martes, 3 de diciembre de 2019

En un Lugar Solitario (1950)


Título Original: In a Lonely Place

Género: Cine Negro, Thriller

Director: Nicholas Ray

Intérpretes: Humphrey Bogart, Gloria Grahame, Fran Lovejoy, Carl Benton Reid

Nacionalidad: Estadounidense



Impresiones

El cine negro es el género donde más a sus anchas campan el cinismo y la rudeza de espíritu. Dentro del cine negro “En un Lugar Solitario” está bien alta en ese ránking crudo y cínico, hasta tal punto que puede que posea la interpretación más compleja e incómoda de Humphrey Bogart. Es más o menos clásico su papel de tipo duro que en el fondo tiene buen corazón y de algún modo acaba redimiéndose. Sin embargo en esta película Bogart se mete en la piel de un personaje con las aristas muy afiladas. 




En concreto encarna a Dixon (Dix para los amigos) Steele, un iracundo guionista con propensión a la violencia que hace años que no escribe nada destacable. Tiene amigos que le aprecian, pero ni siquiera ellos están a salvo de librarse de algún frenesí tormentoso de Dix.

Otro elemento incombustible del cine negro es la fatalidad; un destino adverso que arremete contra el protagonista impidiéndole la redención o, ya puestos, salvar el pellejo. A Dix no se puede decir que le vayan muy bien las cosas, ya hemos dicho que en su trabajo no destaca últimamente. Sin embargo las cosas pueden ir a peor. A Dix le encargan la adaptación de una novela que no ha leído, ni piensa leer. 

Por una fatal casualidad se entera de que la chica encargada del guardarropa del local que frecuenta sí que ha leído la novela. De modo, Dix tiene la extravagante idea de invitar a la esta chica a su casa para que le haga un resumen. Vaya usted a saber las intenciones que albergaba la petición, pero lo cierto es que la chic acude a la casa de Dix y no pasa absolutamente nada. La chica abandona la casa y Dix se hecha a dormir. A unas horas intempestivas la policía acude a la casa del guionista para comunicarle la muerte de Mildred Atkinson, que así se llamaba la chica del guardarropa.



Esto causa unos evidentes problemas a Dix, pues pasa a ser uno de los posibles sospechosos. Sin embargo un testigo hablará en su favor, su vecina Laurel Gray. Entre Dix y Laurel comienza una relación amorosa que no tardará en verse en peligro, de nuevo por la fatalidad. Con el punto de partida del cine negro Nicholas Ray aprovecha para hablarnos de personajes heridos por la soledad, de redenciones improbables y de negrura más existencial que criminal.

Cabe decir que ese mismo año se estrenó “El Crepúsculo de los Dioses” de Billy Wilder, donde el protagonista es también un guionista. Si además añadimos películas con algunas concomitancias similares como “Eva al Desnudo” (1950) o “Cautivos del Mal” (1952), también estrenadas por lo tanto en aquellos años, veremos que no se tiene un concepto muy ponderado y tranquilizador de lo que rodea a la actuación o a la fama. En cualquier caso, el ambiente agobiante, negro y rudamente romántico de “En un Lugar Solitario” es personalísimo y difícilmente parangonable. Sigue significando un estupenda experiencia cinematográfica.



Análisis

Dirección: Nicholas Ray está reputado como uno de los “autores” (término impreciso, vago y arbitrario), de aquellos que querían superar la visión de los estudios. Los niños terribles de los “Cahiers du Cinéma” reivindicaron frecuentemente su cine. Con sus conflictos, sus contradicciones y su forma de entender el cine supo mantener una interesante carrera, sin duda digna de atención. Ciertamente “En un Lugar Solitario” es una visión muy personal de cine negro, donde al final el trasfondo criminal no es tan importante como la investigación dentro de la psique de los propios personajes. Ray elige el tono de drama psicológico donde el armazón los constituyen los fantasmas de los protagonistas, particularmente los de Dix. “En un Lugar Solitario” está  estupendamente narrado, y tiene sentido de la atmósfera y la intriga.

