martes, 14 de enero de 2020

Tirad Sobre el Pianista (1960)


Título Original: Tirez Sur le Pianiste.

Género: Cine Negro, Drama.

Director: Francoise Truffaut.

Intérpretes: Charles Aznavour, Marie Dubois, Nicole Berger, Michèle Mercier.

Nacionalidad: Francesa.



Impresiones

La nouvelle vague es uno de esos movimientos que causan controversia, particularmente más entre el público que entre la crítica. Se trata de una forma de entender el cine que es el epítome del cine de autor, de la reinvención de la narrativa clásica, del espíritu posmoderno. Prácticamente toda la crítica, sobre todo la del tipo “Cahiers du Cinema” (por decir algo), está de acuerdo en el hecho de que fue un movimiento benéfico y de gran valor artístico. Para la gente de más pie, a veces, depende.




El cine francés, sea de la nouvelle vague o no, está reputado como denso, serio, autoral y algo aburrido. Por supuesto esto es un cliché. Dentro de la nouvelle vague, incluso, hay bastante heterogeneidad. Este grupo reune, grosso modo, a Truffaut, Godard, Resnais, Chabrol, Varda… Todos fueron partícipes de una revolución formal rupturista con los usos y costumbres del cine clásico. Cine que, por cierto, no despreciaban (recordemos la rendida admiración de Truffaut por Hitchcock) pero del que se servían de punto de partida para hacer algo radical y novedoso.

Truffaut siempre ha sido tenido como uno de los más “narrativos” del grupo, aproximándose a los gustos de los paladares más reacios a la experimentación más radical de Godard (p.ej). Sobre todo, lo irá siendo con el tiempo. “Tirad sobre el pianista” es la segunda película de Truffaut y se caracteriza por ser un homenaje al cine negro americano de los años 50, particularmente en el apartado de serie b. También añade toques de melodrama que ciertamente le serán muy propios durante toda su carrera.“Tirad Sobre el Pianista” nos cuenta la historia de Charlie Kohler (Charles Aznavour), un pianista que trabaja en pequeño café pero que en otra época fue un reputado concertista de repertorio clásico. 



Una noche llega al café el hermano de Charlie en apuros. Es perseguido por unos maleantes que quieren cobrarse una deuda por las bravas. A partir de aquí se iniciarán una serie de acontecimientos que nos llevarán a conocer el trágico pasado de Charlie y cómo era su vida cuando se llamaba Edouard Sadoyan. En las peripecias presentes se verá envuelta, inevitablemente,  Léna (Maire Dubois), camarera en el café donde trabaja Charlie, que además está enamorada de él.

Esta película tiene uno de los cuantos manierismos propios de la nouvelle vague y presenta estructuras y situaciones que pueden desconcertar al espectador que no esté muy habituado a e este estilo. A veces, por ejemplo, es divagante y tiene una narrativa muy abrupta. No obstante Truffaut se las apaña aunar un relato de gánsteres, la comedia negra y un trasfondo melancólico proveniente de una visión fatalista. Es una película breve pero efectiva, que en muchos aspectos se mantiene joven y sigue conservando la sensación de aire  fresco de (algunas) de las obras de la nouvelle vague. Para bien o para mal el cambió de década entre los 50 y los 60 sigue siendo uno de los momentos más influyentes de la historia del cine; en el caso concreto de esta película, por ejemplo, los Hermanos Coen han recibido una razonable influencia. No es una cinta que sea de asimilación particularmente difícil, pero que tampoco es del común. Como siempre, conviene tener las miras anchas y curiosidad creciente.



Análisis

Dirección: A los mandos de todo está Truffaut, señores. Un director de una cinefilia desbordante (no se crean que pasa siempre), que en su etapa temprana evidenciaba una brillante mezcla de personalidad y estilo. “Tirad Sobre el Pianista” es su segunda película, pero hay que tener en cuenta que su debut fue “Los 400 Golpes” (1959), probablemente una de las películas francesas más importante de la historia. En su segundo filme homenajea al cine negro de serie b americano de los años 50; es perceptible en la mezcla de ambientes turbios y tonos pulp, como mezclando sordidez y baratura. Truffaut da un ritmo ágil, con un característico tono improvisado que puede despistar, pero en ningún caso se hace plomizo. Vanguardista con el grado adecuado de clasicismo.

Intérpretes: No hay nada particularmente destacable, aunque se podría hablar de la adecuación de la actuación de Charles Aznavour con el personaje que representa; su mirada es seria, triste, fatalista. Por lo demás no hay ningún detalle digno de mención; Marie Dubois, en el mejor de los casos cumple.

Guion: En realidad es una subversión. Truffaut se dedica a coger rasgos definitorios del cine negro (que no falten los tíos taciturnos con sombrero y gabardina) y los desordena y transforma a su antojo. Los gánsteres, aunque letales, parecen simpáticos, torpes e incluso bonachones; la familia de Charles es un poco chunga, pero nuevamente no dan la catadura de gente del lumpen; los secuestros son una rareza de manual; hay insertos raros. En realidad, para durar apenas 80 minutos, hay una estimable cantidad de recursos. Acaso falte un componente de implicación emocional que sobrepase claramente la atención formal, pero aun así algo se vislumbra (es Truffaut). Más interesante que apasionante.

Factura Técnica: La escasez de medios obliga a que no estemos ante una obra que destaque por su vistosidad suntuosa; sin embargo, sabe explotar bien sus cartas. La atmósfera nocturna, sórdida e incómoda es adecuadísima para el parentesco con el cine negro. Hay decisiones audaces, como un importante uso del travelling y algunos cortes abruptos en el montaje que hace que a veces visualmente sea un poco discontinua. No se puede negar que en este aspecto, a pesar de los espartano de la puesta en escena, la película tiene personalidad.

ZONA SPOILER

-La primera persecución a pie de la película hace que enseguida nos situemos en lo que parece que va a ser una película canónica de cine negro; sin embargo, una delirante conversación con un transeúnte hace que empecemos a preguntarnos qué rayos estamos viendo. No pasa nada, nos acostumbraremos. Estos diálogos sin mucho que ver con la acción y en apariencia sin fundamento, que se pueden ver en algunas muestras de la nouvelle vague, surtirían gran influencia en Tarantino.

-La nouvelle vague tiene capacidad para atrapar el espíritu de una ciudad a pie de calle. Truffaut lo consigue con el ambiente un suburbial, un poco de bajos fondos. La cámara al hombro y alejarse de los estudios para rodar en la calle es lo que tiene.

-En cuanto al final, quién sabe si influyó en “Chinatown” (1974). Recuerden que en la película de Polanski (OJO SI NO LA HAN VISTO) Jack Nicholson volvía a perder a un segundo amor tras morir Faye Dunaway, que es más o menos lo que le pasa a Charles. Vayan ustedes a saber.

Escena favorita

La escena del suicidio de la primera mujer de Charles es bastante interesante. Truffaut nos resume una tragedia en apenas unos momentos: primero una infidelidad y luego un suicidio. Pero la concisión no obstruye el impacto dramático. Bien jugado.

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