Título Original: Thirteen Days
Género: Drama
Director: Roger Donaldson
Intérpretes: Kevin Costner, Bruce Greenwood, Steven Culp,
Dylan Baker
Nacionalidad: Estadounidense
Impresiones
Como periodo histórico la Guerra
Fría me suele causar bastante interés. Quiero creer que no es por el morbo de
la extinción mutua, contundentemente garantizada por toda suerte de cachivaches
nucleares, sino por ser uno de los momentos geopolíticos más interesantes (no
quiero decir edificante, ni positivo) de los últimos siglos. Aquí habla el
diletante, el aficionado, el (bastante) amateur; si alguien con una sólida
formación y mejores y más numerosos conocimientos lee esto, pido perdón por
adelantado por osar entrometerme en el interesante mundo de la política y la
historia. De seguro lo que diga será de trazo grueso e impreciso.
Dentro de la Guerra Fría, uno de
los pasajes más célebres es sin duda la crisis de los misiles. Recordemos que
en Octubre de 1962 un avión de vigilancia U-2 estadounidense obtiene imágenes
de cómo los soviéticos están instalando en Cuba armas nucleares lo
suficientemente eficientes como para llegar a EE.UU en cuestión de minutos.
Enseguida cunde el pánico entre todas las personas con algo de mando en plaza
en Washington. La película plantea dos tipos de personajes: los militares,
partidarios de lanzar un ataque preventivo a Cuba; lo políticos cercanos a
Kennedy, defensores de usar estrategias disuasorias que lleven unida una acción
armada.
La broma no tenía ninguna gracia.
Atacar a Cuba, ante de que los misiles estén operativos, obligaría a la URSS a contratacar en otro lugar del
mundo, probablemente Berlín, y a su vez este ataque sería contestado por EE.UU,
iniciándose una guerra catastrófica cuyo resultado final sería invariablemente
la extinción total. O sea todos a tomar por saco. Tengan además en cuenta que
diplomáticamente la situación era un poco sui generis, en ninguno momento hubo
comunicación por cauces directos entre las dos potencias (el teléfono rojo y
tal) con lo cual no se podía mantener un diálogo al respecto. Si acaso alguna
palabra con Gromyko, el ministro de Asuntos Exteriores soviético, que fueron
más bien vagas y dilatorias.
En realidad gran parte de “13
Días” es un tira y afloja entre los políticos benefactores de una salida suave
del conflicto, donde estarían John Fitzgerald Kennedy (Bruce Greenwood), su
hermano y Fiscal General de los EE.UU Bobby Kennedy (Steven Culp), el
Secretario de Defensa Robert McNamara (Dylan Baker) y el Asistente Especial de
Kennedy, Kenneth O’Donnell, y los militares partidarios de una salida militar.
Las circunstancias irán cambiando a favor de una u otra facción, no obstante
cada día que pasa es un punto a favor para los partidarios del ataque militar.
De momento Kennedy tiene que ceder un poco y autorizar una cuarentena, esto es,
un embargo a Cuba que servirá para rechazar cualquier barco que se acerque a la
isla. No se excluye el uso de la fuerza si algún barco se acerca a la
cuarentena y no depone su actitud.
A ver, estamos en 2019 y el mundo
(de momento) no se ha ido a hacer gárgaras, con lo que no es un spoiler que les
diga que no hubo conflicto nuclear. Sin embargo la resolución al detalle del
conflicto y el conocimiento de algunos de sus entresijos son muy interesantes.
Es posible que el argumente sea bastante proclive a la figura de Kennedy, que
siempre aparece como un hombre sensato, inteligente y razonable y que falte
cierto punto de vista de los rusos. No obstante, no es una americanada al uso;
varios altos cargos (sobre todo militares) quedan a la altura del betún, y no
todos los soviéticos que aparecen son taimados o sospechosos. Un ejemplo sería
el embajador Dobrynin, dibujado como un hombre de buen talante.
Sea como fuere el guion está
inspirado en el libro “The Kennedy Tapes” y se incluyen algunos elementos
desclasificados, aunque también numerosas licencias. Si gustan del cine
político procedan, y si no lo son procedan igualmente. La película puede
presumir de suscitar el interés, una vez dentro de la historia, incluso de los
no muy aficionados a la materia.
Análisis
Director: El australiano Roger Donaldson tiene una carrera pródiga
en éxitos de taquilla, aunque sin brillar demasiado en ningún aspecto. Ahí
tenemos “No Hay Salida” (1987), “Cocktail” (1988), “Species” (1995) o “Un
Pueblo Llamado Dante’s Peak” (1997). Personalmente creo que “13 Días” es su
obra más lograda. Aporta ritmo, intensidad, intensidad, rigor y sólidos
conocimiento de artesano talentoso. En ningún momento opaca la historia con
algún tipo de manierismo. “13 Días” es una película bien narrada y bien
dirigida. Un merecido notable.
Intérpretes: Uno podía pensar, viendo el reparto, que Kevin Costner
es el plato central de la obra alrededor del cual pivotan todos. Sí y no.
Digamos que ejerce de “robaplanos”, pero en realidad Kennedy es mucho Keneddy,
y el protagonismo recae sobre él. Es una buena actuación, en la que se trasluce
el peso del gobierno en circunstancias urgentes y vitales. La de Costner
vendría a representar el nexo entre la alta política y el miedo del hombre de a
pie; es el personaje más preocupado por su familia, y el que más temores parece
aunar. También Steven Culp en su papel del fiscal general, inteligente,
implacable y con un medido sentimiento de humanidad logra una buena recreación
de Bobby Kennedy.
Guion: Dosifica los acontecimiento de una manera implacable para
crear una notable sensación de suspense. Se trata de una película
histórico-política tratada como un thriller. Lo cual visto el resultado final constituye
un gran mérito pues todos conocemos como va a acabar la historia. En cuanto al
tono político si bien tiene un sesgo “americano”, los personajes peores parados
son los más ardientemente patriotas (o más bien los del patriotismo más burdo)
y los mejor tratados son Kennedy y su gente. Es posible que haya algo de
idealización; no se habla de los escarceos amorosos del presidente, de las
conexiones con la mafia (a través de Sam Giancana) o el asesinato de Ngo Dihn
Diem. Sin embargo eso no aplica aquí, toda vez que nos centramos en la Crisis
de los Misiles en particular. Los Treces Días que duró la crisis.
Factura Técnica: No se requieren grandes artificios, pero si hay
secuencias de cierto calado visual donde hay cazas y buques. Todo en su sitio.
Las diversas recreaciones de La Casa Blanca y sus dependencias también son
adecuadas.
ZONA SPOILER
-Las reuniones entre militares y
políticos marcan claramente los dos bandos. Los belicosos militares y los
ponderados políticos.
-El cerco de la cuarentena aporta
uno de los momentos más tensos. El peligro de un conflicto armado amenaza con
hacerse patente, real y visible.
-Modélica resulta la entrevista
entre Bobby Kennedy y el embajador Dobrynin. Dos personas jugándose el destino
del mundo. Ambos son honestos, ambos inteligentes y ambos están a punto de verse
impotentes de evitar la guerra. Todo el preludio a la entrevista, con el
traslado en coche y el humo indicando la quema de documentos consigue una
atmósfera magnífica.
-La parte “sentimental” la pone
Kevin Costner, contento de poder continuar su vida y valorando la vida que
llevaba. “Cada día que amanece dice algo de nosotros”.
Escena favorita
-Me quedo con la susodicha
entrevista. El clímax es tensísimo, la utilización de los silencios es
genialmente elocuente, la espera en la antesala de un fatalismo total. Un
selecto momento de intriga.
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