Intérpretes: Humphrey Bogart da un auténtico recital. Si están acostumbrados al antihéroe que finalmente encuentra una luz de idealismo o de bondad en su interior, quítenselo de la cabeza; esta es una de sus interpretaciones más intensas y complejas. Salvando las distancias estilísticas está más cerca de “El Tesoro de Sierra Madre” (1948), que de “Casablanca” (1942). Olivia Grahame hace de otro personaje con una sombra a su alrededor, pero de una manera distinta. Es también un ser condenado a la soledad, y que tras su cínicas palabras y ciertas actitudes de femme fatale hay unas grietas difíciles de llenar. El trabajo de Grahame es magnífico, supone un desempeño talentoso y seductor. También podemos destacar la labor de Frank Lovejoy, uno de los secundarios clásicos de los 40 y los 50 ne Hollywood, interpretando al amigo policía de Dix, y la de Art Smith interpretando a su vez a Mel Lippman (el representante de Dix). Por cierto la productora de la película es Santana Productions, fundada por Humphrey Bogart.

Guion: Inspirado en una novela de Dorothy B. Hughes y reescrito por Andrew P. Solt. Como decíamos anteriormente la trama criminal es más un accesorio, una excusa para hablarnos del torturado mundo de Dix y del tampoco fácil mundo de Laurel. Finalmente es una historia de soledad, rabia e inadaptación. Tiene un toque viciado que la hace inquietante y la deriva que toma la película no es del todo la que esperamos. En ciertos aspectos comparte algún parecido con “Sospecha” (1941) de Alfred Hitchcock. Mención aparte merecen los diálogos. Toda la mordacidad y la inteligente verborrea del mejor cine negro se encuentra aquí en su plenitud; hay pocas líneas de diálogo que no sea oro puro. Dentro del género y la época solo encuentro rival en el “Sueño Eterno” (1946) de Howard Hawks.

Factura Técnica: Turbia y elegante, bajo la sofisticación oscura y estilizada se esconden las vidas torturadas de Dix y Laurel. Algo de expresionismo, como todo en buen noir de la época, pero en menor medido que otros títulos; sin embargo sensación de agobio, de perturbación conecta con esta fotografía. Sin demasiadas localizaciones, el aprovechamiento el máximo.

ZONA SPOILER

-O como presentar sucintamente a un personaje en el primer minuto inmediatamente después de los créditos. Véase la discusión que tiene en el semáforo con otro conductor.

-Se hace mucho referencia a cómo era Dix “antes de la guerra”, empezando por la su exitosa carrera ya en decadencia. Suponemos que la II Guerra Mundial hubo de tener un gran impacto en el guionista. Por Brub, su amigo policía, sabemos que combatió en ella y que tuvo hombres bajo su mando. Incluso le apreciaban.

-La desidia y la desfachatez de Dix es evidente. No hay más que ver el hecho de que se lleve a una chica del guardarropa a casa para que le resuma una novela. Independientemente de las intenciones que pudiese tener Dix la velada acaba pacífica pero poco caballerosamente (no la lleva a casa, le da dinero para un taxi)

-Del enamoramiento de Dix y Laurel, al inicio poco se nos cuenta. Sabemos que a ella le gusta la cara de él, testifica a su favor, y poco más. Lo demás es pura elipsis, de repente nos los encontramos viviendo en pareja y con Dix volcado en su trabajo. Es como si le fuera casi imposible imaginarnos a su personaje iniciando un romance. No está mal hecho, no hace falta contarlo todo (cosa que a veces se olvida en el cine moderno).

-La frontera, el paso decisivo que afronta la película es el comentario de Laurel en la playa por el cual se entera de que él sigue siendo sospechoso de la muerte de Mildred. Laurel, además, ha sido llamada a la comisaría y no se lo ha dicho a él. El lado oscuro de Dix vuelve a parecer con un vigor inusitado. La escena de la conducción casi suicida posterior y la tremenda agresión de Dix a otro conductor es una de las escenas más recordadas de la película. Además en ese momento Laurel se da cuenta de que quizá Dix sí que mató a Laurel y comienza a sentir terror.

-Suenan planes de boda de boda, pero la tensión que siente Laurel es tremenda pues tiene serias dudas de Dix. En esta parte la tensión está magistralmente conseguida. La escena en que Dix parte las gafas a si representante es de una aspereza electrizante.

-Inicialmente Dix iba a matar a Laurel, pero Nicholas Ray decidió grabar (casi a escondidas) el final que realmente se estrenó. Dix es inocente, pero su talante violento y la desconfianza de Laurel hacen imposible su amor. La redención de Dix es imposible, la tristeza de Laurel insondable. Es difícil ver en el cine clásico un final tan cercano al existencialismo.

Escena favorita

-La cena en la que Dix muestra a Brub y a su mujer cómo hubiera cometido el asesinato es de un magnetismo importante. De hecho el policía se queda casi literalmente hipnotizado hasta hacer daño a su esposa. De una forma tan sutil y aparentemente inofensiva se nos comunica que Dix podría ser el asesino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario