Título Original: In a Lonely Place
Género: Cine Negro, Thriller
Director: Nicholas Ray
Intérpretes: Humphrey Bogart, Gloria Grahame, Fran Lovejoy,
Carl Benton Reid
Nacionalidad: Estadounidense
Impresiones
El cine negro es el género donde
más a sus anchas campan el cinismo y la rudeza de espíritu. Dentro del cine
negro “En un Lugar Solitario” está bien alta en ese ránking crudo y cínico,
hasta tal punto que puede que posea la interpretación más compleja e incómoda
de Humphrey Bogart. Es más o menos clásico su papel de tipo duro que en el
fondo tiene buen corazón y de algún modo acaba redimiéndose. Sin embargo en
esta película Bogart se mete en la piel de un personaje con las aristas muy
afiladas.
En concreto encarna a Dixon (Dix para los amigos) Steele, un iracundo
guionista con propensión a la violencia que hace años que no escribe nada
destacable. Tiene amigos que le aprecian, pero ni siquiera ellos están a salvo
de librarse de algún frenesí tormentoso de Dix.
Otro elemento incombustible del
cine negro es la fatalidad; un destino adverso que arremete contra el
protagonista impidiéndole la redención o, ya puestos, salvar el pellejo. A Dix
no se puede decir que le vayan muy bien las cosas, ya hemos dicho que en su
trabajo no destaca últimamente. Sin embargo las cosas pueden ir a peor. A Dix
le encargan la adaptación de una novela que no ha leído, ni piensa leer.
Por
una fatal casualidad se entera de que la chica encargada del guardarropa del
local que frecuenta sí que ha leído la novela. De modo, Dix tiene la
extravagante idea de invitar a la esta chica a su casa para que le haga un
resumen. Vaya usted a saber las intenciones que albergaba la petición, pero lo
cierto es que la chic acude a la casa de Dix y no pasa absolutamente nada. La
chica abandona la casa y Dix se hecha a dormir. A unas horas intempestivas la
policía acude a la casa del guionista para comunicarle la muerte de Mildred
Atkinson, que así se llamaba la chica del guardarropa.
Esto causa unos evidentes
problemas a Dix, pues pasa a ser uno de los posibles sospechosos. Sin embargo
un testigo hablará en su favor, su vecina Laurel Gray. Entre Dix y Laurel
comienza una relación amorosa que no tardará en verse en peligro, de nuevo por
la fatalidad. Con el punto de partida del cine negro Nicholas Ray aprovecha
para hablarnos de personajes heridos por la soledad, de redenciones improbables
y de negrura más existencial que criminal.
Cabe decir que ese mismo año se
estrenó “El Crepúsculo de los Dioses” de Billy Wilder, donde el protagonista es
también un guionista. Si además añadimos películas con algunas concomitancias
similares como “Eva al Desnudo” (1950) o “Cautivos del Mal” (1952), también
estrenadas por lo tanto en aquellos años, veremos que no se tiene un concepto
muy ponderado y tranquilizador de lo que rodea a la actuación o a la fama. En
cualquier caso, el ambiente agobiante, negro y rudamente romántico de “En un
Lugar Solitario” es personalísimo y difícilmente parangonable. Sigue
significando un estupenda experiencia cinematográfica.
Análisis
Dirección: Nicholas Ray está reputado como uno de los “autores”
(término impreciso, vago y arbitrario), de aquellos que querían superar la
visión de los estudios. Los niños terribles de los “Cahiers du Cinéma” reivindicaron
frecuentemente su cine. Con sus conflictos, sus contradicciones y su forma de
entender el cine supo mantener una interesante carrera, sin duda digna de
atención. Ciertamente “En un Lugar Solitario” es una visión muy personal de
cine negro, donde al final el trasfondo criminal no es tan importante como la
investigación dentro de la psique de los propios personajes. Ray elige el tono
de drama psicológico donde el armazón los constituyen los fantasmas de los
protagonistas, particularmente los de Dix. “En un Lugar Solitario” está estupendamente narrado, y tiene sentido de la
atmósfera y la intriga.
Intérpretes: Humphrey Bogart da un auténtico recital. Si están
acostumbrados al antihéroe que finalmente encuentra una luz de idealismo o de
bondad en su interior, quítenselo de la cabeza; esta es una de sus
interpretaciones más intensas y complejas. Salvando las distancias estilísticas
está más cerca de “El Tesoro de Sierra Madre” (1948), que de “Casablanca”
(1942). Olivia Grahame hace de otro personaje con una sombra a su alrededor,
pero de una manera distinta. Es también un ser condenado a la soledad, y que
tras su cínicas palabras y ciertas actitudes de femme fatale hay unas grietas
difíciles de llenar. El trabajo de Grahame es magnífico, supone un desempeño
talentoso y seductor. También podemos destacar la labor de Frank Lovejoy, uno
de los secundarios clásicos de los 40 y los 50 ne Hollywood, interpretando al
amigo policía de Dix, y la de Art Smith interpretando a su vez a Mel Lippman
(el representante de Dix). Por cierto la productora de la película es Santana
Productions, fundada por Humphrey Bogart.
Guion: Inspirado en una novela de Dorothy B. Hughes y reescrito por
Andrew P. Solt. Como decíamos anteriormente la trama criminal es más un
accesorio, una excusa para hablarnos del torturado mundo de Dix y del tampoco
fácil mundo de Laurel. Finalmente es una historia de soledad, rabia e
inadaptación. Tiene un toque viciado que la hace inquietante y la deriva que
toma la película no es del todo la que esperamos. En ciertos aspectos comparte
algún parecido con “Sospecha” (1941) de Alfred Hitchcock. Mención aparte
merecen los diálogos. Toda la mordacidad y la inteligente verborrea del mejor
cine negro se encuentra aquí en su plenitud; hay pocas líneas de diálogo que no
sea oro puro. Dentro del género y la época solo encuentro rival en el “Sueño
Eterno” (1946) de Howard Hawks.
Factura Técnica: Turbia y elegante, bajo la sofisticación oscura y
estilizada se esconden las vidas torturadas de Dix y Laurel. Algo de
expresionismo, como todo en buen noir de la época, pero en menor medido que
otros títulos; sin embargo sensación de agobio, de perturbación conecta con
esta fotografía. Sin demasiadas localizaciones, el aprovechamiento el máximo.
ZONA SPOILER
-O como presentar sucintamente a
un personaje en el primer minuto inmediatamente después de los créditos. Véase
la discusión que tiene en el semáforo con otro conductor.
-Se hace mucho referencia a cómo
era Dix “antes de la guerra”, empezando por la su exitosa carrera ya en decadencia.
Suponemos que la II Guerra Mundial hubo de tener un gran impacto en el
guionista. Por Brub, su amigo policía, sabemos que combatió en ella y que tuvo
hombres bajo su mando. Incluso le apreciaban.
-La desidia y la desfachatez de
Dix es evidente. No hay más que ver el hecho de que se lleve a una chica del
guardarropa a casa para que le resuma una novela. Independientemente de las
intenciones que pudiese tener Dix la velada acaba pacífica pero poco
caballerosamente (no la lleva a casa, le da dinero para un taxi)
-Del enamoramiento de Dix y
Laurel, al inicio poco se nos cuenta. Sabemos que a ella le gusta la cara de él,
testifica a su favor, y poco más. Lo demás es pura elipsis, de repente nos los
encontramos viviendo en pareja y con Dix volcado en su trabajo. Es como si le fuera
casi imposible imaginarnos a su personaje iniciando un romance. No está mal
hecho, no hace falta contarlo todo (cosa que a veces se olvida en el cine
moderno).
-La frontera, el paso decisivo
que afronta la película es el comentario de Laurel en la playa por el cual se
entera de que él sigue siendo sospechoso de la muerte de Mildred. Laurel, además,
ha sido llamada a la comisaría y no se lo ha dicho a él. El lado oscuro de Dix
vuelve a parecer con un vigor inusitado. La escena de la conducción casi
suicida posterior y la tremenda agresión de Dix a otro conductor es una de las
escenas más recordadas de la película. Además en ese momento Laurel se da
cuenta de que quizá Dix sí que mató a Laurel y comienza a sentir terror.
-Suenan planes de boda de boda,
pero la tensión que siente Laurel es tremenda pues tiene serias dudas de Dix.
En esta parte la tensión está magistralmente conseguida. La escena en que Dix
parte las gafas a si representante es de una aspereza electrizante.
-Inicialmente Dix iba a matar a
Laurel, pero Nicholas Ray decidió grabar (casi a escondidas) el final que
realmente se estrenó. Dix es inocente, pero su talante violento y la
desconfianza de Laurel hacen imposible su amor. La redención de Dix es
imposible, la tristeza de Laurel insondable. Es difícil ver en el cine clásico
un final tan cercano al existencialismo.
Escena favorita
-La cena en la que Dix muestra a
Brub y a su mujer cómo hubiera cometido el asesinato es de un magnetismo
importante. De hecho el policía se queda casi literalmente hipnotizado hasta
hacer daño a su esposa. De una forma tan sutil y aparentemente inofensiva se nos
comunica que Dix podría ser el asesino.
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