decir es que tenía un propósito noble y concreto en la vida y eso le infundía coraje y, extrañamente, ganas de vivir. Puede que sea mi escena favorita por esta llamativa afirmación y por el impacto del fusilamiento que sigue a continuación. Después de todo no era una parada para estirar las piernas.

La película, inspirada en hechos reales, está dedicada “a los cincuenta”. Esto es, a los 50 hombres que fueron asesinados en el trayecto de la fuga.




No hay comentarios:

Publicar un comentario